‘Hard to Believe’, el galardonado documental que genera conciencia sobre la sustracción forzada de órganos en China
Ciudadanos de Singapur quedaron impactados y conmovidos tras la proyección especial de Hard to Believe, un premiado documental que profundiza en el inquietante tema de la sustracción forzada de órganos a personas vivas en China.
El film presenta una narrativa escalofriante. Incluye testimonios de profesionales médicos, periodistas de investigación, abogados e investigadores sobre la práctica de la sustracción forzada de órganos dirigida a prisioneros de conciencia y la respuesta global, o la falta de ella.
El trabajo audiovisual ha ganado 18 premios cinematográficos, incluidos seis Premios a la Excelencia en el prestigioso Concurso Internacional de Cine Accolade en categorías como Programa Documental, Cambio Social, Religión, Ética, Salud y Medicina.
El evento, organizado por Vision Times Singapore -medio asociado de Mundo Libre Diario–, tuvo lugar en el cine independiente The Projector, ubicado en Golden Mile Tower el 22 de septiembre de 2024.
De la incredulidad a la acción
Durante la sesión de preguntas y respuestas que siguió a la proyección, la productora Kay Rubacek compartió que el director de la película, Ken Stone, inicialmente se mostró escéptico sobre el tema.
“Al principio, no creía que pudiera existir la sustracción de órganos”, dijo Rubacek sobre Ken, director y productor dos veces ganador del premio Emmy y con 20 años de experiencia en redacciones estadounidenses.
“Le dije: ‘Mira las pruebas y luego decides’”, contó Rubacek. Después de revisar las pruebas durante un fin de semana, Ken quedó atónito.
“Tenemos que hacer esta película”, recuerda Rubacek que le dijo.
“No tenía idea de que la evidencia fuera tan contundente… tenemos que contar esta historia”, agregó Ken.
Al crear el documental, Rubacek enfatizó su compromiso con la objetividad.
“Verificamos cada afirmación, cada letra, cada palabra. Todo tuvo que ser verificado una y otra vez”, explicó.
El esfuerzo dio sus frutos. “Valió la pena. Esta película ha llegado a millones de personas en todo el mundo. Se ha traducido a 12 idiomas, se ha exhibido en escuelas secundarias y universidades, ha ganado premios y se ha exhibido en PBS y en cadenas nacionales en otros países”, afirmó Rubacek.
A pesar de haberse realizado hace más de una década, Rubacek señaló que la película sigue siendo muy relevante porque el crimen que expone continúa.
“La película sigue en pie. Es interesante que nadie haya podido encontrar errores o inconsistencias. Los hechos siguen ahí. Lo único que ha cambiado es que la cantidad [de órganos extraídos] es mayor”, explicó.
«Lo recomendaría a todos mis amigos»
Jonathan y Lorna, ambos profesionales de TI de Filipinas que trabajan en Singapur, dijeron a Vision Times que no sabían del problema de la sustracción forzada de órganos a personas vivas en China antes de ver el documental.
“No sabía que ocurrían estos crímenes”, comentó Jonathan.
Señalaron que en Filipinas algunas personas venden voluntariamente sus riñones por razones económicas, pero enfatizaron que es un acto voluntario, a diferencia de la extracción forzada que se muestra en la película.
Tanto Jonathan como Lorna coincidieron en que se deberían organizar más proyecciones como ésta para concienciar al público sobre el tema.
Anita, otra miembro de la audiencia, elogió el evento por su organización y su poderoso mensaje.
“El tema del tráfico de órganos fue bien presentado por todos los ponentes”, afirmó.
Añadió: “Recomendaría esto a muchos de mis amigos y me encantaría ver más proyecciones como ésta por parte de los organizadores”.
“¡Muchas gracias por el maravilloso evento!”, concluyó Anita.
La respuesta de la comunidad internacional
Si bien hay consenso entre los especialistas en que la comunidad internacional no ha reaccionado como debería ante semejante aberración, con el paso del tiempo han surgido iniciativas que buscan concientizar y a la vez restingir la complicidad del resto de los países sobre estos crímenes que ocurren en China continental.
Ejemplo de ello es que el 14 de marzo de este año, el gobernador de Utah, Spencer Cox, promulgó una ley aprobada anteriormente el 1 de marzo por el Senado y la Cámara del estado que prohíbe a los proveedores de atención médica cubrir o brindar atención posterior a la cirugía de trasplante de órganos realizada en China.
El proyecto de ley, SB 262, convirtió a Utah en el segundo estado de EE. UU. después de Texas -que promulgó una legislación similar en septiembre de 2023- en tomar medidas de este tipo contra la atrocidad generalizada y de larga data del Partido Comunista Chino (PCCh).
A partir de 2006, fuentes internas e investigadores de derechos humanos denunciaron que el régimen comunista estaba cometiendo asesinatos en masa de presos políticos y religiosos por sus órganos, crímenes perpetrados por médicos estatales y militares chinos.
La evidencia y los testimonios han revelado que el PCCh ataca sistemáticamente a creyentes, como los practicantes de Falun Dafa, los musulmanes uigures, los tibetanos y otras minorías religiosas y étnicas, deteniéndolos en campos de trabajo forzado donde son sometidos a pruebas médicas invasivas en contra de su voluntad.
El asesinato a pedido de personas inocentes ha permitido que las personas que buscan trasplantes de órganos reciban un órgano en semanas o incluso días viajando a China continental para recibir atención, en lugar de la espera de años que es normal en Estados Unidos y otros países.