El siniestro “Proyecto de 150”: ¿qué secreto conoce Xi Jinping sobre la longevidad?

El Proyecto de 150 revela un régimen que persigue la vida eterna con un costo tan brutal como real. Pero la historia sugiere que ninguna arrogancia puede desafiar impunemente los límites éticos y existenciales de la vida humana. Cuando el tiempo finalmente pase, el juicio no será solo histórico: será moral.

Durante el desfile militar en Beijing del 3 de septiembre, un micrófono abierto captó una conversación inquietante entre Xi Jinping, Vladimir Putin y Kim Jong-un. Xi mencionó la posibilidad de “vivir hasta 150 años”, la “inmortalidad” y los trasplantes de órganos. Putin respondió que la biotecnología avanza rápidamente y que “los órganos humanos pueden trasplantarse continuamente”, sugiriendo que la ciencia podría abrir una puerta hacia una vida prolongada.

Este breve diálogo, difundido públicamente, no pasó desapercibido. Para muchos expertos, es una pista sobre lo que se conoce como el Proyecto de 150”, un plan secreto del Partido Comunista Chino (PCCh). El objetivo: prolongar la vida de sus líderes más encumbrados mediante dietas selectivas, medicina de élite y, en particular, trasplantes de órganos a demanda.

Longevidad excepcional entre los dirigentes comunistas

Resulta notable que, a pesar de que la expectativa de vida media en China ronda los 78 años, muchos líderes del PCCh superaron ampliamente esa marca. Figuran en la lista: Song Ping (103 años), Wang Guangying (101), Zhu Rongji (92) y Chen Shunyao (102), entre otros.

El caso de Jiang Zemin ejemplifica esta tendencia. Falleció el 30 de noviembre de 2022 en Shanghái, a los 96 años. Fue un líder prolongado, pero esa longevidad alcanza tintes sospechosos cuando se considera el sistema de “ofrendas especiales”, instaurado desde los años 40, que provee a la élite del régimen alimentos exclusivos, medicinas de alta gama, oxígeno enriquecido y agua purificada, pero que esconde un secreto mucho más atroz.

Un sistema moralmente macabro: los trasplantes forzados

Desde 2006, The Epoch Times dedicó esfuerzos a denunciar lo que describió como sustracción forzada de órganos a prisioneros de conciencia, especialmente practicantes de Falun Gong, cuya persecución comenzó en 1999 ordenada por Jiang Zemin.

Estos informes fueron respaldados por organizaciones de derechos humanos, parlamentos occidentales y organismos independientes. El Tribunal de China, organismo independiente con sede en Londres, determinó en 2019 que más allá de toda duda razonable, el PCCh ejecuta un sistema sistemático de extracción de órganos, constituyendo crímenes de lesa humanidad.

El “Proyecto de Salud” para la élite

El llamado “Proyecto de Salud”, implementado en institutos como el Hospital 301 de Beijing, apunta a extender la vida de los dirigentes a 150 años. Según ha trascendido, esta iniciativa combina prevención del cáncer, tratamientos antienvejecimiento y —sobre todo— trasplantes de órganos “regeneradores”.

El magnate exiliado Guo Wengui afirmó en 2017 que existe un sistema oficial que garantiza “órganos jóvenes y frescos” para altos funcionarios, mediante trasplantes frecuentes que se pagan a través de un sistema clandestino de “donación involuntaria”.

Guo también reveló que el hijo de Jiang Zemin, Jiang Lianheng, recibió tres trasplantes de riñón por los cuales mataron a cinco personas. Meng Jianzhu, secretario del Comité Político y Legal del partido comunista, arregló un trasplante de riñón para su madre, posiblemente ejecutando a más de un prisionero.

El rol de Wuhan y el Hospital Tongji

La ciudad de Wuhan, epicentro del COVID-19, ya era antes pieza clave del sistema. El Hospital Tongji es considerado uno de los principales centros de trasplantes «a pedido» en el país. Investigadores de WOIPFG documentaron llamadas telefónicas en las que médicos admiten haber utilizado órganos de practicantes de Falun Gong para trasplantes urgentes. Todo ocurre con sorprendente eficiencia, lo que sugiere una fuente constante de «donantes» forzados.

En plena pandemia, Beijing destacó dos operaciones exitosas de trasplante de pulmón doble. Detrás del anuncio se sospecha que varias personas jóvenes sanas fueron sacrificadas para lograrlo, lo que profundiza la sospecha de que prisioneros de conciencia siguen siendo una fuente masiva de órganos frescos.

Horizonte espiritual vs. materialismo científico

Mientras que las antiguas creencias budistas y taoístas enfatizan la fugacidad de la vida terrenal y la necesidad de trascendencia espiritual, el PCCh impuso un materialismo radical.

En ese esquema, la ciencia y el control biológico se convierten en el camino hacia la supuesta inmortalidad, mientras que las personas —en este caso prisioneros de conciencia— son reducidas a meros recursos biológicos.

Reacciones

Varios legisladores estadounidenses y activistas de derechos humanos expresaron su preocupación por el tema de la conversación entre Putin y Xi.

Cuando se le preguntó sobre el intercambio, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson (republicano por Luisiana), dijo: «Les diré que hemos escuchado algunas historias horribles de estos trasplantes de órganos y todo esto en China, que los toman de donantes involuntarios… por decirlo suavemente».

El representante Chris Smith (RN.J.) declaró en un comunicado de prensa: «El carácter informal, casi anecdótico, de la conversación entre Xi y Putin sobre los trasplantes de órganos subraya la necesidad de que Estados Unidos actúe con firmeza y rapidez para investigar y poner fin de una vez por todas a la práctica bárbara de la sustracción forzada de órganos». A continuación, se refirió a la legislación que presentó para permitir a Estados Unidos castigar severamente a quienes sustraen órganos y prevenir preventivamente las extracciones forzadas de órganos. 

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Redacción Mundo Libre
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