Escándalo internacional: Beijing exige a Reuters borrar video de Xi Jinping sobre trasplantes de órganos
Lo que el Partido Comunista Chino no sabía es que el video ya había sido visto por miles de personas, lo que provocó un gran revuelo internacional.

El régimen chino atraviesa una nueva polémica global tras revelarse que el Partido Comunista Chino (PCCh) presionó a la agencia Reuters para eliminar un video en el que se escuchaba al líder Xi Jinping referirse a la prolongación de la vida humana mediante trasplantes de órganos.
La conversación se produjo durante el desfile militar del 3 de septiembre en la Plaza de Tiananmén, donde Xi intercambió palabras con Vladímir Putin y Kim Jong-un. Lo que parecía ser un diálogo informal fue captado por micrófonos oficiales sin que los líderes advirtieran que estaban siendo grabados.
En esa charla, Xi sugirió que en este siglo los seres humanos podrían llegar a vivir hasta 150 años gracias a la tecnología de trasplantes, comentario que provocó sorpresa e indignación mundial.
El pedido de censura a Reuters
El fragmento de cuatro minutos había sido difundido con la licencia de la televisión estatal china (CCTV) y distribuido por Reuters a más de un millar de medios internacionales. Sin embargo, pocos días después, la agencia recibió una notificación legal desde Beijing exigiendo la retirada inmediata del material. Reuters cumplió con la orden y aclaró que el retiro obedecía a la pérdida de derechos de transmisión, aunque subrayó que el contenido publicado era veraz y se ajustaba a sus estándares de rigor periodístico.
Este intento de censura no hizo más que aumentar la controversia. La eliminación del video fue interpretada como un reconocimiento implícito de que las palabras de Xi realmente se produjeron, lo que encendió un debate global sobre la práctica del régimen en torno a los trasplantes.
En paralelo, el video de Reuters generó debate sobre la transparencia y la libertad de información en China. Aunque el material no abordaba directamente la sustracción forzada de órganos, la acción de retirarlo ha resaltado las tensiones entre los medios internacionales y el control informativo del régimen chino.
El trasfondo: sustracción forzada de órganos en China
Las declaraciones de Xi tocaron una herida abierta. Desde hace más de dos décadas, organizaciones internacionales y tribunales independientes han documentado la sustracción forzada de órganos en China, en particular contra prisioneros de conciencia. Entre las víctimas más señaladas se encuentran practicantes de Falun Dafa (también conocido como Falun Gong), disciplina espiritual perseguida brutalmente desde 1999.
Después de que el PCCh, bajo el entonces líder Jiang Zemin, comenzara su persecución a Falun Dafa en 1999, la industria china de trasplantes de órganos se expandió rápidamente; algunos investigadores estiman que decenas de miles de practicantes de Falun Gong encarcelados eran ejecutados por sus órganos cada año.
En 2019, el Tribunal Independiente sobre la Sustracción Forzada de Órganos en China, con sede en Londres, concluyó que esta práctica se llevaba a cabo “a gran escala” y que constituía un crimen de lesa humanidad. Amnistía Internacional y Human Rights Watch también han denunciado irregularidades graves en el sistema de trasplantes chino.
Revuelo internacional
El hecho de que Xi Jinping hablara de longevidad ligada a trasplantes en un contexto tan público, aunque sin saber que estaba siendo escuchado, fue percibido como una confirmación indirecta de estas denuncias. En redes sociales chinas, pese a la censura inmediata, el término “150 años” se convirtió en tendencia y generó millones de búsquedas en cuestión de horas, antes de ser borrado por los censores del PCCh.
Fuera de China, políticos, activistas y expertos en derechos humanos alertaron que el episodio refuerza la necesidad de investigar y condenar la sustracción forzada de órganos. Algunos señalaron que, lejos de un comentario anecdótico, las palabras de Xi reflejan la visión utilitaria del régimen sobre la vida humana.
Un daño de imagen difícil de revertir
La presión ejercida por Beijing sobre Reuters para borrar el video no logró contener el impacto. Por el contrario, multiplicó la difusión del contenido en redes sociales y reavivó las críticas internacionales contra el PCCh. La imagen de China como potencia moderna y tecnológica vuelve a quedar empañada por acusaciones de prácticas inhumanas y secretismo autoritario.
En este contexto, las palabras de Xi Jinping —pronunciadas quizá con ligereza— se convirtieron en un recordatorio inquietante: el escándalo de los trasplantes forzados en China sigue vivo y, lejos de ser un asunto del pasado, continúa generando alarma en todo el mundo.
El incidente fue señalado por expertos y legisladores internacionales. El congresista estadounidense Chris Smith, co-presidente de la Comisión Ejecutiva del Congreso sobre China, calificó la conversación de «escalofriante» y subrayó la urgencia de medidas para detener la práctica de la sustracción forzada de órganos. Medios internacionales como The Sun también informaron sobre los esfuerzos de censura del PCCh y su intento de controlar la narrativa sobre el video.