La «autorrevolución» de Xi Jinping fracasa en medio de amplias investigaciones sobre corrupción

Mientras Beijing promociona el llamado de Xi Jinping a una disciplina interna más severa, la amplia campaña anticorrupción del régimen ahora está poniendo de nuevo en el centro de atención de forma incómoda al propio Xi, con informes filtrados que alegan grandes fortunas vinculadas a sus familiares.

El 30 de noviembre de 2025, la revista insignia del Partido Comunista Chino (PCCh), «Qiushi», publicó el nuevo tratado político del líder Xi Jinping, «Para avanzar en la autorrevolución del Partido, debemos lograr cinco avances más». El lenguaje duro del artículo, que enfatiza «刀刃向内、刮骨疗毒、霹雳手段» («girar la hoja hacia adentro, raspar el hueso para curar el veneno, medidas de rayo»), marca una de las declaraciones más agresivas de Xi en los últimos años.

Oficialmente, reafirma la necesidad de fortalecer el régimen férreo del PCCh, a la vez que se enfrenta la corrupción interna ante la creciente presión externa. Pero, irónicamente, cada principio también se asemeja a una espada que pende sobre la cabeza de Xi y la de su familia, señalan los analistas.

¿Por qué el retraso en el discurso?

Aunque el artículo data de junio de 2025, su publicación se retrasó hasta finales de noviembre, justo antes del Cuarto Pleno y en medio de alarmantes indicadores económicos: una espiral de deuda local, un mercado inmobiliario en declive y un desempleo en aumento. Esta fecha coincide con las purgas en curso en los sistemas militares y de equipamiento, y parece indicar una nueva fase de «rectificación radical».

Los analistas afirman que el mensaje es claro: Xi quiere que el sistema político sepa que «no se ha ablandado». Cualquier funcionario «que solo finge mientras desafía las órdenes no debería culparlo por ser despiadado», como resumió un comentarista.

Sin embargo, esta dureza performativa también expone la fragilidad de la autoridad de Xi. La necesidad de reafirmar constantemente su dominio sugiere una creciente insatisfacción interna y la profundización de las grietas en la gobernanza.

Desde que asumió el cargo en 2012, Xi ha sancionado a más de 4 millones de funcionarios del Partido, promoviendo la campaña como una histórica «autorrevolución». Sin embargo, investigaciones internacionales han acusado repetidamente a su propia familia de albergar una enorme riqueza a través de redes opacas de inversores, sociedades offshore y propiedades inmobiliarias, estimada en más de mil millones de dólares estadounidenses. Las autoridades chinas califican estos informes de «noticias falsas» y «difamación política», pero los documentos filtrados y las evaluaciones de inteligencia siguen presentando una imagen consistente.

La narrativa “anticorrupción” fracasa

La hermana de Xi, Qi Qiaoqiao, ha sido identificada durante mucho tiempo como uno de los miembros más ricos y con mejores conexiones de la familia. Los informes indican que en 2012 poseía vastos activos, incluyendo una participación del 50 % en una importante firma de inversión de Beijing, que posteriormente fue vendida a al menos diez holdings corporativos de los sectores minero e inmobiliario por millones de dólares.

Aunque se deshizo de algunos bienes en 2014 «por el bien de la familia», aún conserva una villa en Hong Kong y participaciones significativas por valor de decenas de millones. Los analistas creen que su acceso a lucrativos proyectos financiados por el Estado refleja el privilegio político inherente al auge comercial de la familia.

Su esposo, Deng Jiagui, estuvo vinculado a sociedades offshore en las Islas Vírgenes Británicas que poseían decenas de millones en tecnología y bienes raíces. Si bien él también vendió algunas propiedades en 2014, documentos como los Papeles de Panamá muestran que su estructura offshore funcionó como vehículo para la evasión fiscal y la ocultación de activos. Actualizaciones de inteligencia de 2025 indican que sigue manteniendo inversiones por valor de varios millones de dólares.

La hija de Xi, Xi Mingze, sigue siendo la menos escrutada públicamente, pues vive bajo seudónimo tras su formación en Harvard. Aunque no está directamente implicada, persisten las dudas sobre si su vida en el extranjero se financia con fondos controlados por la familia.

Otros familiares, incluyendo al hermano de Xi, Xi Yuanping, y varios sobrinos y sobrinas, han estado vinculados a proyectos mineros, empresas inmobiliarias e inversiones financieras por un valor total de más de mil millones de dólares. A pesar de las afirmaciones de que se desinvirtieron activos para reforzar la imagen anticorrupción de Xi, evaluaciones de inteligencia estadounidenses de 2024 y 2025 indican que la familia aún mantiene importantes intereses comerciales indirectamente vinculados al propio Xi.

Estas contradicciones agudizan la ironía: Xi denuncia la corrupción mientras los críticos argumentan que su propia familia se benefició precisamente de las redes que él condena.

Una cuchilla que corta en ambos sentidos

Xi insiste en que “刀刃向内不会损害党的威信,反而提升”, que significa “girar la espada hacia adentro no daña el prestigio del Partido, sino que lo fortalece”. Sin embargo, la realidad se parece a una autolesión política. El ejército sigue siendo un centro de corrupción arraigada; la Fuerza de Apoyo Estratégico se convirtió en una “zona de desastre”.

La burocracia está paralizada, los líderes empresariales huyen, el desempleo juvenil se ha disparado y el crecimiento económico se estanca. Las purgas constantes de Xi han creado un entorno político donde solo quedan leales y oportunistas, mientras que la fragilidad estructural se profundiza.

La ironía más llamativa es que los propios lemas de Xi —“刮骨疗毒” (“raspar el hueso para curar el veneno”) y “刀刃向内” (“hacer girar la hoja hacia adentro”)— se aplican tan acertadamente a las acusaciones que rodean a su familia como a sus rivales políticos. Si se sigue raspando el hueso y la sangre se seca, la pregunta es: ¿cómo avanza el sistema?

En última instancia, esta “autorrevolución” puede no salvar al Partido; puede empujar tanto a Xi como al PCCh al borde del abismo.

Nota editorial: Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de Mundo Libre.

Por Chen Jing

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Redacción Mundo Libre
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