El horrendo crimen de la sustracción de órganos y el papel de la ONU
En los regímenes comunistas siempre es difícil probar cualquier denuncia contra los que ocupan el poder y mucho más cuando el traspaso de «líderes» queda en la familia o en el selecto círculo de los confiables para seguir el dogma.
Tanto en China como en Cuba, donde imperan los infames partidos comunistas, se dan fenómenos horrendos y repudiables que por mucho que me duele decirlo se convierten en un gran problema a la hora de probarlos ante organizaciones defensoras de derechos humanos.
La mayoría de las veces la veracidad de los denunciantes se logra cuando pueden probarlo con fotos documentos y testimonios gráficos. Los países violadores de los derechos del hombre lo saben y como no hay forma de sancionarlos el crimen se repite una y otra vez.
La indiferencia por parte de los gobiernos de China y Cuba ante las denuncias es la misma de siempre. Por décadas, víctimas de abuso en Cuba se han presentado ante la ONU para decir que en la isla se les extraía la sangre a los presos antes de fusilarlos. La respuesta por parte de Cuba es negarlo o desmentirlo. No ha pasado nada.
En China sucede igual, es difícil de probar que asesinan a seres humanos para extraerles los órganos, que existe el comercio de ellos y que son prácticas permitidas por el PCCh.
Desde hace décadas, asesinatos, abusos masivos y violaciones de los derechos humanos son presentados ante la ONU y siempre ocurre lo mismo. Conforman un extenso archivo que solo sirve para que los periodistas accedan a hacer resúmenes cada año.
La verdad es esa.
La ONU, creada en 1945 como la organización que tenía facultad para regular conflictos y otra guerra mundial como la que acababan de vivir en aquella etapa, ha torcido los caminos y hoy la veo como el escenario donde cada cierto tiempo se presentan decenas de documentos que constituyen denuncias de violaciones.
China y Cuba en el banquillo de los acusados
A finales de enero de 2024, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, expresó preocupación por la sustracción forzada de órganos por parte del Partido Comunista Chino a creyentes devotos.
¿Saben ustedes cuántas veces esa denuncia se ha presentado en las Sesiones de la ONU? ¿Alguien me cuenta qué efecto positivo para la vida y la integridad física de los chinos ha tenido que en diferentes cónclaves se denuncien esos crímenes?
En algunos sitios se ofrecen cifras de víctimas y casi siempre se advierte que debido a las características de los regímenes comunistas las cifras pueden ser mayores.
En 2021 leí en varios sitios de Internet que compartieron la misma información que expertos de la ONU habían expresado su alarma por los informes de sustracción forzada de órganos a detenidos, ejecutada por las autoridades de China.
Esos mismos sitios que cubrieron la noticia recordaron que «ya en 2006 se habían presentado serias acusaciones de sustracción forzada de órganos».
Otro informe de 2021 indicaba que expertos, parlamentarios y testigos de 19 países participaron en la Cumbre Mundial para Combatir y Prevenir la Extracción Forzada de Órganos para informar, educar y movilizar.
Causa espanto y horror leer las noticias en las que se ofrecen detalles grotescos de cómo ocurren los trasiegos y el comercio de órganos. Pero lo más fuerte es pensar que la indiferencia de las naciones ante esos crímenes sobrepasa los límites de la comprensión humana.