Flávio Bolsonaro reacciona positivamente al gesto de Trump y aboga por la amnistía en Brasil

El senador Flávio Bolsonaro reaccionó con entusiasmo a la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de revertir las sanciones impuestas contra el juez del Supremo Tribunal Federal Alexandre de Moraes, un movimiento que reconfigura el escenario político entre Brasil y Estados Unidos y vuelve a poner en el centro del debate la ley de amnistía que se discutirá en el Senado brasileño la próxima semana.
La amnistía propuesta está dirigida a los presos políticos en Brasil, particularmente aquellos que fueron condenados por su participación en actos que se consideraron antidemocráticos tras las elecciones de 2022.
A través de la red social X, Flávio Bolsonaro calificó la decisión como un “gigantesco gesto por la amnistía en Brasil”, al tiempo que la interpretó como un primer paso para poner fin a lo que describió como “excesos” cometidos por el magistrado. Según el senador, el cambio de postura de Washington abre un camino para normalizar la relación bilateral y recuperar estándares democráticos.
“Si se aprueba la amnistía, no tengo dudas de que Estados Unidos eliminará completamente los recargos a los productos brasileños exportados allí. La pelota está en nuestra cancha”, afirmó.
Un giro en la relación Washington-Brasilia
El Departamento del Tesoro de EE. UU. confirmó el viernes el levantamiento de las sanciones impuestas en julio contra Moraes bajo la Ley Global Magnitsky, así como las medidas que afectaban a su esposa y a una entidad financiera vinculada a su familia. Las sanciones habían sido aplicadas por el rol del juez en procesos judiciales contra aliados del expresidente Jair Bolsonaro, incluido el caso que derivó en su condena por el intento de revertir el cuestionado resultado electoral de 2022.
Desde la Casa Blanca, Trump había calificado aquel proceso como una “cacería de brujas”, denunciando el uso político del sistema judicial, detenciones preventivas arbitrarias y restricciones a la libertad de expresión. No obstante, en menos de cinco meses, Washington dio marcha atrás, coincidiendo con la reducción de aranceles a productos brasileños y un acercamiento personal entre Trump y el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Lula celebró públicamente la decisión y aseguró haber pedido el levantamiento de las sanciones durante una llamada telefónica con Trump. Según el mandatario brasileño, la medida beneficia a “la democracia brasileña”, una lectura que contrasta con las críticas persistentes de sectores opositores que cuestionan la concentración de poder judicial y el margen de acción del Supremo.
Moraes y un poder judicial bajo la lupa
El propio Alexandre de Moraes calificó la decisión estadounidense como una “triple victoria” para la democracia, la justicia y la soberanía de Brasil, y agradeció expresamente la intervención de Lula. Sin embargo, para la oposición, el episodio refuerza la percepción de alineamiento político entre el Ejecutivo y el máximo tribunal, debilitando la independencia institucional.
Funcionarios del gobierno estadounidense señalaron que mantener sanciones contra Moraes resultaba “inconsistente” con los intereses de la política exterior de EE. UU., especialmente tras la aprobación en la Cámara de Diputados brasileña de un proyecto que reduce significativamente las penas por delitos considerados “antidemocráticos”.
La amnistía, en el centro del debate
La iniciativa legislativa, apoyada por el trumpismo y por sectores conservadores brasileños, ahora deberá ser tratada en el Senado, donde podría encontrar resistencia tanto del gobierno de Lula como del Supremo Tribunal Federal. Desde Washington, altos funcionarios interpretaron su avance como una señal de mejora frente a lo que denominaron “lawfare” en Brasil.
Flávio Bolsonaro, quien recientemente anunció su intención de competir por la presidencia con el aval de su padre, sostuvo que el respaldo estadounidense refuerza la necesidad de aprobar la amnistía como vía para cerrar una etapa de confrontación institucional.
No todos en el entorno Bolsonaro celebraron la decisión. Eduardo Bolsonaro, principal impulsor internacional de la presión contra Moraes, expresó su decepción por el levantamiento de las sanciones y atribuyó el resultado a la falta de unidad política interna.
Un escenario abierto
El episodio deja en evidencia las tensiones entre poder político, justicia y relaciones internacionales en Brasil. Mientras el gobierno de Lula apuesta por la normalización diplomática y respalda al Supremo, la oposición denuncia excesos judiciales y reclama una salida política a un conflicto que sigue dividiendo al país.
La votación de la ley de amnistía será, en ese contexto, una prueba clave para medir hasta dónde llega el nuevo equilibrio de fuerzas dentro y fuera de Brasil.








