La Corte Suprema autoriza a Trump a devolver el control educativo a los estados

La Corte Suprema de Estados Unidos otorgó esta semana una importante victoria al presidente Donald Trump y a su administración al permitir que avance el proceso para devolver funciones clave del Departamento de Educación a los estados.
En un mensaje difundido en redes sociales, Trump celebró la decisión como un triunfo para padres y estudiantes de todo el país. «La Corte Suprema de Estados Unidos ha dado una gran victoria a los padres y estudiantes al declarar que la administración Trump puede proceder a devolver las funciones del Departamento de Educación a los estados», escribió el mandatario. Además, agregó: «Con esta GRAN decisión, nuestra Secretaria de Educación, Linda McMahon, puede comenzar este proceso tan importante. Vamos a devolver el poder al pueblo».
La decisión de la Corte, adoptada a través de una orden breve y sin firma, dejó sin efecto el fallo de un juez federal que había bloqueado la reestructuración del departamento y ordenado la reincorporación de unos 1.400 empleados que habían sido despedidos. Aunque la batalla legal continúa en tribunales inferiores, este paso allana el camino para que la administración avance con su plan.
El Departamento de Educación, creado en 1979, se encarga actualmente de administrar préstamos estudiantiles, supervisar el rendimiento académico y garantizar el cumplimiento de los derechos civiles en el ámbito escolar, entre otras funciones. Sin embargo, por ley federal, el control sobre la enseñanza, los planes de estudio y el personal docente recae en los gobiernos estatales y locales, que financian más del 85 % de la educación pública.
Los críticos republicanos han considerado al Departamento de Educación como un ejemplo de burocracia excesiva, argumentando que su existencia debilita la autonomía de los estados y contribuye a un gobierno federal más grande. En línea con esta visión, en marzo pasado Trump pidió oficialmente el cierre del departamento como parte de una promesa electoral dirigida a sectores conservadores.
Aunque su eliminación total requeriría la aprobación del Congreso, la secretaria McMahon anunció un plan para reducir significativamente la plantilla del departamento, dejando su tamaño a casi la mitad de lo que era cuando Trump asumió en enero.
Por su parte, un grupo de 21 fiscales generales demócratas, distritos escolares y sindicatos advirtieron que la reducción del departamento podría afectar su capacidad para cumplir funciones esenciales, como el apoyo a estudiantes con discapacidades y la distribución de fondos federales a distritos con mayores necesidades.
A pesar de estas críticas, el presidente reafirmó su convicción de que este cambio permitirá que «los estudiantes estadounidenses sean los mejores, los más brillantes y los más educados en cualquier lugar del mundo», según expresó en su mensaje.
Con esta decisión, Trump refuerza su apuesta por un modelo educativo con mayor control local, en el que cada estado pueda definir sus prioridades y políticas sin una supervisión federal centralizada.