La candidatura de Cristina Kirchner agita el calendario y reconfigura la pulseada en la provincia de Buenos Aires

La confirmación de Cristina Fernández de Kirchner como candidata a legisladora por la provincia de Buenos Aires reconfigura el escenario político y económico del país. La expresidenta optó por competir en la tercera sección electoral —el bastión más fiel del peronismo en el Conurbano— y lo hizo con un claro objetivo: apuntalar al kirchnerismo en el tramo más decisivo del calendario electoral, y asegurarse un titular potente si logra una victoria sólida en esa región.
Aunque no se trata de una candidatura nacional, el impacto es innegable. La elección del 7 de septiembre en Buenos Aires, desdoblada de los comicios legislativos nacionales del 26 de octubre, se convierte ahora en una suerte de plebiscito anticipado. En ese contexto, la irrupción de Cristina adelanta los tiempos de definición y complica la estrategia del gobierno de Javier Milei, que buscaba dilatar al máximo el calendario electoral para reducir la incertidumbre económica y evitar una presión prematura sobre los mercados.
La eliminación de las PASO, aprobada recientemente por el Congreso, formaba parte de esa hoja de ruta. Pero con Cristina como candidata y una elección clave en septiembre, los inversores y operadores del mercado vuelven a poner el foco en el riesgo político. Sin embargo, por el momento, la reacción financiera ha sido contenida. El tipo de cambio se mantuvo estable en 1.200 pesos, con bajas marginales tanto en el dólar blue como en el MEP. En Wall Street, las acciones argentinas operaron sin sobresaltos, con algunas subas puntuales en el sector energético, donde Vista Energy ganó 3,5% y YPF y Pampa Energía superaron el 2%.
Pese a esta aparente calma, la candidatura de Cristina Kirchner no es bien vista por buena parte del mercado, que la asocia con políticas económicas intervencionistas y con un discurso frontalmente opuesto al rumbo liberal de Milei. Aun así, el verdadero test será el resultado en las urnas: si Cristina logra una victoria aplastante en su distrito, el oficialismo deberá hacer un esfuerzo comunicacional para minimizar el efecto simbólico de ese triunfo.
Más allá del resultado, su postulación ha sido leída también como una señal de debilidad. Lejos de apostar por una elección nacional, Cristina eligió refugiarse en el terreno que mejor conoce, lo que algunos interpretan como una retirada estratégica. La propia exmandataria reconoció en una entrevista televisiva que su decisión responde a la necesidad de traccionar votos en la provincia para fortalecer la performance del peronismo en las elecciones de octubre. “¿Alguien cree que si nos va mal en septiembre, podemos revertirlo en octubre?”, cuestionó.
Mientras tanto, el gobierno libertario afina su estrategia para hacer frente a la ofensiva kirchnerista en la tercera sección electoral, una región que reúne a cerca de cinco millones de votantes, muchos de ellos concentrados en distritos como La Matanza y Lomas de Zamora. Allí, la mayoría de los municipios están en manos del peronismo, lo que representa un desafío importante para La Libertad Avanza (LLA), que busca presentar un candidato competitivo y mediático.
Una de las opciones que más resuena en los círculos libertarios es la de Daniel Parisini, conocido como “Gordo Dan”, un médico genetista cercano a Santiago Caputo y figura del streaming “Carajo”. Aunque su postulación no ha sido confirmada oficialmente, su nombre fue mencionado como una posibilidad para enfrentar a Cristina. En tono desafiante, Parisini aseguró: “Le gano caminando”. Sus declaraciones, cargadas de provocación y humor, reflejan la apuesta del oficialismo por un perfil disruptivo, joven y alejado de la política tradicional.
Otros nombres también están en danza, como Nahuel Sotelo, secretario de Culto y diputado en uso de licencia; la influencer Macarena Alifraco; Lucas Luna, actual director de Intercargo; y Leila Gianni, exfuncionaria del Ministerio de Capital Humano y férrea crítica del intendente Fernando Espinoza. La estrategia parece clara: captar el voto joven y opositor al kirchnerismo con figuras frescas, aunque aún sin experiencia electoral relevante.
El desafío, no obstante, va más allá de lo político. La mirada del mercado estará puesta en julio, cuando se espera una fuerte baja en la liquidación de divisas por el fin de la reducción temporal de retenciones. Esta menor oferta de dólares podría coincidir con una creciente demanda por cobertura, especialmente si el clima electoral se enrarece y la candidatura de Cristina despierta temores de un regreso de políticas intervencionistas.
Aun así, por ahora los indicadores económicos muestran señales de estabilidad. El Bonte 2030, uno de los activos más observados por los inversores, ha reducido su rendimiento desde el 29,5% al 26,5%, lo que sugiere expectativas de menor inflación en el futuro inmediato. El reciente pico de compra de dólares tras el levantamiento del cepo —unos 2.000 millones de dólares en abril— fue interpretado como un fenómeno excepcional. Sin embargo, agosto y septiembre podrían traer nuevos sobresaltos.
En este contexto, Cristina Kirchner vuelve al centro del escenario con una jugada que sacude las fichas del tablero. Su candidatura provincial tiene efectos nacionales y obligará tanto al oficialismo como al mercado a reacomodarse. La batalla en la tercera sección electoral será más que un comicio legislativo: será una prueba anticipada de fuerzas entre dos modelos de país.