El Gerenuk: el asombroso antílope que sobrevive sin agua
Imagina vivir sin agua, una de las necesidades más básicas de la vida. En la naturaleza, muchos animales tienen formas de hacer frente a la falta de hidratación, pero ni siquiera un camello puede sobrevivir sin necesitar llenarse de vez en cuando.
Sin embargo, hay un tipo de antílope en las tierras áridas de África que se ha adaptado a la vida sin agua.
El antílope de cuello largo
El gerenuk, que significa «cuello de jirafa» en somalí, se encuentra principalmente en Somalia, Kenia y el sur de Yibuti.
Llamado así por su largo cuello, este antílope puede llegar a medir hasta 1,5 metros. Los gerenuk son capaces de alcanzar grandes alturas al erguirse sobre sus largas patas, lo que les permite llegar a una sabrosa vegetación a dos metros del suelo.
Viven en pequeños grupos, formados principalmente por hembras emparentadas y sus crías, mientras que los machos suelen vivir solos o en pequeños grupos de solteros.
Sus grandes ojos y orejas dan al gerenuk un aspecto entrañable, ya que utiliza sus pestañas y los pelos sensoriales de su hocico para pastar con seguridad entre los arbustos espinosos mientras come.
Sin agua, no hay problema
Entonces, ¿cómo sobrevive sin agua este insólito animal?
Los gerenuk comen mucha vegetación cada día. Su enorme apetito por las hojas frescas, los brotes, las flores y los frutos les proporciona suficiente humedad para sobrevivir.
Los gerenuk también tienen varias formas de conservar la humedad: un estilo de vida sedentario, una orina muy concentrada y unos conductos nasales únicos, adaptados para evitar la pérdida por evaporación.
Debido a su capacidad de vivir sin agua, los gerenuk pueden vivir en tierras secas y áridas, donde la falta de fuentes de agua adecuadas también significa menos depredadores y una menor competencia con otros herbívoros que necesitan beber.
El peligro de los humanos
Aunque el gerenuk se ha adaptado para sobrevivir a las duras condiciones, se enfrenta a otras amenazas. Además de los habituales depredadores africanos, la pérdida de hábitat y la fragmentación se ciernen sobre ellos, a medida que los humanos se expanden por sus tierras.
Con solo unos 95.000 gerenuk en libertad, están clasificados como «casi amenazados». Los grupos conservacionistas trabajan para evitar que se eleven a la categoría de «En peligro».
Uno de estos grupos, el Sheldrick Wildlife Trust, rescató en 2013 una cría de gerenuk huérfana. El pequeño antílope recibió el nombre de Nuk. Vivió y se socializó con una manada de impalas, pero cuando le empezaron a crecer los cuernos y se acercó demasiado a las hembras, los machos empezaron a ahuyentarle y volvió a la naturaleza.
La Fundación es optimista y cree que Nuk tendrá un futuro brillante y una familia propia.
«Parece que se lo está pasando en grande y que quizás haya establecido su propio territorio», dijo Amie Alden, directora de comunicaciones y medios de comunicación de la fundación, según informa The Dodo. «Aunque es agridulce no verlo, estamos orgullosos de que haya encontrado claramente su lugar en la naturaleza. Una historia de éxito total».
Los animales en su hábitat natural pueden ser increíblemente ingeniosos y adaptables, pero están indefensos ante la humanidad. Si somos capaces de dar un paso atrás y frenar nuestros impulsos egoístas, podemos ganar mucho observando la naturaleza.
De animales como el gerenuk podemos aprender la capacidad de recuperación y la resistencia, cualidades que probablemente sean muy útiles en este mundo cambiante.