El Partido Comunista Chino está en contra de la humanidad y de lo divino
(Minghui.org) Desde que tomó el poder en 1949, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha reprimido al pueblo chino y puesto en peligro al mundo. De hecho, va contra la humanidad y contra lo divino.
Sin consideración por la naturaleza humana ni por lo divino
Durante miles de años, la humanidad respetó la naturaleza y siguió los valores tradicionales. Así ocurría especialmente en la antigua China, donde la armonía entre el Cielo, la Tierra y la Humanidad estaba bien preservada. El confucianismo, por ejemplo, abogaba por la benevolencia, la rectitud, la cortesía, la sabiduría y la fe. El taoísmo enfatizaba el abandono de los malos pensamientos y el retorno a nuestra verdadera naturaleza. El budismo enseñaba a ser amable con los demás.
Pero el comunismo descartó todo esto. Karl Marx estaba en contra de los sistemas de fe y dijo: «La religión es el opio del pueblo». Mao Zedong comentó más explícitamente: «Luchar con el cielo es una alegría sin fin, luchar con la tierra es una alegría sin fin y luchar con la humanidad es una alegría sin fin».
En consonancia con las palabras de Mao, el PCCh siempre se preocupó de sí mismo, no de la vida de las personas. Durante la Revolución Cultural, destruyó los valores tradicionales y enfrentó a un grupo de personas contra otro, fomentando el odio entre compañeros de trabajo, vecinos e incluso familiares. Con el bloqueo draconiano de cero COVID, se encerró a la gente en los edificios incluso cuando se producían terremotos o incendios. Mientras exigía a los miembros del PCCh que siguieran ese «espíritu del Partido», les hacía desafiar a la naturaleza y al cielo cometiendo malas acciones sin darse cuenta de que estaban haciendo el mal. Además, el Partido censura la información y manipula la opinión pública para engañar a los ciudadanos, incluidos los miembros del Partido.
Rechazar al PCCh nos ayudará a volver al buen camino
El comunismo también tiene diferentes definiciones de la humanidad en comparación con los valores tradicionales. El emperador Taizong de la dinastía Tang, por ejemplo, dijo a sus hijos que «para evaluar la conducta de una persona, lo más importante es la virtud». En Di Fan, una colección de escritos para sus hijos, lo explicaba con detalle. «Durante estos 13 años siendo emperador, me he abstenido de hacer viajes de ocio o de entregarme a placeres sensoriales en casa», escribió. «Nacido en el palacio real, debes saber que el precedente imperial debe empezar por ser estricto consigo mismo».
Es decir, apreciando la virtud, la gente mantendría un estándar moral relativamente alto. Junto con la creencia de que «el bien es recompensado con el bien, y el mal con el mal», prestarían atención a su conducta y a la naturaleza de su mente.
Pero el comunismo acabó con todo esto. «La historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de lucha de clases», escribió Marx en El Manifiesto Comunista. Mao Zedong también dijo: «Con ochocientos millones de personas, ¿cómo puede funcionar sin lucha?». Es evidente que el odio y la brutalidad son el tema central de los comunistas, desde Marx hasta la Unión Soviética, y el PCCh.
«Otro dicho igualmente famoso de Mao era que una campaña como la Revolución Cultural debía llevarse a cabo ‘cada siete u ocho años'», escrito en Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista: «El uso repetitivo de la fuerza es un medio importante para que el PCCh mantenga su gobierno en China. El objetivo del uso de la fuerza es crear terror. Cada lucha y movimiento ha servido como instrumento de terror, para que el pueblo chino esté en un constante estado de miedo, se vuelva sumiso y sea esclavizado gradualmente bajo el control del Partido».
Acabar con el PCCh devolverá a la humanidad una vida pacífica, segura y normal.
Salir del laberinto de mentiras
Uno puede preguntarse cómo un régimen tan despiadado como el PCCh pudo ser adoptado por el pueblo chino. Fue un proceso largo y, hasta cierto punto, puede describirse como un esfuerzo de yin zhen zhi ke (beber veneno para calmar la sed).
