Fentanilo contaminado con bacterias mata a más de 30 personas en Argentina: laboratorios en la mira
Hay una investigación judicial por partidas de ampollas adulteradas. No sólo las autoridades están en alerta por la cantidad de afectados, sino por las vinculaciones empresariales y políticas que hay detrás.

Con un número que promete ir en aumento y una investigación en proceso, ya son más de 30 los pacientes fallecidos en distintos hospitales de Argentina por fentanilo contaminado. El opioide, que debía estar estéril para ser aplicado como calmante a personas en terapia intensiva, tenía bacterias resistentes a los antibióticos. No sólo preocupa la cantidad de ampollas distribuidas -y una eventual venta ilegal- sino las vinculaciones políticas y empresariales detrás.
La última semana, un reporte judicial confirmó que ya son 34 las personas muertas por infecciones tras recibir la droga anestésica producida por HLB Pharma Group S.A., un laboratorio con antecedentes por irregularidades y vínculos con contratistas estatales.
El informe forense, elevado al juez federal Ernesto Kreplak, a cargo de la escandalosa causa, señaló que la víctima fatal había recibido una inyección de fentanilo HLB, con análisis bacteriológico positivo de Ralstonia pickettii y Klebsiella pneumoniae, dos bacterias altamente peligrosas.
Del total de 34 fallecidos, las provincias más afectadas son Santa Fe, con 17 víctimas fatales, y Buenos Aires, con 16. En la Capital Federal se registró la restante del conteo. Pero son 69 los casos de intoxicación denunciados oficialmente a nivel nacional. El fentanilo, popular por los 70.000 fallecidos que cada año se registran en Estados Unidos y las postales de “zombis” en las calles, es un opioide sintético cien veces más potente que la morfina. Se emplea en la medicina para sedación profunda, anestesia general y manejo del dolor en terapia intensiva, especialmente cuando un paciente necesita respiración asistida.
En Argentina no está disponible para la venta libre ni con receta en farmacias, lo que impide que se transforme en una droga de abuso masivo, como ocurrió en EE.UU.
Sus efectos incluyen relajación, somnolencia, euforia, depresión respiratoria, y en sobredosis puede causar coma y muerte. Justamente por su altísima potencia, es una sustancia de uso estrictamente hospitalario, y cualquier contaminación en su fabricación puede resultar letal, como ocurrió en el país vecino.
Una alerta por fentanilo contaminado y muertes en dominó
Todo comenzó el 13 de mayo pasado, cuando la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), a través de la disposición N° 3.158/2025, prohibió el uso y la comercialización en todo el país del fentanilo inyectable HLB, frasco ampolla por 5 ml, lote 31202 y vencimiento en septiembre de 2026.
Dos días más tarde, por orden judicial, se allanaron las oficinas -clausuradas- de HLB Pharma Group en San Isidro; también el establecimiento de su fabricante exclusivo, Laboratorios Ramallo S.A., y la droguería Nueva Era, de Rosario, que había distribuido partidas a hospitales como el Hospital Italiano de La Plata, donde se detectaron los primeros casos.
Según los primeros resultados de la investigación judicial y sanitaria, se halló contaminación cruzada con las dos bacterias antes mencionadas, capaces de causar infecciones generalizadas y fallos multiorgánicos, en ampollas del lote prohibido por la Anmat. Todas las víctimas fatales habían sido tratadas con medicación de esa partida. Si no era suficiente, ya se alertó sobre un segundo lote: el 31244.
Para tomar dimensión de la ramificación en la distribución, cada lote de fentanilo contiene alrededor de 154.000 ampollas, y calcular cuántos pacientes podrían haber recibido esas dosis es prácticamente imposible: el medicamento se administra de forma continua y variable en pacientes con asistencia respiratoria, dependiendo del peso, el cuadro clínico y la duración del tratamiento.
Pero el caso no sólo preocupa dentro del sistema sanitario argentino. El opioide también es buscado por redes de tráfico ilegal para la producción de drogas psicoactivas. De hecho, esta semana, Gendarmería Nacional informó que en la ciudad norteña de Clorinda (Formosa), las autoridades interceptaron una encomienda que contenía 500 ampollas del fármaco.

Esa operación derivó en una entrega vigilada que finalizó en el oeste del país, precisamente en Mendoza. Allí, un ciudadano chileno fue arrestado cuando intentaba retirar el paquete en una sucursal de correo. En su habitación de hotel, los agentes encontraron otras 80 ampollas.
El laboratorio detrás del fentanilo contaminado y los vínculos políticos
El de fentanilo contaminado no es el primer escándalo protagonizado por HLB Pharma. La empresa ya fue sancionada por la Anmat en al menos cuatro oportunidades en los últimos años: prohibiciones por barbijos falsificados en agosto de 2021, retiro del mercado de paracetamol con comprimidos defectuosos en mayo de 2023, prohibición de la anestesia Propofol por falta de trazabilidad en abril último.
Los antecedentes nunca frenaron que HLB Pharma ganara terreno como proveedor del Estado, en especial en la provincia de Buenos Aires -gobernada por el peronista Axel Kicillof-, donde logró contratos millonarios con hospitales públicos mediante compras directas.
En 2020, HLB también fue parte de las negociaciones por la vacuna Sputnik V durante la pandemia de Covid-19, lo que disparó las sospechas sobre sus conexiones políticas. Detrás de la empresa aparecen nombres poco conocidos en la industria farmacéutica, como Ariel García Furfaro y Jorge Salinas, vinculados a operadores del sindicalismo y al entorno del poder.
El actual dueño del 99% de HLB Pharma es Sebastián Daniel Nanini, empresario que adquirió la empresa meses atrás y es conocido por ser el abogado de la exesposa de Lázaro Báez, el contratista condenado por corrupción (lavado de activos y desvío de fondos e irregularidades en la asignación de obra pública a Santa Cruz) en la era kirchnerista.
En una entrevista reciente al medio Infobae, Nanini dijo que vio “un buen negocio” en la firma porque vende a gobernadores e intendentes, y reconoció que “el Estado es un buen cliente”. Asimismo, negó cualquier relación con operadores políticos, aunque admitió que dejaría de producir fentanilo si toma el control total de la compañía (estaba en manos de Furfaro hasta hace poco).
A su vez, el ex-accionista habría tenido vínculos comerciales con Víctor Santa María, jefe del sindicato de porteros y empresario de medios afines al kirchnerismo.