¿El fin del juego de Xi? La purga militar alcanza a 33 generales y expone fracturas dentro del Partido Comunista Chino

Por Xiao Ran, Vision Times

A pocos días del inicio de la Cuarta Sesión Plenaria del Partido Comunista Chino (PCCh), una purga militar sin precedentes sacudió los cimientos políticos y de defensa en Beijing. Según informes oficiales e independientes, nueve altos generales y 24 oficiales superiores —la mayoría de ellos promovidos personalmente por Xi Jinping— fueron destituidos o puestos bajo investigación, en lo que se considera la mayor reorganización militar en la historia reciente de China.

Analistas sostienen que esta medida no solo revela un aumento de las luchas internas de facciones, sino también un posible desmoronamiento de la estructura de poder que ha sostenido el gobierno de Xi durante más de una década.

Una purga de proporciones históricas

El 17 de octubre, el Ministerio de Defensa Nacional de China (MND) anunció oficialmente la expulsión de nueve generales tanto del Partido como del Ejército. Entre ellos figuraban el vicepresidente de la Comisión Militar Central (CMC), He Weidong, el jefe del Departamento de Trabajo Político, Miao Hua, y varios comandantes a cargo de ramas clave del Ejército Popular de Liberación (EPL). Las acusaciones: “graves violaciones a la disciplina y la ley”.

Al día siguiente, el 18 de octubre, el ministerio confirmó que otros 24 generales habían sido removidos de sus cargos, entre ellos Zhong Shaojun, exsecretario personal de Xi Jinping y director de la Oficina General de la CMC.

La purga alcanzó prácticamente todas las ramas de las fuerzas armadas —la Fuerza de Cohetes, la Marina, la Fuerza Aérea, el Ejército y la Policía Armada del Pueblo— así como la propia Comisión Militar Central. La profundidad y el alcance del operativo no tienen precedentes en la historia del Partido Comunista.

El comentarista independiente Cai Shenkun reveló posteriormente que “otros cuatro generales en funciones, incluido el ministro de Desarrollo de Equipamiento Xu Xueqiang, también han caído, y al menos un centenar más están siendo investigados”. Describió el proceso como “el colapso casi total del llamado ‘ejército personal’ de Xi”.

Según múltiples fuentes, dos de los generales purgados —He Weidong y He Hongjunmurieron en circunstancias misteriosas, oficialmente atribuidas a “insuficiencia cardíaca” y “suicidio”.

Días previos al Cuarto Pleno

El momento de la purga ha alimentado intensas especulaciones. La Cuarta Sesión Plenaria, celebrada del 21 al 23 de octubre, es una reunión clave en la que se suelen consolidar o transferir cuotas de poder. Los observadores destacan que la purga masiva ocurrió justo antes del Pleno, en medio de rumores sobre una pérdida de autoridad de Xi.

En la sesión anterior, en julio, informes no verificados afirmaban que Xi se había desmayado en público y quedó temporalmente incapacitado, lo que provocó un vacío de poder. Según los analistas, esta nueva oleada de destituciones podría representar tanto un intento desesperado por reafirmar el control como el comienzo del fin político de Xi Jinping.

El comentarista político Fang Wei, conductor del programa Fang Wei Time, describió la represión como “el colapso inevitable del modelo de poder basado en el clientelismo de Xi”.

Atribuyó la crisis a una ruptura entre Xi Jinping y su antiguo aliado, el vicepresidente de la CMC Zhang Youxia.

El gobierno de Xi descansaba sobre dos pilares —explicó Fang—: la ‘facción de Fujian’, que controla el Ejército, y la ‘facción de Zhejiang’, que domina el Partido. Bajo la presión interna y externa, ambos grupos se han fracturado.”

“Lealtad por encima de competencia”

Fang detalló cómo Xi llenó los altos mandos del EPL con oficiales provenientes del 31º Ejército de Grupo de Fujian, su antigua base de poder en la década de 1990. Entre ellos se encontraban He Weidong, Miao Hua, Lin Xiangyang, Qin Shutang, Wang Xiubin y Wang Chunning, todos luego purgados o investigados.

La obsesión de Xi con la lealtad por encima de la competencia creó una jerarquía frágil”, dijo Fang. “Su sistema era estable mientras todos se beneficiaban. Cuando el miedo reemplazó a la confianza, la red colapsó.”

