Espías liberados: sus hijos se enteraron de que eran rusos recién en el vuelo hacia Moscú
Una familia de agentes encubiertos rusos que volaron a Moscú en el mayor intercambio de prisioneros Este-Oeste desde la Guerra Fría estaban tan encubiertos que sus hijos descubrieron que eran rusos sólo después de que el vuelo despegó, dijo el Kremlin el viernes.
«Antes de eso, no sabían que eran rusos y que tenían algo que ver con nuestro país», dijo a los periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
«Y probablemente vieron que cuando los niños bajaron por la escalerilla del avión no hablaban ruso y que Putin los saludó en español. Les dijo ‘buenas noches'», explicó.
Dando nuevos detalles sobre el intercambio y los liberados, Peskov confirmó que Vadim Krasikov, un sicario liberado por Alemania, era un empleado del servicio de seguridad FSB de Rusia y había servido en el Grupo Alfa, la unidad de fuerzas especiales del FSB.
Krasikov fue condenado por un tribunal alemán por matar a un exmilitante checheno en un parque de Berlín en 2019. El presidente Vladimir Putin lo abrazó después de bajar de un avión en Moscú el jueves por la noche.
El espía, que vestía una gorra de béisbol y una camiseta deportiva, fue el primero de los retornados en desembarcar del avión y reunirse con Putin, lo que demuestra su importancia para Moscú, que se enorgullece de traer a casa a agentes de inteligencia arrestados en el extranjero.
Entre los liberados se encontraban los llamados agentes encubiertos «ilegales»: los Dultsev, un matrimonio condenado por un tribunal de Eslovenia por hacerse pasar por argentinos para espiar y que fueron trasladados de vuelta a Rusia con sus dos hijos.
Peskov dijo que mientras la pareja estuvo detenida en la cárcel sólo se les dio acceso restringido a sus hijos y temían que pudieran perder sus derechos parentales.
«Los niños preguntaron ayer a sus padres quién era el que los esperaba (en Moscú). Ni siquiera sabían quién era Putin. Así es como trabajan los ‘ilegales’. Hacen tantos sacrificios por su dedicación a su trabajo», declaró Peskov.
El portavoz del Kremlin informó que las agencias gubernamentales rusas estaban trabajando para liberar a otros rusos en el extranjero. Detalló que el intercambio había sido negociado por el FSB y la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
La decisión de Putin de reunirse con ellos en la pista fue -explicó- «un homenaje a las personas que sirven a su país y que después de pruebas muy difíciles, y gracias al duro trabajo de muchas personas, han podido regresar a la Madre Patria».
El intercambio involucró a 24 prisioneros, incluidos 16 que fueron trasladados desde Rusia a Occidente y ocho prisioneros retenidos en Occidente que fueron enviados de regreso a Rusia. Entre los liberados por Moscú se encontraban el periodista estadounidense Evan Gershkovich y el disidente ruso Vladimir Kara-Murza, que también tiene ciudadanía británica.
Aunque Moscú liberó a más prisioneros de los que recibió, las autoridades rusas lo presentaron como una victoria y pareció caer bien en las calles de Moscú.
«No soy ni remotamente política, pero se mire por donde se mire: cualquier intercambio es maravilloso, que nuestros camaradas rusos regresen a la patria», dijo Zulfia, entrevistada en el centro de la ciudad.
Andrei Lugovoi, un ex espía buscado por Gran Bretaña por asesinar al disidente Alexander Litvinenko con veneno atómico y que ahora se desempeña como jefe de la facción de un partido ultranacionalista en la Duma rusa, dijo en Telegram: «Nuestra gente está en casa con sus familias. Y para cada uno de ellos no es ninguna lástima entregar a un montón de escoria de agentes extranjeros».
Cuando se le preguntó si el intercambio de prisioneros era una señal de que Rusia podría estar lista para alcanzar un acuerdo de compromiso sobre Ucrania, Peskov dijo que eran situaciones diferentes y que el trabajo sobre una posible solución diplomática a lo que Rusia llama su «operación militar especial» en Ucrania se estaba llevando a cabo sobre «principios diferentes».
Reuters