Estados Unidos prohibirá tecnología china y rusa en vehículos: «Los riesgos son demasiado grandes para ignorarlos”

En una medida radical destinada a salvaguardar la seguridad nacional, Estados Unidos propuso prohibir el uso de tecnología china y rusa en la fabricación de vehículos, incluidos automóviles, camiones y autobuses.

La decisión, anunciada por el Departamento de Comercio de Estados Unidos el 23 de septiembre, responde a la creciente preocupación por el software de fabricación extranjera.

El gobierno argumentó que cuando se utilice en vehículos conectados y autónomos, esta tecnología podría ser manipulada para comprometer la seguridad en las carreteras estadounidenses e incluso obtener acceso a datos confidenciales de ciudadanos estadounidenses.

Los riesgos son simplemente “demasiado grandes para ignorarlos”, dijo la secretaria de Comercio, Gina Raimondo.

“Los autos de hoy tienen cámaras, micrófonos, rastreo GPS y otras tecnologías conectadas a internet”, dijo Raimondo, al tiempo que destacó el potencial de explotación de estas características.

“En situaciones extremas, un adversario extranjero podría apagar o tomar el control de todos sus vehículos que operan en Estados Unidos, todos al mismo tiempo, causando choques o bloqueando carreteras”, agregó.

Salvaguardar la industria manufacturera estadounidense

La regulación propuesta afectará el uso de softwares chinos y rusos a partir del modelo del año 2027, y las restricciones de hardware se aplicarán tres años después.

El cronograma está diseñado para dar a los fabricantes de automóviles tiempo suficiente para adaptar sus cadenas de suministro y eliminar cualquier dependencia de la tecnología extranjera, explicó Raimondo. Sin embargo, reconoció que el cambio no es una hazaña menor, ya que la industria automotriz es conocida por sus cadenas de suministro complejas y globalizadas.

John Bozzella, presidente de la Alianza para la Innovación Automotriz, describió los desafíos que presenta la prohibición. “No se puede simplemente accionar un interruptor y cambiar de la noche a la mañana la cadena de suministro más compleja del mundo”, declaró, y señaló que si bien actualmente hay “muy poca tecnología, hardware o software en la cadena de suministro de vehículos conectados que ingresa a los EE. UU. desde China”, algunas empresas sin duda necesitarán conseguir nuevos proveedores para cumplir con la norma propuesta.

Bozzella elogió el plazo previsto por la norma, pero advirtió que “puede ser demasiado breve para otros”.

El ejecutivo también enfatizó que la transición requerirá ajustes significativos en toda la industria automotriz, en particular para las empresas con vínculos profundos con los proveedores existentes.

Riesgos de ciberseguridad

Raimondo puntualizó que el problema en cuestión gira en torno a la vulnerabilidad de los vehículos conectados, que dependen de la tecnología para realizar todo, desde la navegación GPS hasta la conducción autónoma.

Una investigación del gobierno estadounidense, iniciada en febrero, encontró importantes riesgos cibernéticos planteados por la integración de software y hardware extranjeros en los vehículos. Los riesgos incluían posibles ataques informáticos, robo de datos e incluso el control remoto de vehículos por parte de actores maliciosos.

El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, subrayó la gravedad de estos riesgos y advirtió que si adversarios extranjeros consiguieran acceder a millones de vehículos conectados, “el riesgo de interrupción y sabotaje aumentaría drásticamente”.

Sullivan también señaló que Estados Unidos ya ha sido testigo de cómo actores extranjeros incorporan malware en infraestructuras críticas, lo que hace que la amenaza sea muy real.

En respuesta, China ha criticado la postura de Estados Unidos, acusando a Washington de utilizar la seguridad nacional como pretexto para impedir que las empresas chinas participen en el mercado automovilístico estadounidense.

“China se opone a la ampliación del concepto de seguridad nacional por parte de Estados Unidos y a las acciones discriminatorias adoptadas contra las empresas y los productos chinos”, declaró Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China.

Lin también pidió a Estados Unidos que proporcione un entorno comercial justo y transparente para las empresas chinas, pero los funcionarios estadounidenses sostienen que la seguridad de los ciudadanos estadounidenses y la infraestructura crítica es lo primero.

Cambios en la cadena de suministro

Raimondo argumentó que la prohibición propuesta es parte de una estrategia más amplia de Estados Unidos para asegurar las cadenas de suministro de tecnología crítica, en particular a la luz del dominio de China en sectores como los vehículos eléctricos y los software de inteligencia artificial (IA).

Si bien los fabricantes de automóviles chinos han logrado avances significativos en Europa, Estados Unidos está tomando medidas para limitar su presencia en el mercado estadounidense.

La funcionaria estadounidense detalló que la estrategia no se limita sólo a los automóviles; la Casa Blanca también ha impuesto aranceles a los vehículos eléctricos y las baterías y ha prohibido las grúas de carga fabricadas en China por preocupaciones similares de ciberseguridad.

Aunque el foco inmediato está puesto en los vehículos conectados, las implicaciones de la prohibición se extienden mucho más allá. Se espera que la regulación también reforme las cadenas de suministro en la industria automotriz, ya que los fabricantes tendrán que encontrar fuentes alternativas para tecnologías clave.

“No se trata de una cuestión de comercio o ventaja económica”, dijo Raimondo. “Es una acción estrictamente de seguridad nacional”. El énfasis debería estar en “proteger a los estadounidenses de amenazas potenciales”, agregó.

Mientras tanto, la administración Biden planea publicar un análisis económico que detalla los costos previstos de cumplimiento tanto para los fabricantes de automóviles como para los consumidores.

Posteriormente habrá un período de comentarios públicos, que permitirá a los líderes de la industria y otras partes interesadas opinar sobre la norma propuesta antes de que se finalice y se ponga en práctica.

Batalla tecnológica chino-estadounidense

China, que ha invertido mucho en el mercado de los coches conectados, se enfrenta ahora a restricciones cada vez mayores por parte de Estados Unidos, como parte de un esfuerzo más amplio por desvincular a las industrias críticas de la influencia extranjera.

Washington ya ha impuesto sanciones a empresas tecnológicas rusas como Kaspersky Lab, citando preocupaciones similares de seguridad nacional.

La prohibición de automóviles llega en un momento crucial para el país norteamericano, ya que el gobierno de Biden intensifica las iniciativas para apoyar a los trabajadores del sector automotor estadounidense.

Junto con la prohibición tecnológica propuesta, también se dieron a conocer nuevos programas destinados a apoyar a los trabajadores del sector automotor en Michigan, un estado clave en el campo de batalla de las próximas elecciones.

La vicepresidente Kamala Harris, que se presenta a la presidencia por el Partido Demócrata en noviembre, ha desempeñado un papel clave en la labor de la administración para acercarse a los sindicatos, al tiempo que ha hecho hincapié en la importancia de reconstruir la industria automotriz nacional.

“Esta inversión ayudará a mantener nuestras cadenas de suministro de automóviles aquí en Estados Unidos”, sostuvo Harris durante una visita a Detroit, un bastión manufacturero de larga data.

“[Fortalecerá] la economía de Estados Unidos en general y mantendrá esos empleos aquí en Detroit”, añadió la candidata demócrata.

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Redacción Mundo Libre
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