El engaño de la economía china: El régimen habría inflado su PBI en casi un 50%

Las cifras producidas por Beijing podrían ser casi el doble que la economía china real si se consideran varios factores
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Es ampliamente reconocido que los datos económicos oficiales publicados por el Partido Comunista chino (PCCh) no son confiables. No solo los observadores externos dudan, sino que incluso los propios ciudadanos chinos y el PCCh albergan escepticismo.

Sin embargo, aquí surge la pregunta: si las cifras publicadas oficialmente son falsas, ¿cuáles son los datos económicos reales? ¿Podemos estimar cifras más confiables utilizando fuentes de datos alternativas?.

Esta cuestión ha sido ampliamente debatida durante más de dos décadas. Thomas Rawski, historiador económico de la Universidad de Pittsburgh, publicó un artículo en 2001 examinando la inconsistencia de las estadísticas económicas generales de China. Descubrió que entre 1997 y 2001, mientras que el PCCh informó una tasa de crecimiento del 34,5% en el Producto Bruto Interno (PBI), el consumo de energía durante el mismo período disminuyó un 5,5%, la inflación cayó un 2,3% y el empleo urbano apenas aumentó. Tales contradicciones nunca se han observado en la historia del desarrollo económico de otros países del este de Asia. Su estimación sugiere que la verdadera tasa de crecimiento del PBI de China durante este período no excedería un tercio de la afirmación oficial y probablemente sea incluso menor.

Imágenes satelitales nocturnas

Tras el innovador artículo de Rawski, cientos de estudios han profundizado en el verdadero estado del Producto Bruto Interno (PBI) de China. Recientemente, surgió una evidencia muy persuasiva en la prestigiosa revista económica Journal of Political Economy. Los hallazgos de este estudio indican que el PBI de China en 2013 fue, como máximo, la mitad de lo que afirmaba el Partido Comunista chino (PCCh).

El autor de esta investigación es el profesor Luis Martínez, un joven académico de la Escuela Harris de Políticas Públicas de la Universidad de Chicago. La singularidad de este estudio radica en el uso de 20 años de datos de imágenes satelitales nocturnas globales entre 1993 y 2013. El brillo observado en estas imágenes satelitales puede reflejar aproximadamente el nivel de actividad económica en una región determinada. Según las tendencias históricas, existe una fuerte correlación positiva entre la tasa de crecimiento del brillo de las imágenes satelitales y el crecimiento económico.

Martínez empleó el índice de libertad de Freedom House para clasificar cada país en tres categorías: libre, parcialmente libre y autoritario. Entre 1993 y 2013, la mayoría de los países experimentaron un crecimiento significativo del PBI y el brillo de las imágenes satelitales nocturnas también aumentó notablemente. Sin embargo, surgió una discrepancia peculiar: los países autoritarios informaron tasas de crecimiento del PBI mucho más altas que sus correspondientes tasas de crecimiento del brillo nocturno, superando con creces las diferencias observadas en los países libres.

Los países libres muestran una clara correlación positiva entre las tasas de crecimiento de brillo nocturno y de PBI, mientras que los países autoritarios muestran una correlación entre las dos tasas de crecimiento aún más pronunciada, con una brecha de casi el doble que la de los países libres. En particular, los datos de Martínez destacan a China como uno de los países con mayores disparidades entre estos dos indicadores.

Posibles explicaciones

Una posible explicación es que los países autoritarios, a pesar de experimentar un alto crecimiento económico, pueden conservar la electricidad usando menos luces por la noche. Sin embargo, observamos que los países occidentales, incluidos Europa y Estados Unidos, a menudo tienen una “vida nocturna” menos vibrante. Los trabajadores tienden a terminar sus turnos antes y las tiendas cierran más temprano. Por el contrario, muchos países menos libres, como China y Vietnam, exhiben actividad nocturna frecuente, lo que resulta en calles bien iluminadas. Por tanto, esta explicación parece poco probable.

Otra interpretación es que los países autoritarios generalmente tienen niveles de ingresos más bajos, lo que lleva a una correlación más fuerte entre las tasas de crecimiento del brillo nocturno y las tasas de crecimiento económico. Sin embargo, incluso después de controlar varias características nacionales en el análisis de regresión, Martínez encontró que la brecha entre las dos tasas de crecimiento sigue siendo mayor en los países autoritarios que en los democráticos. Esto sugiere que las características nacionales por sí solas no explican las diferencias entre estos dos tipos de países.

 Falsificación de datos

La discrepancia entre las tasas de crecimiento en los países autoritarios, como destaca el autor, se debe principalmente a que el Partido Comunista chino (PCCh) infla sus cifras de crecimiento económico.

En teoría, los gobiernos autoritarios tienen motivos para exagerar el desempeño económico. Dado que su legitimidad no se deriva de elecciones democráticas, dependen de un sólido desempeño económico para reforzar su autoridad. Además, la falta de supervisión en los regímenes autoritarios brinda amplias oportunidades para la manipulación de datos.

Volviendo a la evidencia empírica, Martínez presenta varios puntos convincentes. Por ejemplo, observa los cambios en los países que pasaron de democracias a regímenes autoritarios, como se muestra en la Figura 2. Antes del cambio de régimen, la brecha entre las tasas de crecimiento del brillo nocturno y las tasas de crecimiento económico se mantuvo relativamente estable. Sin embargo, después de volverse autoritarios, esta brecha se amplió significativamente.

Además, Martínez descubre que durante los períodos de recuperación económica mundial, las tasas de crecimiento del PBI de los países autoritarios se alinean más estrechamente con las tasas de crecimiento del brillo nocturno. Por el contrario, durante las crisis económicas, la disparidad entre ambos se amplía. Este fenómeno probablemente ocurre porque los gobiernos autoritarios se sienten obligados a embellecer los datos económicos durante tiempos difíciles.

Además, el PBI consta de cuatro componentes: consumo, inversión, gasto público y exportaciones netas (exportaciones menos importaciones). Si bien los datos comerciales pueden verificarse a partir de fuentes extranjeras, los datos sobre el consumo también son fácilmente comparables. En consecuencia, la inversión y el gasto público se convierten en áreas donde los regímenes autoritarios pueden manipular cifras más fácilmente sin ser detectados. De hecho, Martínez encuentra que la inversión y el gasto público son los componentes más inflados.

Anomalía china

Según los datos de Martínez, China es el segundo país más grande donde el crecimiento del PBI supera el crecimiento de la luminosidad nocturna, solo por detrás de Etiopía.

Sus estimaciones revelan que entre 1992 y 2013, la diferencia logarítmica del PBI oficialmente declarada por China fue de 1,95. Sin embargo, después de ajustar el brillo nocturno, la diferencia logarítmica se redujo a 1,2. Si los datos del PBI de 1992 fueran exactos, un simple cálculo sugiere que el PBO real de China en 2013 sería un asombroso 49,7% del alegado oficialmente.

Si bien hace tiempo que escuchamos sobre la falta de confiabilidad de los datos económicos del Partido Comunista chino (PCCh), inflar directamente el PBI real al doble de su valor todavía me deja asombrado. Es evidente que las acciones del PCCh se han desviado mucho más allá de las normas del comportamiento humano ordinario. A pesar de nuestra preparación mental, tendemos a subestimar la capacidad de engaño del PCCh.

Por: Fan Jianzhong – Doctor y profesor del Departamento de Economía de la Universidad Nacional de Taiwán, especializado en microeconomía aplicada, economía doméstica, economía laboral y evaluación de los efectos de las políticas públicas.

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