Entre la paz y la presión internacional: lo que está en juego en la cumbre Trump–Putin en Alaska

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, celebrarán una esperada cumbre bilateral el próximo viernes 15 de agosto en Alaska. El encuentro fue confirmado oficialmente tanto por la Casa Blanca como por el Kremlin, y tendrá como eje central la búsqueda de una solución pacífica a la guerra en Ucrania, que lleva más de tres años y medio.
Trump anunció la reunión el 8 de agosto a través de su cuenta en Truth Social, describiéndola como un evento “muy esperado” y señalando que se darán más detalles próximamente. Minutos después, Moscú ratificó la información. Yuri Ushakov, asesor presidencial ruso para Asuntos Internacionales, explicó que el lugar elegido se debe a que “Rusia y Estados Unidos son vecinos cercanos que comparten fronteras” y que “parece totalmente lógico que nuestra delegación simplemente cruce el estrecho de Bering para celebrar en Alaska una cumbre tan importante y esperada”.
Según Ushakov, los líderes discutirán “opciones para lograr una solución pacífica a largo plazo para la crisis ucraniana”, un proceso que calificó como “complejo”, pero en el que Rusia participará “de forma activa y enérgica”.
Un contexto de negociaciones previas
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha marcado como prioridad el fin del conflicto armado entre Rusia y Ucrania iniciado en febrero de 2022. Para ello, ha enviado al empresario Steve Witkoff como emisario especial a Moscú, quien ya se ha reunido en cinco ocasiones con Putin en lo que va del año.
En los últimos días, el Kremlin confirmó haber recibido una propuesta de paz “aceptable” de Trump. Según fuentes rusas, el plan contempla un alto el fuego y demandas territoriales de Moscú —incluido el control del Donbás— a cambio del cese de ataques contra Ucrania. Kiev, por su parte, ha respondido con cautela: el presidente Volodímir Zelenski insiste en que cualquier acuerdo debe incluir un alto el fuego inmediato y garantías de seguridad de Occidente.
Trump ha declarado que, a su juicio, “mucha gente está muriendo” y que existe “una oportunidad de lograr la paz”, afirmando que las negociaciones iniciarían directamente con Rusia.
Reacciones y tensiones internacionales
La confirmación de la cumbre ha generado expectativas, pero también advertencias. El enviado de inversiones de Rusia, Kirill Dmitriev, sostuvo que “varios países interesados en continuar el conflicto harán esfuerzos titánicos para interrumpir la reunión”, aludiendo a posibles “provocaciones y desinformación” sin mencionar naciones concretas.
El propio Zelenski, antes del anuncio oficial, había propuesto una reunión presencial con Putin, incluso durante las conversaciones telefónicas mantenidas con Trump y líderes europeos. Sin embargo, Moscú ha descartado por ahora ese encuentro directo debido a diferencias políticas.
El proceso diplomático se desarrolla en un entorno de creciente presión geopolítica. Washington ha intensificado sus medidas comerciales contra países que mantienen lazos energéticos con Rusia, como India, en un intento de reforzar su posición en las negociaciones.
Aunque la cita en Alaska ha sido presentada como un paso significativo hacia la paz, persisten obstáculos importantes: las demandas territoriales rusas, la resistencia de Kiev, las disputas sobre soberanía y la necesidad de apoyo internacional para cualquier acuerdo. El resultado de la cumbre sigue siendo incierto, pero se perfila como un momento clave en la diplomacia global de 2025.