También describió la conexión con Zhang Youxia: su padre, Zhang Zongxun, fue camarada cercano del padre de Xi, Xi Zhongxun, ambos originarios de la provincia de Shaanxi. Xi consideraba a Zhang como “uno de los suyos”, pero tres acontecimientos clave habrían roto esa alianza:

  1. El desastre del submarino nuclear de 2023, un incidente clasificado en el Mar Amarillo que mató a 55 tripulantes y responsabilizó al Departamento de Equipamiento vinculado a Zhang.
  2. El escándalo de corrupción en la Fuerza de Cohetes, donde decenas de oficiales asociados al entorno de Zhang fueron arrestados, lo que permitió el ascenso de He Weidong.
  3. La interferencia civil en asuntos militares, con la supuesta intervención del secretario personal de Xi, Zhong Shaojun, e incluso de la Primera Dama Peng Liyuan, en decisiones de personal, lo que provocó la ira de Zhang y otros altos oficiales.

Fang afirmó que el vacío de poder de julio dio a Zhang la oportunidad de actuar, reuniendo a altos mandos militares y veteranos del Partido, incluidos Hu Jintao, Wen Jiabao y Li Ruihuan, para formar un “Órgano Central de Coordinación de Decisiones”, una especie de Politburó en la sombra.

Comparó el proceso con el “golpe palaciego” de 1976 que derribó a la Banda de los Cuatro tras la muerte de Mao. Según Fang, pudieron haberse producido enfrentamientos armados, lo que explicaría la desaparición de varios generales. “Esta purga antes del Pleno es un disparo de advertencia de Zhang”, afirmó. “Busca garantizar que, cuando se vote, el Partido se alinee para una transición pacífica… o enfrente el caos.”

Una fractura abierta dentro del Partido

El analista Tang Jingyuan calificó la purga como un “terremoto político de magnitud nueve”, destacando la cobertura irregular de los medios estatales como prueba de una división interna. “Normalmente, Xinhua lidera, seguida por Diario del Pueblo y CCTV News”, explicó. “Esta vez, el Ministerio de Defensa fue el primero —a las 17:15—, Diario del Pueblo relegó la noticia a la página seis, y CCTV la ignoró por dos días consecutivos. Eso es inaudito.”

Tang argumentó que esa secuencia refleja la existencia de “dos centros de poder en competencia”.

“El Ejército quería que el mundo supiera que la purga ocurrió —dijo—, mientras el sistema de propaganda intentó ocultarlo.”

Describió la redacción oficial —“expulsados del Partido, pendientes de ratificación del Pleno”— como una maniobra de “decapitación primero, aprobación después”, que habría eludido la firma formal de Xi.

Fue un desafío directo”, añadió. “Un mensaje de que Xi ya no controla la situación.”

Tang planteó tres escenarios posibles tras el Pleno:

  1. Renuncia forzada, impulsada por los veteranos del Partido y Zhang Youxia.
  2. Destitución militar, con Zhang utilizando su control sobre las fuerzas armadas.
  3. Compromiso temporal, donde Xi permanecería simbólicamente hasta el XXI Congreso del Partido, pero con el poder real desplazado a otros actores.

Según Tang, “estos días son los más peligrosos para el PCCh desde 1989”.

El dilema del dictador

El líder exiliado de Tiananmen y fundador de Dialogue China, Wang Dan, ofreció una lectura más amplia: la purga representa “el dilema clásico de todo dictador”. Explicó que la campaña refleja la necesidad de Xi de eliminar amenazas para reafirmar su dominio, incluso si ello debilita su régimen. “El gobierno de Xi es estable, pero no seguro”, dijo. “Destruye a sus posibles rivales para demostrar control, pero cada purga alimenta el miedo y la desconfianza: las semillas de su propia caída.”

Wang advirtió que, aunque la purga haya alcanzado a los propios leales de Xi, eso no implica necesariamente que haya perdido el poder. “La prioridad del Partido sigue siendo la estabilidad. Ninguna facción desea un colapso político en medio de la recesión, las tensiones con Taiwán y el aislamiento internacional.”

Definió la corrupción como “una característica estructural, no una falla moral”, argumentando que los presupuestos opacos y las redes clientelares del EPL hacen imposible una reforma real. “Xi no puede erradicar la corrupción sin desmontar el sistema que lo sostiene”, afirmó.

Las apuestas más altas

Pese a las diferencias de enfoque, los tres analistas coinciden: no se trata de una simple campaña anticorrupción, sino de un ajuste político de gran escala. La magnitud de la purga y su cercanía al Cuarto Pleno indican una reconfiguración profunda en la cúpula del PCCh.

Si Xi es marginado o forzado a dimitir, los expertos creen que moderados proestadounidenses como Hu Chunhua o Wang Yang podrían ganar influencia, orientando la política hacia un mayor pragmatismo económico y diplomático. Pero si Xi resiste, el Partido podría sumirse en una lucha interna aún más intensa, con riesgo de un “caos controlado” dentro del Ejército y del propio régimen.

Fang Wei resumió la situación como “la prueba definitiva de Xi”, señalando que su dependencia de la lealtad personal se ha convertido ahora en la raíz de su posible colapso político.

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Redacción Mundo Libre
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