Eduardo Bolsonaro busca apoyo en EE. UU. contra violaciones a los derechos humanos en Brasil

El diputado brasileño Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente Jair Bolsonaro, ha llevado a cabo una intensa gira por Estados Unidos con el objetivo de fortalecer alianzas políticas y promover iniciativas en defensa de la libertad de expresión en su país. Durante su visita, que culminó el 15 de febrero, sostuvo reuniones clave con destacados legisladores republicanos.

Uno de los encuentros más destacados fue con la congresista María Elvira Salazar, reconocida aliada de Brasil y defensora de las libertades individuales. Tras la reunión, Salazar reintrodujo un proyecto de ley destinado a prohibir la emisión de visas estadounidenses a funcionarios extranjeros que violen la libertad de expresión.

La iniciativa de Salazar busca sancionar a aquellos que atenten contra los derechos fundamentales en sus países de origen. Particularmente, las miradas están puestas en el controvertido juez del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, Alexandre de Moraes.

De Moraes ha sido acusado de realizar investigaciones y medidas ilegales contra aliados del expresidente Bolsonaro (incluidos congresistas, senadores y periodistas). Estas acciones han sido objeto de atención en la prensa internacional, incluyendo medios con tendencias de izquierda, que han cuestionado las actuaciones del magistrado y de las cortes brasileñas, señalando posibles indicios de persecución política.

De hecho, en el entorno del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, ha surgido una creciente preocupación respecto a la seguridad jurídica del ministro del STF, en caso de que este decida viajar a Estados Unidos. Según información publicada por la revista Veja el 9 de febrero, asesores diplomáticos del gobierno han alertado sobre la posibilidad de que autoridades estadounidenses puedan emitir una orden de arresto contra de Moraes en territorio norteamericano.

En ese marco, Eduardo Bolsonaro se reunió también con el presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, Jim Jordan. El congresista de Ohio se comprometió a dar prioridad a la aprobación del mencionado proyecto de ley de Salazar en el comité que preside.

Otro encuentro relevante fue con el congresista Chris Smith, quien ha desempeñado un papel esencial en la expansión de la Ley Magnitsky. Esta legislación permite sancionar a extranjeros implicados en violaciones de derechos humanos, incluyendo restricciones a la libertad de expresión. Smith reafirmó su compromiso de preservar las libertades en Brasil y colaborar en iniciativas conjuntas.

La comunidad brasileña en Estados Unidos también fue un foco de atención durante la gira. En Georgia viven más de 200.000 brasileños. Por eso, Eduardo Bolsonaro se reunió con el congresista Rich McCormick. Consciente de las violaciones a los derechos humanos en Brasil, McCormick firmó una carta solicitando la revocación de visas a funcionarios implicados en tales acciones.

En el Senado, el legislador Mike Lee mostró interés en la situación brasileña. Impresionado por los detalles presentados por Bolsonaro, Lee expresó su preocupación en la plataforma X (anteriormente Twitter), interactuando con figuras como Elon Musk y Mike Benz, quienes han manifestado dudas sobre la legitimidad de las elecciones brasileñas de 2022.

El senador Rick Scott, conocido por su cercanía con la comunidad brasileña en Florida, reiteró su disposición para apoyar a los más de 600.000 brasileños residentes en ese estado. Scott ha trabajado en mecanismos legislativos y diplomáticos para representar y defender los intereses de esta numerosa comunidad.

Semanas atrás, también en Washington D. C., Eduardo Bolsonaro coincidió con el presidente argentino Javier Milei en la Gala 1775, celebrada en el Museo de la Biblia. Este evento reunió a líderes conservadores de América Latina y sirvió como plataforma para fortalecer lazos entre dirigentes de la región. Milei, en su discurso, enfatizó la importancia de la libertad económica y criticó las políticas intervencionistas que, según él, han afectado negativamente a países como Argentina y Brasil.

La gira de Eduardo Bolsonaro se produce en un contexto político delicado para su familia. Su padre, el expresidente Jair Bolsonaro, enfrenta investigaciones en Brasil por presunta participación en tramas golpistas y tiene prohibido salir del país. Recientemente, el Tribunal Supremo de Brasil denegó su solicitud para asistir a la toma de posesión de Donald Trump, argumentando riesgos de fuga y la gravedad de las acusaciones en su contra.

A pesar de los desafíos legales que enfrenta su padre, Eduardo Bolsonaro continúa consolidando su posición en la escena política internacional, buscando apoyo y colaboración para enfrentar las problemáticas que afectan a Brasil y promoviendo la defensa de las libertades fundamentales en el ámbito global.

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Miguel Díaz
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