“Hagamos Irán grande otra vez”: Trump insinúa posible caída del ayatolá Jamenei

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sugirió públicamente la posibilidad de un cambio de régimen en Irán tras los recientes bombardeos estadounidenses contra instalaciones nucleares clave del país persa. Aunque desde su administración se enfatizó que la operación no busca derrocar al gobierno iraní, Trump utilizó su plataforma Truth Social para plantear una postura alternativa.
“No es políticamente correcto usar el término ‘Cambio de Régimen’, pero si el actual régimen iraní no puede RECONSTRUIR LA GRANDEZA DE IRÁN, ¿por qué no habría un cambio de régimen? ¡¡¡MIGA!!!”, escribió el domingo, haciendo referencia al lema “Make Iran Great Again”.
En otra publicación, el presidente afirmó que “se produjeron daños monumentales en todas las instalaciones nucleares de Irán, como muestran las imágenes satelitales”, y añadió que “el mayor daño se produjo muy por debajo del nivel del suelo. ¡En el blanco!”.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth aseguró que “esta misión no fue ni ha sido un cambio de régimen”, y la definió como una “operación de precisión” contra el programa nuclear iraní.
Por su parte, el vicepresidente JD Vance declaró en una entrevista con NBC que “nuestra opinión ha sido muy clara: no queremos un cambio de régimen” y subrayó que “no queremos prolongar esto ni extenderlo más de lo que ya se ha extendido. Queremos poner fin a su programa nuclear y luego hablar con los iraníes sobre un acuerdo a largo plazo”, añadiendo que Estados Unidos “no tenía ningún interés en tropas sobre el terreno”.
La ofensiva, conocida como “Operación Martillo de Medianoche”, fue planeada en secreto y solo un reducido grupo de funcionarios en Washington y en el comando militar en Tampa, Florida, estaba al tanto.
Según explicó el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, siete bombarderos B-2 volaron durante 18 horas desde Estados Unidos para lanzar 14 bombas antibúnkeres.
En total, se emplearon 75 municiones guiadas de precisión, incluyendo más de dos docenas de misiles Tomahawk, contra tres instalaciones nucleares: Fordow, Natanz y Arak. Caine indicó que “los tres sitios sufrieron daños y destrucción extremadamente severos”, aunque evitó especular sobre la capacidad nuclear restante del régimen iraní.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), a través de su director Rafael Grossi, confirmó que las instalaciones fueron alcanzadas, aunque señaló que “aún no era posible evaluar el daño causado bajo tierra”. No se han detectado aumentos de radiación en la superficie. Una fuente iraní declaró a Reuters que la mayor parte del uranio enriquecido al 60 %, almacenado en Fordow, había sido trasladado antes del ataque a una ubicación secreta.
Vance sostuvo que Estados Unidos “no está en guerra con Irán, sino con su programa nuclear”, y consideró que los ataques “realmente hicieron retroceder su programa por mucho tiempo”.
Como respuesta, Irán lanzó una salva de misiles contra Tel Aviv, hiriendo a decenas de personas y provocando daños en zonas comerciales. Sin embargo, aún no ha cumplido con sus amenazas más graves, como atacar bases estadounidenses o bloquear el estrecho de Ormuz, una vía por la que transita una cuarta parte del petróleo mundial.
El general Caine confirmó que el ejército estadounidense ha reforzado la protección de sus tropas en Irak, Siria y otros puntos sensibles de la región. Actualmente, Estados Unidos mantiene unos 40.000 soldados desplegados en Medio Oriente, con sistemas de defensa aérea, aviones de combate y buques de guerra preparados para responder a nuevas amenazas.