Kennedy impulsa una revisión profunda de las políticas de salud y vacunas en EE. UU. y el mundo

El secretario de Salud de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., está promoviendo una transformación en las políticas de salud pública del país, con un fuerte énfasis en la transparencia, el escrutinio de las vacunas y la reforma de organismos nacionales e internacionales. Nombrado este año por el presidente Donald Trump, Kennedy se ha convertido en una figura central del nuevo enfoque sanitario de la administración, tanto a nivel interno como global.

Esta semana, Kennedy participará de forma remota en la conferencia de Gavi, la alianza público-privada dedicada a distribuir vacunas a niños en países de bajos ingresos. La cumbre, que se celebra en Bruselas, busca recaudar 9.000 millones de dólares para financiar sus operaciones entre 2026 y 2030.

Sin embargo, se anticipa que el funcionario no comprometerá nuevos fondos por parte de EE.UU., que actualmente aporta alrededor de 300 millones de dólares anuales. En cambio, se espera que utilice su intervención para respaldar la reestructuración de la asistencia internacional, en línea con la política de «América Primero» de Trump, que ya ha recortado un 80% de esa ayuda desde comienzos de año.

Kennedy también ha cuestionado públicamente el rol de Gavi, señalando posibles conflictos de interés debido a su dependencia de grandes donantes privados, como la Fundación Gates. Según críticas recogidas en redes sociales y foros especializados, la estructura de Gavi podría favorecer los intereses de la industria farmacéutica por encima de las necesidades locales, al priorizar campañas de vacunación masiva sin atender a las particularidades de los sistemas de salud de cada país. Además, se ha señalado la falta de transparencia en sus contratos con fabricantes, lo que limita el escrutinio sobre los costos y la eficacia de los programas.

En paralelo, Kennedy ha promovido una reforma profunda del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Uno de sus movimientos más controvertidos fue la remoción de todos los integrantes del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP), que fueron reemplazados por expertos seleccionados directamente por él, algunos de los cuales comparten sus dudas sobre la seguridad de ciertas vacunas.

Organizaciones como el Proyecto de Integridad de Vacunas, apoyado por la fundación Alumbra, han advertido que estos cambios podrían erosionar la confianza del público en los programas de vacunación. No obstante, los partidarios de Kennedy defienden que estas decisiones buscan garantizar mayor transparencia y una evaluación más rigurosa de los procesos de aprobación de vacunas.

En ese contexto, Lyn Redwood —presidenta emérita de Children’s Health Defense, organización cofundada por Kennedy en 2016— intervendrá esta semana en una reunión del ACIP para abordar el uso de timerosal, un conservante con base de mercurio presente en algunas vacunas contra la gripe. Redwood cuestionará posibles riesgos para la salud, un tema que Kennedy ya abordó en su libro de 2014. Aunque el CDC sostiene que el timerosal en bajas dosis es seguro y no genera efectos adversos significativos, críticos advierten que la presentación de Redwood no fue revisada por expertos del organismo. Para los defensores de Kennedy, sin embargo, su intervención representa un paso hacia un debate abierto sobre los ingredientes de las vacunas.

A nivel internacional, Kennedy también ha sido un fuerte crítico de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que calificó como una institución “moribunda” durante una reunión celebrada en mayo. En esa ocasión, instó a otros países a seguir el ejemplo de EE.UU., que anunció su salida del organismo —del que era el principal donante— en el primer día de la presidencia de Trump, con un aviso formal de 12 meses.

Con su enfoque MAHA (Make America Health Again), Kennedy impulsa una mayor rendición de cuentas y vigilancia sobre un sistema de salud que, según denuncia, ha estado viciado por los intereses de la industria farmacéutica en complicidad con burócratas de Washington. Su protagonismo en la agenda de salud probablemente seguirá marcando el rumbo de las políticas estadounidenses, con impacto también en el escenario global.

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Celeste Caminos
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