Estados Unidos lanza una ambiciosa iniciativa de investigación sobre las causas del autismo

Más de un centenar de propuestas científicas fueron presentadas para participar en el Autism Data Science Initiative, un programa de investigación impulsado por la administración Trump y anunciado en mayo por el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr.. El proyecto cuenta con un presupuesto de 50 millones de dólares y será coordinado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
El objetivo de esta iniciativa es analizar grandes bases de datos para investigar posibles factores que contribuyan al desarrollo del autismo y evaluar los resultados de tratamientos existentes. Se espera que los primeros estudios seleccionados —hasta 25 propuestas— se den a conocer a fines de septiembre, y que algunos comiencen a mostrar resultados en un plazo de dos a tres años.
Amplia participación científica
La convocatoria atrajo propuestas de cerca de 500 universidades e instituciones de investigación de renombre, entre ellas Harvard, Columbia, Stanford, Johns Hopkins y Brigham and Women’s Hospital. También presentaron proyectos organizaciones de defensa y empresas de análisis de datos.
“Muchos colegas aplicaron porque no estaban seguros de que hubiera otra oportunidad de financiamiento para investigaciones sobre autismo en el corto plazo”, explicó Helen Tager-Flusberg, directora del Centro de Excelencia en Investigación del Autismo de la Universidad de Boston, quien destacó que entre los postulantes hay científicos de gran prestigio en el área.
Un debate abierto
Kennedy ha señalado que el país atraviesa una “epidemia de autismo” relacionada con “toxinas ambientales”, subrayando el fuerte aumento en los diagnósticos desde el año 2000, cuando la prevalencia pasó a ser de 1 en cada 31 niños.
Aunque aún no existe consenso científico sobre las causas del trastorno, numerosos expertos consideran que el componente genético tiene un rol central, posiblemente combinado con influencias ambientales. Entre los factores bajo estudio se incluyen la exposición a químicos ambientales, condiciones prenatales, nutrición, consumo de fármacos durante el embarazo, obesidad materna o nacimientos prematuros. Algunos médicos también lo relacionan con la gran cantidad de vacunas que le administran a los niños desde el nacimiento.
Otros especialistas sostienen que el crecimiento en los casos diagnosticados se debe, en gran medida, a la ampliación de los criterios clínicos y al mayor nivel de conciencia y detección en las últimas décadas.
Replicación y transparencia
Según los lineamientos del NIH, cada proyecto seleccionado deberá compartir sus datos con socios de verificación independientes para garantizar la fiabilidad y reproducibilidad de los hallazgos. Investigadores consultados destacaron positivamente este requisito, al considerar que refuerza la transparencia y la credibilidad de la iniciativa.
Un equipo de la Universidad Case Western Reserve, por ejemplo, presentó un proyecto orientado a analizar historiales médicos para identificar factores comunes que puedan estar asociados al desarrollo del autismo.
Próximos pasos
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), que supervisa el programa, indicó que las subvenciones se otorgarán en septiembre, siempre que las propuestas cumplan con los estándares científicos requeridos. Kennedy, por su parte, ha anticipado que en el mismo mes dará a conocer cambios en políticas de salud relacionados con el autismo, aunque no ha detallado aún cuáles serán.
Con este esfuerzo, Estados Unidos busca dar un nuevo impulso a la investigación de un trastorno cuyo diagnóstico ha aumentado significativamente en las últimas décadas y cuya complejidad sigue planteando desafíos tanto para la ciencia como para las familias.