El acalorado intercambio de Takaichi con Xi Jinping marca una nueva era en las relaciones entre Japón y China

En la Cumbre de la APEC de 2025 en Busan, un breve pero intenso encuentro entre la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, y el líder chino, Xi Jinping, causó revuelo en la escena política mundial. La reunión bilateral, que duró menos de 30 minutos, fue descrita por los medios japoneses como «un diálogo de hielo y fuego».

Apenas dos minutos después de iniciada la conversación entre ambos líderes, se oyó a Takaichi lanzar una serie de comentarios incisivos, confrontando directamente a Beijing sobre prácticamente todos los temas delicados que dividen a las dos naciones. Los observadores lo calificaron como «una escena sin precedentes en la diplomacia moderna entre Japón y China».

Un enfrentamiento de dos minutos que conmocionó al mundo.

Según informes de la NHK y Bloomberg, Takaichi dejó de lado las formalidades diplomáticas y comenzó afirmando que «existen claras diferencias» entre Tokio y Beijing. A continuación, planteó rápidamente lo siguiente:

  • Las tensiones entre las islas Senkaku y el Mar de China Oriental,
  • Las restricciones de China a las exportaciones de tierras raras,
  • La detención de ciudadanos japoneses en China y la seguridad de los nacionales japoneses,
  • Las violaciones del derecho internacional por parte de Beijing en el Mar de China Meridional,
  • La erosión de la libertad y el estado de derecho en Hong Kong,
  • Violaciones de los derechos humanos en Xinjiang,
  • El problema sin resolver de los secuestros de ciudadanos japoneses por parte de Corea del Norte.

La lista parecía un catálogo de los temas más incómodos de Beijing. Varios diplomáticos admitieron posteriormente que la apertura había sido «simplemente trascendental».

La reacción de Xi

Cuando Takaichi mencionó la situación en Xinjiang, Xi, según se informa, salió brevemente de la sala para ir al baño. La afirmación, aunque no verificada, se viralizó en las redes sociales japonesas, donde los usuarios bromeaban diciendo que «Xi estaba muerto de miedo». Desde hace años, los informes sobre campos de internamiento masivo, trabajos forzados, limpieza étnica y la persecución sistemática de los uigures musulmanes en la región china de Xinjiang han 
provocado la condena internacional de activistas políticos y de derechos humanos.

Aunque probablemente se trate de una exageración, la anécdota captó la atención del público, simbolizando, para muchos, un momento excepcional en el que un líder japonés desafió abiertamente la autoridad de Beijing sin titubear. Las imágenes emitidas por la NHK mostraban a ambos líderes con semblante serio mientras se daban la mano antes de la reunión, un marcado contraste con el cordial y animado intercambio que Takaichi había mantenido días antes con el presidente estadounidense Donald Trump y otros líderes.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump (izquierda), y la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi (derecha), muestran los documentos firmados titulados “Acuerdo sobre una nueva era dorada para la alianza entre Estados Unidos y Japón” durante su reunión en el Palacio de Akasaka en Tokio el 28 de octubre de 2025. (Andrew Harnik/Getty Images)

Los comentaristas describieron el ambiente como “frío, deliberado y profundamente simbólico”. Bloomberg señaló que Beijing todavía está “evaluando a la nueva primera ministra de Japón”, pero la expresión tensa de Xi y la brevedad de la reunión sugieren que el proceso “no está transcurriendo sin problemas”.

Tras la reunión, según se informa, Takaichi declaró a los periodistas: «Dejé claro que mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán es esencial para la seguridad regional». Era la primera vez que mencionaba directamente a Taiwán en conversaciones con la cúpula del liderazgo chino desde que asumió el cargo, en un gesto que los analistas describieron como una «señal discreta pero contundente» de la postura de Tokio.

Beijing reclama Taiwán como una provincia separatista que debe ser «reunificada» con el continente por cualquier medio necesario. Taiwán, oficialmente conocida como la República de China (ROC), se rige democráticamente desde 1949, cuando el gobierno de la ROC se replegó a la isla tras perder la Guerra Civil China contra los rebeldes comunistas liderados por Mao Zedong.

‘El verdadero espíritu del samurái’

En un solo encuentro, Takaichi definió una nueva doctrina: ni retirada, ni ambigüedad. No buscó la confrontación ni sonrió para las cámaras, pero trazó líneas inequívocas que le valieron el elogio de varios comentaristas. Analistas japoneses lo calificaron como «el verdadero espíritu del samurái».

«Así debería ser la diplomacia japonesa: mirar al otro a los ojos y decir la verdad»,
decía un comentario que se viralizó en las redes sociales. Xi, en cambio, parecía incómodo, según analistas. Aparte de una breve mención en la que expresó su deseo de «reencauzar las relaciones bilaterales», ofreció pocos detalles durante la reunión.

Los medios estatales chinos cubrieron la reunión con un lenguaje inusualmente moderado, utilizando frases formularias como “intercambio franco”. Los analistas dijeron que el tono reflejaba el dilema de Beijing: busca reparar las relaciones con Japón en medio de una creciente rivalidad entre Estados Unidos y China, pero no puede permitirse parecer débil en casa, particularmente cuando se enfrenta a una primera ministra que desafía directamente a Xi.

Como lo expresó un comentarista: “El episodio del baño, ya sea literal o metafórico, es muy revelador; Beijing teme a quienes no le temen”.

Tranquila, firme e inflexible

Desde un punto de vista estratégico, la diplomacia asertiva de Takaichi representa el intento de Japón por recuperar el liderazgo en el orden de Asia-Pacífico. Durante más de una década, Tokio ha mantenido un equilibrio prudente entre Washington y Beijing, una estrategia que los analistas políticos suelen criticar como «ambigüedad estratégica».

Ahora, en medio de la creciente competencia entre Estados Unidos y China y las crecientes tensiones entre ambos lados del Estrecho, Japón parece estar dejando atrás su moderación. La franqueza de Takaichi señala un giro hacia una diplomacia basada en principios, que prioriza los valores democráticos sobre la conveniencia económica y alinea a Tokio más estrechamente con sus aliados en el mundo libre.

Los analistas creen que Japón se está posicionando como un pilar fundamental de la alianza democrática, capaz de influir en la agenda diplomática y de seguridad de Asia durante la próxima década. No se trató solo de un acto de determinación personal por parte de la primera ministra japonesa, sino de una declaración de que Japón ya no permanecerá en silencio ante el poder autoritario.

“Cuando Xi intentó imponer respeto a través del poder, Takaichi respondió con serenidad y verdad”, escribió un usuario en respuesta al intercambio.

Por Chen Jing

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Redacción Mundo Libre
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