Dos historias de reencarnación durante la dinastía Song del Norte
El concepto de reencarnación fue siempre un aspecto importante de la antigua creencia china y la gente siempre lo usaba para explicar y dar sentido al mundo.
Sin embargo, después de que las teorías científicas ingresaron a China, y desde que China es gobernada por el partido comunista chino (PCCh), todo lo relacionado con la religión y las deidades ha sido vehementemente prohibido y negado, por lo que los chinos hoy en día saben muy poco sobre su cultura tradicional. La ciencia requiere evidencia concreta antes de llegar a una conclusión, pero los antiguos chinos probaron la reencarnación de una manera bastante diferente.
El poeta Huang Tingjian de la dinastía Song del Norte
Huang Tingjian (1045-1105) fue poeta durante la dinastía de Song del Norte (960-1127). Era conocido no solo por sus habilidades de lectoescritura, sino también por su piedad filial. Desde muy joven fue un hijo obediente que limpiaba el orinal de su madre y continuó haciéndolo incluso después de convertirse en un oficial de alto rango. Su virtuoso carácter conmovió los corazones de muchos, y su historia fue seleccionada para ser incluida en el clásico libro chino Los Veinticuatro Ejemplos de Piedad Filial.
A la edad de 26 años, Huang fue clasificado entre los pocos mejores para el examen imperial, por lo que fue asignado como un alto funcionario provincial en Huangzhou. Estaba tomando una siesta en la oficina un día cuando soñó que salía de la oficina y se cruzaba con un pueblo. Vio a una anciana de cabeza gris rezando en el altar fuera de su casa, murmurando un nombre extrañamente familiar pero extranjero. Cuando Huang se acercó, vio un tazón fragante y abundante de fideos de apio sobre la mesa del altar, y de alguna manera lo levantó y terminó todo el tazón. Después de eso, regresó a su oficina y fue despertado por el sonido de alguien llamando a su puerta. Se dio cuenta de que todo había sido un sueño, pero extrañamente, el sabor del apio era fuerte en su boca.
Al día siguiente, el mismo sueño se repitió y todavía podía sentir el apio en su lengua. Huang estaba desconcertado y decidió investigar el asunto él mismo. Siguió el camino desde su sueño y muy pronto llegó a una aldea que le era vagamente familiar. Caminó directo a una casa y llamó a la puerta. La anciana de su sueño abrió la puerta. Le preguntó por qué llamaba a la gente a comer sus fideos y ella le respondió: «Ayer se cumplió el aniversario de la muerte de mi hija. Su comida favorita eran los fideos de apio, así que se los preparé y la llamé para que los comiera. Hago esto todos los años».
Huang preguntó: «¿Desde cuándo ha muerto su hija?». La anciana le contestó: «Han pasado 26 años».
¡Entonces Huang se dio cuenta que ayer el había cumplido 26 años!
Huang entonces preguntó por la hija. La anciana le explicó: «Solo tuve una hija. Le gustaba leer y era una devota budista y vegetariana. Era muy filial, pero se negaba a casarse. También dijo que deseaba reencarnar como varón en su próxima vida y convertirse en literato. Falleció a los 26 años debido a una enfermedad. Antes de eso, me prometió que volvería a visitarme».
Sorprendido, Huang pidió ver la habitación de la hija. Entró en la habitación y encontró los muebles muy familiares y reconfortantes. Había un armario enorme junto a la pared que estaba bien cerrado. A Huang le dijeron que se usaba para guardar todos los libros que la hija leía cuando estaba viva. «¿Puedo echar un vistazo?», preguntó Huang. «No puedo abrirlo porque no sé dónde puso la llave mi hija», contestó la anciana. De repente, Huang recordó dónde estaba la llave. La encontró y abrió el armario. Había muchos manuscritos. Después de seguir leyendo, se dio cuenta de que los manuscritos eran exactamente iguales que su guión de respuesta para el examen imperial.
Huang se dio cuenta de que había sido la hija de la mujer en su vida anterior, y la anciana que estaba a su lado era su madre. Así que se arrodilló y la saludó como a su madre.
Después de que Huang regresó a la oficina, hizo que la gente recogiera a la anciana y la tratara como a su propia madre biológica.
Me conmovió mucho esta historia: los antiguos chinos no eran tan atrasados como solíamos pensar. Se necesitan pruebas antes de llegar a una conclusión, por lo que Huang se esforzó por encontrar la casa en el mundo real, y a su madre de su vida pasada, antes de confirmar la teoría de la reencarnación.
Hoy en día, incluso muchos científicos han confirmado la existencia de la reencarnación utilizando metodologías similares, tales como la realización de viajes de estudio y el registro de los relatos de personas que pueden recordar sus vidas pasadas con gran detalle.
El monje Fo Yin y el poeta Su Dongpo de la dinastía Song del Norte
De la antigua China, contamos con algunos relatos completos de vidas pasadas y presentes a través de la reencarnación, que son invaluables para las generaciones futuras. Una de esas historias se refería al monje Fo Yin y al poeta Su Dongpo de la dinastía Song del Norte.
Había una vez un monje llamado Wujie que estaba ciego de un ojo. En un momentáneo desliz, Wujie rompió el precepto religioso sobre la lujuria con una mujer llamada Honglian, y el asunto fue presenciado por su superior, Mingwu. Wujie estaba tan avergonzado que falleció y se reencarnó. Mingwu ya había previsto que Wujie podría cometer los pecados de difamar al Buda y a los monjes en su próxima vida. Si así fuese, estaría condenado, así que Mingwu también falleció y reencarnó con Wujie.
En sus siguientes vidas, Wujie se convirtió en el poeta Su Dongpo y Mingwu se convirtió en el buen amigo de Su, el Monje Fo Yin. Inicialmente, Su no creía en las leyes del budismo y estaba más interesado en perseguir la fama y la fortuna. Sin embargo, el monje Fo Yin permaneció a su lado y siempre le dio consejos. Su Dongpo aceptó gradualmente el budismo y el concepto de la reencarnación y se enfocó en la cultivación diligente.