«Jóvenes de rabo podrido»: el fenómeno que azota a los estudiantes en China por el creciente desempleo juvenil

Una nueva clase trabajadora lucha por llegar a fin de mes en medio de una economía débil y oportunidades laborales cada vez menores.

Mientras China sigue luchando con una economía nacional tambaleante, ha surgido un nuevo fenómeno dentro de su fuerza laboral: los “jóvenes de rabo podrido” (‘Rotten-tail kids’), un término acuñado para describir a los jóvenes graduados universitarios obligados a aceptar trabajos mal remunerados o que tienen que vivir de las pensiones de sus padres debido a la falta de oportunidades laborales. 

Este cambio social, que tiene su raíz en un marcado aumento del desempleo juvenil, ha dejado a millones de jóvenes desilusionados con la promesa que alguna vez les brindó un título universitario.

La frase “jóvenes de rabo podrido” recuerda a “edificios de rabo podrido” (‘Rotten-tail buildings’), un término utilizado para describir los millones de casas sin terminar que han plagado la economía de China desde 2021. Ahora, simboliza la difícil situación de los graduados universitarios que no pueden conseguir un empleo significativo en un mercado laboral obstaculizado por los efectos persistentes de los controles de cero COVID, las medidas estrictas medidas regulatorias y una economía en crisis.

Un mercado laboral pesimista

El mercado laboral para los jóvenes graduados chinos es más competitivo e incierto que nunca. En julio de 2024, la tasa de desempleo juvenil se disparó hasta el 17,1%, lo que refleja los desafíos que enfrentan los 11,79 millones de estudiantes universitarios que se graduaron este verano. Este aumento del desempleo sigue una tendencia preocupante: la tasa de desempleo de los jóvenes chinos de entre 16 y 24 años alcanzó un máximo histórico del 21,3% en junio de 2023. 

En respuesta, los funcionarios detuvieron la publicación de los datos de desempleo para reevaluar cómo se compilaron esas cifras, pero los números reconfigurados pintan un panorama igualmente sombrío.

La situación ha hecho que muchos jóvenes graduados cuestionen el valor de su educación. “Para muchos graduados universitarios chinos, mejores perspectivas laborales, movilidad social ascendente, una perspectiva de vida más prometedora –cosas que antes prometía un título universitario– se han vuelto cada vez más difíciles de alcanzar”, dijo Yun Zhou, profesor adjunto de sociología en la Universidad de Michigan. 

Este sentimiento también lo comparten muchos jóvenes que han regresado a sus lugares de origen y se han convertido en “niños a tiempo completo” que dependen de las pensiones de sus padres. El fenómeno ha suscitado una preocupación generalizada, ya que no solo refleja las dificultades que afrontan las generaciones más jóvenes para conseguir un empleo estable, sino que también supone una carga financiera y emocional adicional para las familias, en particular en una sociedad que valora la autosuficiencia y la movilidad ascendente.

Opciones limitadas 

El panorama económico ha obligado a los jóvenes a tomar decisiones difíciles. Al haber menos puestos de trabajo bien remunerados disponibles, muchos aceptan puestos que no se ajustan a sus cualificaciones o simplemente abandonan el mercado laboral. 

Algunos, como Zephyr Cao, de 27 años y con un máster de la Universidad de Asuntos Exteriores de China, incluso han renunciado a buscar trabajo tras darse cuenta de que los salarios que les ofrecen no son acordes con su formación. “Si trabajara tres o cuatro años después de terminar mis estudios universitarios, mi salario probablemente sería similar al que recibo ahora con un máster”, dijo Cao a Reuters , mientras reflexionaba sobre la desilusión generalizada entre sus compañeros.

Cao, que ha regresado a su provincia natal de Hebei, está considerando la posibilidad de cursar un doctorado con la esperanza de que sus perspectivas mejoren en unos años. Sin embargo, la incertidumbre del mercado laboral hace que sea una apuesta arriesgada. Incluso para quienes tienen títulos en campos de alta demanda, conseguir un empleo está lejos de estar garantizado. 

Shou Chen, estudiante de tercer año de la carrera de inteligencia artificial en la Universidad de Correos y Telecomunicaciones de Beijing, ha tenido dificultades para encontrar una pasantía a pesar de que su campo se considera un área clave de crecimiento. “Puede ser peor”, dijo Chen, expresando su preocupación de que un exceso de graduados en su campo podría agravar el problema.

Una perspectiva incierta

Mientras tanto, el gobierno chino ha reconocido la gravedad de la crisis del desempleo juvenil, y el líder Xi Jinping enfatizó en varias ocasiones que encontrar empleo para los jóvenes es una prioridad máxima. 

Con la esperanza de hacer frente a la crisis, Beijing ha implementado medidas como la organización de ferias de empleo y la implementación de políticas empresariales para impulsar la contratación. Pero estas iniciativas aún no han tenido un impacto significativo en la práctica, ya que el número de graduados sigue superando a los empleos disponibles.

Las raíces de este problema se remontan a 1999, cuando China amplió la matrícula universitaria para producir una fuerza laboral más capacitada para su economía en rápido crecimiento. Si bien esta estrategia funcionó inicialmente, desde entonces ha provocado un exceso de graduados, un problema que las autoridades reconocieron por primera vez en 2007. A pesar de los diversos esfuerzos por abordar el problema, la brecha entre el número de graduados y los empleos disponibles ha persistido e incluso se ha ampliado en los últimos años.

De cara al futuro, las perspectivas siguen siendo inciertas. Un estudio publicado en junio por China Higher Education Research (una revista dependiente del Ministerio de Educación) predice que la oferta de estudiantes universitarios superará la demanda entre 2024 y 2037. Se espera que este desequilibrio persista hasta que la disminución de las tasas de fertilidad finalmente reduzca el número de nuevos graduados que ingresan a la fuerza laboral.

El estudio también proyecta que el número de graduados universitarios alcanzará un máximo de alrededor de 18 millones en 2034, lo que plantea preguntas sobre cómo la economía absorberá una afluencia tan grande de jóvenes educados.

Para millones de jóvenes chinos, la promesa de un título universitario que les permita tener una vida mejor se está desvaneciendo, y deben enfrentarse a un futuro incierto en un mercado laboral que no muestra señales de mejorar. Los esfuerzos del gobierno para abordar esta crisis tendrán que ser de largo alcance si se quiere evitar una generación perdida de jóvenes con un alto nivel educativo pero subempleados.

Por: Alina Wang

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Redacción Mundo Libre
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