Después de la Guerra del Opio, que tuvo lugar entre 1830 y 1860, China como nación estaba debilitada y mucha gente buscaba un camino a seguir, especialmente tras el colapso de la dinastía Qing en 1912. Los intelectuales y la opinión pública en general buscaban una solución rápida para impulsar a China, y el «éxito» de la Unión Soviética parecía ser una opción -la crueldad del comunismo soviético no fue bien reconocida hasta mucho más tarde, como la Gran Hambruna (1932 – 1933).
Algunas personas propusieron adoptar la teoría comunista y el primer Congreso Nacional del PCCh se celebró en julio de 1912 con 15 participantes. La mayoría de ellos fueron pronto purgados por el PCCh, ya que no eran lo suficientemente implacables (como Chen Duxiu, Zhang Guotao) y algunos se convirtieron en traidores (como Chen Gongbo y Zhou Fohai). Dong Biwu y Mao Zedong murieron como miembros leales del PCCh, en 1975 y 1976, respectivamente.
Fue durante diversas luchas internas y campañas políticas cuando Mao, así como otros altos dirigentes del PCCh, aprendieron a convertirse en verdaderos miembros del PCCh. Es decir, adquiriendo nueve rasgos heredados del comunismo (maldad, engaño, incitación, desencadenamiento de la escoria de la sociedad, espionaje, robo, lucha, eliminación y control), tal y como se resume en los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista.
Además, el PCCh adquirió más experiencia en el uso de la propaganda para controlar la mente de la gente. Después de la Reforma de Pensamiento de los Intelectuales (1951 – 1952), lanzó la Campaña Antiderechista (1957 – 1959) para eliminar cualquier opinión negativa sobre el Partido. El caos de la Revolución Cultural (1966 – 1976) fue aún más lejos y borró los valores tradicionales de la mente de la gente, obligándoles a mantener siempre sus palabras y acciones en consonancia con el PCCh.
Como resultado, durante muchas de estas campañas, incluyendo la Masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989, la persecución a Falun Dafa (1999 – presente), y el confinamiento de tres años (2020-2023) en China, aquellos que siguieron las órdenes no se dieron cuenta de que todo esto perjudicaba a la gente y en su lugar culparon a otros por desobedecer las órdenes del Partido.
Con los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, el pacífico sistema de ejercicios y meditación de Falun Dafa reconectó a la gente con los valores tradicionales y les enseñó a ser buenos ciudadanos. Poco después de su presentación al público en 1992, atrajo a decenas de millones de personas por los enormes beneficios que aporta a la mente y al cuerpo.
Pero su naturaleza de brutalidad y mentiras hizo que el PCCh no estuviera dispuesto a renunciar a controlar a la gente. Por eso, el exlíder del PCCh, Jiang Zemin, comenzó a perseguir a Falun Dafa en julio de 1999. Aunque al principio los funcionarios y la gente común simpatizaban con los inocentes practicantes de Falun Dafa y su fe en Verdad-Benevolencia-Tolerancia, la interminable propaganda difamatoria del PCCh los apartó más tarde de su conciencia.
Al ponerse del lado del PCCh para discriminar y perseguir a los practicantes de Falun Dafa en su creencia para ser mejores ciudadanos, la gente también está arriesgando su futuro -tanto moral como legalmente- y socavando la sociedad. Afortunadamente, tras la publicación de los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista, más de 406 millones de chinos han renunciado a su pertenencia a las organizaciones del PCCh, incluidas la Liga de la Juventud y los Jóvenes Pioneros.
“Cuando el corazón humano ya no es bueno, entonces crea ye, se enferma y sufre calamidades” escribió el Sr. Li Hongzhi, fundador de Falun Dafa. “Pero el actual “virus PCCh” (neumonía Wuhan) este tipo de epidemia tiene un propósito, tiene un objetivo y por eso viene. Ese ha venido para eliminar a los elementos del partido perverso y a la gente que va junto con el perverso partido comunista chino” (Raciocinio).
Ha llegado el momento de despertar de las mentiras del PCCh y rechazar el régimen por un mañana mejor.