“Esto es una guerra”: Trump defiende el uso de la Ley de Enemigos Extranjeros en la deportación de pandilleros

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió el domingo 16 de marzo de 2025 el uso de la Ley de Enemigos Extranjeros para deportar rápidamente a más de 200 presuntos miembros de la pandilla venezolana Tren de Aragua, vinculada a secuestros, extorsión y asesinatos por encargo. La operación, que tuvo lugar a pesar de una orden judicial del juez James Boasberg que intentaba bloquearla, ha generado debate sobre los límites del poder ejecutivo y el uso de una ley históricamente reservada para tiempos de guerra.
A bordo del Air Force One, durante un vuelo nocturno de regreso al área de Washington desde Florida, Trump respondió a preguntas de la prensa sobre si su administración había violado la orden judicial. «No lo sé, tendrán que hablar con los abogados sobre eso», dijo, delegando la cuestión legal a su equipo. Sin embargo, fue enfático al describir a los deportados: «Puedo decirles esto: eran malas personas. Era un grupo malo de, como digo, hombres. Cuando miras los crímenes que han cometido, no encuentras nada más duro ni peor que eso».
La administración justificó la acción afirmando que un juez no tiene autoridad para detener sus decisiones en este caso, un argumento que subraya la postura de Trump de actuar con firmeza contra lo que considera una amenaza grave. Los individuos fueron enviados a El Salvador, donde han sido encarcelados, en lugar de ser devueltos a Venezuela, como algunos esperaban.
Cuando un reportero cuestionó si era apropiado invocar la Ley de Enemigos Extranjeros —utilizada solo tres veces antes, todas durante conflictos bélicos—, Trump argumentó que la situación actual equivale a un estado de guerra. «Bueno, este es un tiempo de guerra porque Biden permitió que millones de personas, muchos de ellos criminales, entraran. Vaciaran cárceles de otros países hacia Estados Unidos. Eso es una invasión», afirmó.
Para el presidente, la llegada de inmigrantes, incluidos «asesinos, traficantes de drogas de alto nivel y personas de instituciones mentales», representa una amenaza más peligrosa que un conflicto tradicional. «En muchos sentidos, esto es más peligroso que la guerra porque, en la guerra, tienen uniformes. Sabes a quién estás enfrentando», añadió.
Trump ha insistido en que estas deportaciones son solo el comienzo. Aunque no detalló planes específicos cuando se le preguntó si habrá más operativos, su tono dejó claro que considera estas medidas esenciales para la seguridad nacional. «Son criminales, muchos, muchos criminales», reiteró, subrayando su visión de la migración como un problema de orden público que justifica respuestas extraordinarias.
El uso de la Ley de Enemigos Extranjeros, promulgada en 1798, ha sido criticado por algunos que argumentan que su aplicación en este contexto excede su propósito original. Sin embargo, Trump y su administración sostienen que el aumento de la inmigración ilegal en los últimos años, combinado con la presencia de elementos criminales, constituye una crisis comparable a una invasión extranjera. Este enfoque refleja la prioridad del presidente de fortalecer las políticas migratorias, un tema central en su agenda.
Por ahora, las preguntas legales sobre la desobediencia a la orden judicial quedan sin respuesta definitiva, y Trump ha dejado el asunto en manos de sus asesores. Mientras tanto, su mensaje resuena entre sus seguidores: la seguridad del país, en su opinión, exige acciones decisivas, incluso si eso significa desafiar precedentes legales o judiciales. El debate sobre estas deportaciones promete continuar, tanto en los tribunales como en la arena política.