Dos diplomáticos rusos se negaron a test de alcoholemia en Argentina y se desató un conflicto bilateral

Durante la mañana de Navidad en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), se registró un hecho inusual en un operativo de alcoholemia: dos conductores de autos diplomáticos de la embajada de Rusia se negaron a someterse al test de alcoholemia tras ser detenidos por agentes de tránsito. Este episodio, que involucró la intervención de múltiples organismos, generó tensión y una serie de interrogantes sobre las normas diplomáticas y las leyes locales.

El primer incidente ocurrió alrededor de las 10:45, cuando Sergei Baldin, de 38 años, quien conducía un Volkswagen Vento blanco con matrícula diplomática “D094CSB”, fue detenido en un control ubicado en Avenida del Libertador al 1000. Baldin se negó a entregar la documentación requerida y a realizar el test de alcoholemia solicitado por los agentes de tránsito. Ante esta situación, se solicitó la intervención de la Policía de la Ciudad, que escoltó el vehículo hasta la embajada rusa, ubicada en el barrio de Recoleta. Una vez allí, se labró un acta y las actuaciones continuaron por canales federales.

El segundo incidente se produjo una hora después, en el mismo control, cuando otro conductor diplomático ruso, identificado como Cardmath Solomatin, manejando un Toyota Corolla, también se negó a someterse al test de alcoholemia. Al igual que en el primer caso, el vehículo fue escoltado por la Policía de la Ciudad hasta la sede diplomática y se labraron las actas correspondientes.

Estos hechos han puesto en el foco la aplicación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que establece privilegios e inmunidades para los diplomáticos extranjeros. Según el artículo 41, inciso 1, de dicha convención, “Todas las personas que gocen de privilegios e inmunidades deberán respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor”. Esto incluye el cumplimiento de las normas de tránsito vehicular, pero limita la capacidad de las autoridades locales para actuar directamente contra los diplomáticos.

En un comunicado emitido desde la embajada rusa, el Primer Secretario afirmó que “los vehículos diplomáticos no pueden ser objeto de ninguna parada, registro o embargo”, calificando lo ocurrido como “una grave violación del derecho internacional”. Sin embargo, este tipo de declaraciones contrastan con la necesidad de cumplir las normas locales, generando un terreno de tensión diplomática.

El operativo de alcoholemia forma parte de una campaña del Gobierno porteño destinada a mejorar la seguridad vial durante las festividades. Según informaron las autoridades, se realizaron 6.133 testeos en toda la ciudad hasta las 15:00 del 25 de diciembre, de los cuales 61 arrojaron resultados positivos. Entre estos, 26 conductores superaron el límite de 1 gramo de alcohol por litro de sangre, mientras que otros 35 registraron entre 0,5 y 0,99 g/l. En todos los casos, se procedió a la retención de las licencias y a las sanciones correspondientes.

La negativa de los diplomáticos a someterse al control también pone en evidencia las limitaciones de las leyes locales frente a la inmunidad diplomática. Aunque los diplomáticos no pueden ser arrestados ni procesados penalmente, las normas internacionales exigen que respeten las leyes del país anfitrión. Este incidente podría derivar en una gestión formal entre Argentina y Rusia para evitar que hechos similares se repitan.

En paralelo, fuentes del Ministerio de Seguridad y de la Cancillería argentina confirmaron que el Departamento de Seguridad Diplomática de la Policía Federal intervino en ambos casos para garantizar el cumplimiento de las normativas internacionales y locales. No se descarta que se soliciten explicaciones formales al gobierno ruso sobre lo sucedido.

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Redacción Mundo Libre
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