Filtración desde la CCTV expone reformas y tensiones dentro del aparato mediático chino

Un autoproclamado miembro de la Televisión Central de China (CCTV) ha reaparecido en línea , alegando un descontento interno generalizado con el actual líder Xi Jinping, al tiempo que expuso una «purga interna generalizada» destinada a frenar las filtraciones y el disenso dentro de la emisora insignia del régimen.
El denunciante, que publicó anónimamente a través de la cuenta X «Qiángguó Wāhā» (墙国蛙蛤蛤), se presentó como «un empleado de los Calzoncillos Grandes que aún respira», una referencia sarcástica a la sede de CCTV en Beijing. La última serie de publicaciones, compartida el 13 de octubre, sigue a una revelación anterior del 4 de octubre, ambas afirmando provenir del mismo empleado de nivel medio que aún trabaja dentro de la red.
«Nadie lo respeta»: una fuente cercana describe el creciente desprecio por Xi
En la publicación inicial, el empleado anónimo describió el creciente cinismo e inquietud de los periodistas de CCTV hacia el líder chino. «¿Quién de nosotros no sabe más que ese paleto de provincias en el podio?», preguntó el escritor. «Ni siquiera sabe leer bien el teleprompter. Cuando hablamos en privado, nadie, ninguno de nosotros, lo respeta de verdad».
El denunciante señaló que ridiculizar a Xi Jinping se ha vuelto rutinario dentro de la sala de redacción, aun cuando las transmisiones diarias siguen estando dominadas por “adulación insoportable”.
«Cuando editamos los programas, tenemos que dejar las ventanas abiertas», decía la publicación. «El hedor a lamido nos asfixiaría». Añadió que los deslices televisados de Xi, incluyendo guiones malinterpretados y momentos incómodos que rompen el protocolo, son «solo la punta del iceberg».
El mensaje también decía que durante el desfile militar del 3 de septiembre en la Plaza Tiananmen de Beijing, Xi y el presidente ruso Vladimir Putin fueron captados por un micrófono abierto discutiendo públicamente sobre “trasplantes de órganos” y planes para “vivir hasta los 150 años”.
Burlándose de los censores de Beijing: «Rastreadme si podéis»
La publicación del 4 de octubre finalizaba con un desafío sarcástico a los supervisores de seguridad chinos: «No intenten rastrearme; no tienen la capacidad. Si me presionan, tengo material que podría ahogar a su ‘gran líder'».
La declaración se difundió rápidamente en las redes sociales chinas en el extranjero y obtuvo decenas de miles de acciones y comentarios que pedían protección para el denunciante.
Nueve días después, la misma cuenta publicó un mensaje de seguimiento: «Ha habido un completo caos en la estación. Los departamentos han emitido órdenes estrictas para erradicar las filtraciones de información. No se preocupen, sigo firme. Todo está bajo control».
La publicación coincidió con informes sobre una vigilancia intensificada, auditorías digitales y procedimientos de investigación más rigurosos en las divisiones de CCTV tras la filtración anterior. Quienes apoyan al denunciante elogiaron su valentía y convicción, a la vez que ofrecieron consejos de cifrado y anonimato para evadir la robusta red de cibervigilancia de China.
CCTV en alerta máxima
Poco después, el denunciante supuestamente publicó un directorio interno parcial del personal para demostrar su autenticidad. La lista filtrada incluía nombres de presentadores de alto perfil, entre ellos Kang Hui, una de las figuras más reconocidas de CCTV.
Los internautas rápidamente identificaron el número de teléfono de Kang, advirtiendo que pronto se vería saturado de llamadas. En cuestión de horas, su cuenta de pagos fue suspendida tras recibir una lluvia de mensajes y pequeñas transferencias de usuarios curiosos.
El episodio subrayó tanto la fragilidad del control interno como el poder viral de las redes sociales para perforar la cortina de propaganda de Beijing.
Un error en el aire profundiza la desconfianza pública
En medio de la agitación, CCTV sufrió un tropiezo no relacionado, pero igualmente humillante. El 5 de octubre, su sección de Pronóstico del Tiempo emitió accidentalmente predicciones casi idénticas a las de la misma fecha del año anterior. Según «Red Star News», solo unas pocas ciudades, como Shanghái, recibieron datos precisos. La mayoría de los pronósticos repetían guiones obsoletos de octubre de 2024.
Aunque CCTV atribuyó el incidente a una «falla técnica», el público no quedó convencido. «Si hasta el clima es falso», cuestionó un usuario de Weibo, y añadió: «¿Qué más podemos creer?».
Al momento de la publicación, la CCTV no ha emitido ningún comentario oficial sobre las acusaciones ni sobre la supuesta reestructuración interna. Con los medios de comunicación chinos operando bajo una censura casi total, la verificación independiente de la identidad del denunciante sigue siendo extremadamente difícil. Sin embargo, los analistas observan una creciente paradoja: incluso el órgano de propaganda más leal del régimen parece ahora fracturado por el cinismo y la desconfianza.
“Cuando aquellos a quienes se les ordena alabar el sistema comienzan a burlarse de él desde dentro”, señaló un observador, “el colapso de la fe ya ha comenzado”.
Nota editorial : Este informe se basa en publicaciones y debates públicos de la plataforma X y redes chinas relacionadas en el extranjero. Mundo Libre no ha verificado de forma independiente la identidad del presunto denunciante ni la autenticidad de los materiales citados. Toda la información sobre las operaciones internas de CCTV debe considerarse sin confirmar, a la espera de su corroboración por fuentes adicionales.
Por Li Muzi y Janet Huang