El retiro de Argentina del Consejo de DDHH de la ONU: soberanía frente a organismos internacionales

En un movimiento audaz que reafirma su compromiso con la soberanía nacional y con una política exterior independiente, Argentina decidió retirar su candidatura al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU). La medida, tomada por la administración del presidente Javier Milei, marca un giro estratégico que privilegia la autonomía del país frente a foros internacionales que, según el gobierno, han perdido credibilidad al permitir que naciones cuestionadas en materia de libertades fundamentales ocupen asientos de decisión.

Lejos de significar aislamiento, esta decisión busca posicionar a Argentina como una nación capaz de defender los derechos humanos en sus propios términos y de impulsar un diálogo global más auténtico y menos condicionado por agendas políticas externas.

Un Consejo cuestionado por su composición

El CDHNU, integrado por 47 países miembros, ha sido objeto de crecientes críticas debido a la participación de gobiernos acusados de violaciones sistemáticas de derechos humanos. China, por ejemplo, fue reelegida en 2020 con 139 votos pese a las denuncias documentadas sobre la detención masiva de uigures en Xinjiang, la censura a la libertad de expresión y la persecución contra comunidades religiosas. Entre estas se encuentra el caso de los practicantes de Falun Dafa (Falun Gong), víctimas de una campaña de represión que desde 1999 incluye detenciones arbitrarias, trabajos forzados y torturas, reconocidas por múltiples informes internacionales.

De manera similar, Cuba también obtuvo un puesto en 2020 con 170 votos, pese a su historial de represión a la disidencia, restricciones a la prensa independiente y la existencia de más de 1.000 presos políticos, según datos de organizaciones como Freedom House. Estos ejemplos alimentan la percepción de que el Consejo prioriza intereses políticos por encima de su misión central de proteger los derechos humanos.

Un nuevo enfoque global

La decisión también refleja un criterio pragmático en el uso de recursos. Al reducir su participación en foros percibidos como ineficaces, Argentina puede redirigir esfuerzos diplomáticos hacia prioridades internas —como la recuperación económica— y hacia mecanismos internacionales que garanticen resultados concretos.

Esta postura se alinea con la visión expresada por Milei en la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2024, donde calificó al organismo como un “leviatán de múltiples tentáculos” que impone agendas ideológicas contrarias a la soberanía de los Estados, como la Agenda 2030.

Al optar por no renovar su candidatura para el período 2025-2027, Argentina envía un mensaje contundente: la verdadera defensa de los derechos humanos requiere coherencia e integridad, no la aceptación acrítica de instituciones que han tolerado la presencia de regímenes represivos. El país mantendrá su compromiso con los tratados internacionales de derechos humanos y seguirá participando como observador en el CDHNU, sin comprometer su autonomía.

Este giro estratégico invita a otros países a reconsiderar la eficacia de organismos globales como el CDHNU y a explorar nuevas plataformas para avanzar en la defensa de las libertades fundamentales. En definitiva, Argentina reafirma su compromiso con un futuro donde los derechos humanos no solo se debatan en discursos diplomáticos, sino que se protejan activamente, dentro y fuera de sus fronteras.

Foto del avatar
Redacción Mundo Libre
Por favor, activa JavaScript en tu navegador para completar este formulario.
Consent

COMENTARIOS

guest
0 Comentarios
Más antiguo
Más reciente
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios