El HHS solicita al CDC investigar un posible vínculo entre vacunas y autismo

El Secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS) de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., ha encargado al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) que realice una investigación sobre una posible conexión entre las vacunas y el autismo. La solicitud, reportada por diversos medios como CNN y The Washington Post, se llevará a cabo mediante el uso del Vaccine Safety Datalink, una base de datos que monitorea la seguridad de las vacunas y examina posibles reacciones adversas.
Andrew Nixon, portavoz del HHS, señaló en un comunicado que esta iniciativa responde a preocupaciones planteadas por el presidente Donald Trump. “Como dijo el presidente Trump en su discurso conjunto ante el Congreso, la tasa de autismo en los niños estadounidenses ha aumentado vertiginosamente”, afirmó Nixon. “El CDC no dejará piedra sin remover en su misión de descubrir qué está ocurriendo exactamente. El pueblo estadounidense espera investigaciones de alta calidad y transparencia, y eso es lo que el CDC está ofreciendo”.
Kennedy, quien durante años ha expresado su creencia en un vínculo entre vacunas y autismo, lidera esta iniciativa en un contexto de debate continuo. Mientras que numerosos científicos y medios tradicionales sostienen que no existe evidencia sólida que respalde esta relación, y atribuyen el aumento en los diagnósticos a una mayor conciencia sobre trastornos del desarrollo, otros observan patrones que consideran dignos de análisis. Por ejemplo, algunos críticos destacan la casi inexistente incidencia de autismo en comunidades como la Amish, donde la vacunación no es una práctica común.
En su reciente discurso ante el Congreso, Trump reiteró su compromiso con la visión de Kennedy, resumida en el lema “Hacer que América vuelva a estar saludable” (MAHA, por sus siglas en inglés). El presidente señaló estadísticas que muestran un incremento notable en las tasas de autismo entre los niños. “Nuestro objetivo es eliminar las toxinas de nuestro entorno, los venenos de nuestros alimentos y mantener a nuestros niños sanos y fuertes”, afirmó Trump. “Hace no mucho tiempo, 1 de cada 10.000 niños tenía autismo. Ahora es 1 de cada 36. Hay algo que está mal. Vamos a descubrir qué es, y no hay nadie mejor que Bobby y su equipo para resolverlo”.
Trump resaltó la magnitud del cambio: de una proporción de 1 en 10.000 a 1 en 36, subrayando la urgencia de abordar esta tendencia. El trabajo para esclarecer las causas ya está en marcha, con el CDC asumiendo el desafío de proporcionar respuestas basadas en datos. Este esfuerzo promete ser un punto focal en la agenda de salud del gobierno, mientras se busca equilibrar las expectativas públicas con el rigor científico.
La investigación, que apenas comienza, podría reavivar discusiones sobre la seguridad de las vacunas y la salud infantil, en un momento en que tanto defensores como escépticos esperan resultados claros y transparentes.