Informe del senador Ron Johnson revela que la Administración Biden conocía riesgos de miocarditis por vacunas contra el COVID-19 y retrasó advertencias

Un informe provisional de 54 páginas elaborado por la oficina del senador republicano Ron Johnson, presidente del Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado, ha generado controversia al afirmar que la Administración Biden tenía conocimiento desde principios de 2021 sobre los riesgos de miocarditis y pericarditis asociados con las vacunas de ARNm contra el COVID-19, pero retrasó las advertencias públicas, poniendo en riesgo la salud de los estadounidenses, especialmente los jóvenes.
El informe, acompañado de más de 2 400 páginas de registros obtenidos tras una citación al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) el 28 de enero de 2025, detalla cómo las agencias federales de salud minimizaron y ocultaron información crítica.
Alertas tempranas ignoradas
El documento revela que, en febrero de 2021, el Ministerio de Salud de Israel notificó a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) sobre “grandes reportes” de miocarditis, especialmente en jóvenes, tras la administración de la vacuna de Pfizer.
En abril de 2021, un contratista del Departamento de Defensa presentó al grupo de trabajo técnico sobre seguridad de la vacuna contra el COVID-19 (VaST) evidencia que sugería una “alta probabilidad” de miocarditis eosinofílica por hipersensibilidad en casos post-vacunación. Para entonces, el Sistema de Notificación de Efectos Adversos de las Vacunas (VAERS) había registrado más de 158 casos de miocarditis, pericarditis o miopericarditis. A pesar de estas señales, en mayo de 2021 se autorizó la vacunación de adolescentes con las vacunas de Pfizer y Moderna sin emitir advertencias formales.
El informe destaca que las discusiones internas en los CDC y la FDA, lideradas por funcionarios como la Dra. Lauri Markowitz del grupo VaST, se llevaron a cabo bajo estricta confidencialidad, con documentos marcados como “confidenciales” para limitar su difusión. Estas discusiones incluían comunicaciones con representantes de Pfizer y Moderna sobre los riesgos, pero no se tradujeron en acciones inmediatas para alertar al público.
Retraso en la acción y aumento de casos
El informe señala que, para mayo de 2021, los CDC consideraron emitir una alerta a través de la Red Nacional de Alerta Sanitaria (HAN), el principal método de los CDC para comunicar incidentes urgentes de salud pública. Sin embargo, altos funcionarios de la FDA, como la entonces comisionada Dra. Janet Woodcock y el Dr. Peter Marks, director del Centro de Evaluación e Investigación de Productos Biológicos, se opusieron a esta medida, argumentando que podría aumentar la “vacilación hacia las vacunas”. En lugar de una alerta formal, los CDC publicaron un aviso en su sitio web el 28 de mayo de 2021, reconociendo un aumento en los casos de miocarditis y pericarditis, pero manteniendo la recomendación de vacunar a personas de 12 años o más. Para entonces, los reportes de miocarditis en VAERS habían escalado a 752 casos.
No fue hasta el 25 de junio de 2021 que la FDA actualizó las etiquetas de las vacunas de Pfizer y Moderna para incluir advertencias sobre el riesgo de miocarditis. El informe de Johnson critica esta demora, afirmando que “puso en peligro la salud de los estadounidenses” al priorizar la promoción de la vacunación sobre la transparencia. Además, señala que los sistemas de monitoreo de seguridad de las vacunas, como VAERS, podrían no haber capturado todos los casos de miocarditis, lo que sugiere una subestimación de los riesgos.
Contexto y críticas
El informe se publicó en conjunto con una audiencia titulada “La Corrupción de la Ciencia y las Agencias Federales de Salud: Cómo los Funcionarios de Salud Minimizaron y Ocultaron la Miocarditis y Otros Eventos Adversos Asociados con las Vacunas contra el COVID-19”, programada para el 21 de mayo de 2025. Johnson, quien ha liderado múltiples investigaciones sobre la seguridad de las vacunas, ha acusado a las agencias federales de obstruir la transparencia, citando más de 70 cartas de supervisión enviadas durante la Administración Biden que fueron ignoradas o respondidas de manera inadecuada.
El informe también destaca la censura de información en plataformas de redes sociales, como los grupos de apoyo de Facebook para personas afectadas por efectos adversos de las vacunas, que fueron cerrados bajo presión del gobierno, según Johnson. Esto se detalla en un libro reciente, Worth a Shot?, que documenta las experiencias de personas como Brianne Dressen, participante de un ensayo clínico de AstraZeneca.
Testimonios de una mesa redonda organizada por Johnson en 2021 ilustran casos de personas que sufrieron complicaciones graves tras la vacunación, como Ernest Ramirez, cuyo hijo falleció de miocarditis tras recibir la vacuna de Pfizer, y Kristi Dobbs, quien experimentó múltiples efectos secundarios graves. Estos relatos subrayan la percepción de que las agencias de salud no atendieron adecuadamente a los afectados.
En plataformas como X, el informe ha generado reacciones que califican las revelaciones como un “escándalo” y acusan a la Administración Biden de encubrimiento. Usuarios han destacado que el gobierno “violó el principio inviolable del consentimiento informado” al retrasar las advertencias por temor a la “vacilación hacia las vacunas”. Sin embargo, las afirmaciones de Johnson no representan una postura oficial del Senado, y algunos críticos advierten contra interpretar estos hallazgos sin un análisis más amplio del contexto.
El informe plantea interrogantes sobre la gestión de la seguridad de las vacunas durante la pandemia y aviva el debate sobre la transparencia de las agencias federales.