Familias de El Salvador agradecen a Bukele tras haber recuperado sus casas usurpadas por pandilleros
Residentes del suburbio salvadoreño La Campanera están agradecidos de poder regresar a sus propios hogares. Hasta hace poco tiempo, este era territorio tomado por la pandilla Barrio 18, pero gracias a la ‘guerra contra las pandillas’ iniciada hace casi un año por el presidente Nayib Bukele, actualmente se percibe un ambiente de seguridad en esta zona de pequeñas viviendas de clase trabajadora.
Para no vivir sometidos a los mandatos de la pandilla que se había apoderado de la zona, muchas familias abandonaron sus casas, que luego fueron usurpadas por delincuentes. Sus cabecillas incluso las rentaban a quienes se sometían a sus reglas de convivencia, de acuerdo a un reporte de France 24.
Pero esta situación cambió el pasado el 3 de diciembre, cuando Bukele ordenó que miles de soldados y policías rodearan el municipio de Soyapango, donde se encuentra el vecindario La Campanera.
Para facilitar su escape, los pandilleros rompieron las paredes de muchas viviendas y también desprendieron los números que identificaban a las casas.
Hace casi un año, el Congreso aprobó un régimen de excepción -que se ha ido prorrogando- que permite detenciones sin orden judicial.
Según Bukele, el régimen de excepción permitió arrebatar el control que las pandillas tenían sobre el 80% del territorio salvadoreño y actualmente el país que fue el más inseguro para vivir se ha convertido en uno de los más seguros, con la tasa más baja de homicidios de Latinoamérica.
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Volviendo a casa
Tras la captura o huida de los pandilleros, llegan a diario a La Campanera muchas familias que desean recuperar sus casas.
Una casa usurpada donde los pandilleros habían montado una panadería y donde una vez quemaron a un agente de seguridad, ahora se convirtió en una delegación de la Policía Nacional Civil.
Una extrabajadora textil, Ana Vilma Cuéllar, se muestra agradecida en regresar a su casa después de 2 décadas.
“Es una alegría”, dijo entre lágrimas esta mujer de 62 años. “He pasado muchas cosas [dificultades]”, agregó esta mujer salvadoreña que tuvo que alquilar otra vivienda en Ilopango, un suburbio capitalino controlado por otra pandilla.
“Hoy sale uno con libertad” a la calle, dijo a la AFP Roberto Morales, de 55 años, quien sobrevivió con su familia en La Campanera durante los años de sometimiento a la pandilla.
El gobierno de Bukele estima que al menos 6.000 viviendas fueron tomadas por pandilleros en todo el país.
Los departamentos del país con mayor número de viviendas recuperadas son San Salvador (3.400), La Libertad (500), Santa Ana (300) y Sonsonate (150). En La Campanera suman 500.
Régimen de excepción y cuestionamientos internacionales
Luego de un sangriento fin de semana en el que se registraron 87 homicidios, el gobierno salvadoreño decretó un régimen de excepción el 27 de marzo de 2022, con el fin de frenar el «incremento desmedido» de las muertes atribuidas a las pandillas.
Posteriormente, el órgano legislativo -a pedido de Bukele- lo siguió extendiendo y aún sigue en vigencia.
El régimen de excepción supone la suspensión de algunas garantías constitucionales y se puede aplicar «en casos de guerra, invasión del territorio, rebelión, sedición, catástrofe, epidemia u otra calamidad general o de graves perturbaciones del orden público».
Asimismo, ha permitido a las autoridades detener a personas sin orden judicial, lo que que ha llevado a prisión a unos 62.000 presuntos pandilleros. Desde entonces, unas 3.000 personas han sido liberadas.
Sin embargo, estas capturas bajo el régimen de excepción han sido cuestionadas por organismos de derechos humanos al no tener en cuenta los «derechos» de las personas, que viven hacinadas dentro de las cárceles.
Bukele -que se presentará a la reelección en 2024- ha defendido el estado de excepción como un instrumento clave de su plan de seguridad, frente a las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos que cuestionan los excesivos poderes que concede este régimen a las fuerzas de seguridad. Además, Bukele ha sido tildado -especialmente por EE. UU.- de tener «derivas autoritarias».
Por su parte, Bukele ha dicho que todo el enfoque de Derechos Humanos Internacional o de las ONG está enfocado en los «derechos de los delincuentes», pero no les interesan los «derechos de la gente honrada».
Más allá de las críticas internacionales, la prensa y los organismos de derechos humanos, Bukele es un personaje extremadamente popular. Con un índice de aprobación del 88%, los expertos coinciden en que su reelección es casi un hecho.