Estados Unidos reconsidera su permanencia en la FAO en medio de creciente influencia china

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con sede en Roma, enfrenta una posible ruptura con Estados Unidos, su principal contribuyente financiero.

De acuerdo a reportes recientes, legisladores estadounidenses instaron a la administración de Donald Trump a reconsiderar su membresía en la organización, citando preocupaciones sobre la creciente influencia china en organismos internacionales y el liderazgo del actual Director General de la FAO, el chino Qu Dongyu.

Se conoce que la Casa Blanca ordenó una revisión exhaustiva de la participación de EE.UU. en organismos internacionales, incluyendo la FAO, en el marco de una política más amplia de desvinculación de instituciones que, según el gobierno, han comenzado a actuar en contra de los intereses estadounidenses, según fuentes oficiales.

Esta postura se ha reflejado en decisiones anteriores, como la retirada de EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la UNESCO y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Liderazgo chino en la FAO

El liderazgo de Qu Dongyu en la FAO ha sido objeto de debate, particularmente tras su propuesta de reformar los mandatos del Director General, extendiéndolos a un periodo único de seis años seguido de otro de cuatro. Esta medida, según el organismo, busca atraer a candidatos altamente calificados y alinear los términos de liderazgo con otras agencias de la ONU. Sin embargo, críticos afirman que esto solo serviría para consolidar la influencia de China en la FAO, debilitando el papel de EE.UU. en la gobernanza global de la seguridad alimentaria.

Otro punto de controversia es la propuesta de incremento salarial para el Director General, quien actualmente recibe un salario de 265.910 dólares anuales, más una asignación de representación de 50.000 dólares. Legisladores estadounidenses han señalado que este aumento es injustificado y podría desviar recursos de los programas esenciales de la FAO.

El papel de China en la FAO no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia más amplia de Beijing para consolidar su control sobre organismos supranacionales. En los últimos años, China ha logrado colocar a sus representantes en puestos clave dentro de instituciones como la OMS, la OIT y la UNRWA, utilizando estos espacios para promover su agenda política y económica.

El gobierno de Trump ha respondido con un proceso de desvinculación progresiva de estas entidades, argumentando que su sesgo en favor de China va en detrimento de los intereses de Washington y de la transparencia en la toma de decisiones.

Estados Unidos es el mayor contribuyente de la FAO, aportando el 22% de su presupuesto regular, con una inversión de 64 millones de dólares anuales. Además, en 2022, realizó contribuciones voluntarias por 390 millones de dólares para apoyar a agricultores y ganaderos en distintas regiones del mundo. Sin embargo, la administración Trump ha dejado en claro que no seguirá financiando organismos internacionales donde considere que sus intereses son socavados.

La posible retirada de EE.UU. de la FAO representaría un cambio significativo en la geopolítica de la seguridad alimentaria global. Mientras tanto, la Casa Blanca continúa evaluando su permanencia en otros organismos internacionales, en un esfuerzo por redefinir su papel en la cooperación multilateral y contrarrestar la injerencia china en la gobernanza mundial.

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Redacción Mundo Libre
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