El «Pearl Harbor de Rusia»: el ataque de Ucrania a las bases aéreas rusas
Ucrania ejecutó una operación militar que marcó un momento clave en el conflicto con Rusia el pasado 1 de junio. Conocida como Operación Telaraña, esta acción tuvo como objetivo bases aéreas estratégicas rusas, destruyendo más de 40 aviones militares, incluidos bombarderos Tu-95 y Tu-22, además de un avión de reconocimiento A-50.
Planificada durante un año y medio por la inteligencia ucraniana, la operación utilizó drones avanzados con inteligencia artificial y navegación autónoma. Estos atacaron aeródromos en regiones remotas como Múrmansk, Irkutsk, Ivánovo y Riazán, a miles de kilómetros de Ucrania. El ataque reveló fallos en las defensas aéreas rusas, ya que los drones evadieron sistemas de detección y alcanzaron aviones vulnerables en tierra.
El daño fue considerable. Los bombarderos estratégicos destruidos, fundamentales para la proyección de poder de Rusia, son difíciles de reemplazar, ya que algunos modelos ya no se fabrican. Analistas compararon el impacto con el de Pearl Harbor, por la audacia y el efecto psicológico de llevar el conflicto al territorio ruso.
A pesar del golpe, Rusia mantuvo capacidad para atacar objetivos civiles en Ucrania. La operación ocurrió días antes de negociaciones de paz en Estambul, generando tensiones adicionales. Algunos consideraron que fortaleció la posición de Ucrania en las conversaciones, mientras que otros señalaron que pudo complicar un posible alto al fuego.
¿Qué impacto tiene esta acción en las conversaciones de paz en Estambul?
Todo indica que el momento de esta ofensiva fue cuidadosamente elegido: ocurrió apenas unas horas antes del inicio de la segunda ronda de negociaciones directas entre las partes enfrentadas, que se desarrollan en Estambul.
En este sentido, es posible que Ucrania haya buscado con esta acción forzar una reacción rusa que rompa el diálogo, o bien reforzar su propia posición en la mesa de negociaciones.
Las delegaciones llegan a Estambul con posturas marcadamente opuestas. Ucrania plantea un alto el fuego que permita abrir el camino para discutir los términos de una eventual salida al conflicto.
Por su parte, Moscú ha evitado hablar de un alto el fuego como punto de partida y solo ha mencionado un memorando que presentará en Estambul, el cual incluye exigencias amplias como condiciones previas, pero que -según él- llevarían a una paz sostenida y a largo plazo.
Aunque anteriormente el presidente Vladimir Putin ordenó dos breves ceses de hostilidades, no ha dado respuesta a la propuesta ucraniana de una tregua de 30 días, ya que considera que esta tregua sobre le daría tiempo a Zelensky para reagruparse y conseguir más recursos para la guerra.
