Discriminación, acoso y racismo: exponen prácticas internas del Foro Económico Mundial

El Foro Económico Mundial, reconocido por su reunión anual en Davos que delinea políticas de izquierda progresista y globalista, se enfrenta a graves acusaciones que contradicen su misión declarada de «mejorar el estado del mundo».

Una exhaustiva investigación realizada por The Wall Street Journal, basada en entrevistas a más de 80 empleados que trabajaron en la organización entre 1980 y la actualidad, ha sacado a la luz un ambiente laboral presuntamente plagado de discriminación y acoso.

Klaus Schwab, quien fundó el Foro en 1971, transformó lo que inicialmente era un modesto evento en una cumbre global de gran envergadura. Bajo su liderazgo, la organización creció hasta alcanzar ingresos anuales superiores a los 400 millones de dólares y emplear a cerca de 1000 personas en diversas ciudades como Ginebra y Nueva York. Sin embargo, esta expansión parece haber venido acompañada de problemas internos significativos.

Una de las acusaciones más graves se refiere a la sexualización y cosificación rutinaria de las mujeres, una práctica que, según los testimonios, se originaba en los niveles más altos de la organización.

Exempleadas han relatado experiencias de acoso sexual durante los eventos del Foro. Una de ellas describió cómo, en una cumbre en África, un CEO le propuso ir a su habitación para tomar un whisky especial. Otra empleada tuvo que rechazar a un ministro de gobierno que la llamó con el pretexto de tener un problema en su habitación de hotel.

Cheryl Martin, exfuncionaria del Departamento de Energía de EE. UU. y exejecutiva del Foro, expresó su profunda decepción: «Lo más desalentador fue ver la distancia entre lo que el Foro aspira a ser y lo que sucede detrás de escena». Esta declaración subraya la aparente contradicción entre la imagen pública del Foro y sus prácticas internas.

La discriminación hacia las mujeres embarazadas también forma parte de las acusaciones.

El caso de Topaz Smith, empleada en la oficina de Nueva York, es particularmente llamativo. Smith vio eliminado su puesto una semana antes de regresar de su baja por maternidad en febrero de 2023. Su declaración es contundente: «Es una institución psicológicamente violenta y no entiendo cómo tienen la credibilidad para escribir informes sobre la brecha de género y dictar cómo se manejan globalmente las economías e industrias».

El racismo es otro problema grave señalado en el informe. Empleados negros han descrito haber sido sistemáticamente pasados por alto para promociones y excluidos del evento principal en Davos.

Se relataron incidentes donde los gerentes hicieron comentarios desde insensibles hasta abiertamente racistas. Un caso alarmante es el de Tiffany Hart, una empleada negra que relató cómo un jefe le preguntó «si podría prender fuego a su peluca» mientras le mostraba una caja de cerillas.

La discriminación por edad también ha sido denunciada. Según el Journal, Schwab decidió hace unos años que necesitaba un «cambio generacional» en el grupo, ordenando el despido de empleados mayores de 50 años para reducir la edad promedio de la fuerza laboral. Esta decisión, de ser cierta, contradice directamente los principios de diversidad e inclusión que el Foro promueve públicamente.

Un aspecto particularmente preocupante es la aparente falta de acción frente a las denuncias.

El Journal reporta que el Foro mantuvo, y en algunos casos ascendió, a unos 12 gerentes contra quienes se habían presentado quejas específicas a lo largo de los años.

El caso de George Karam es especialmente notable. Este gerente fue acusado de tocamientos no deseados y besos forzados a una empleada, Justyna Swiatkowska, quien presentó una queja formal en 2018.

Swiatkowska escribió en un correo electrónico al jefe de Recursos Humanos: «También descubrí que no estaba sola, y que había otras mujeres con historias similares. El Foro tenía conocimiento institucional sobre el comportamiento depredador del Sr. Karam, al menos desde la primera queja, pero no hizo nada durante casi tres años para detener el acoso y cuidar a las víctimas».

Cheryl Martin, durante su tiempo en la junta directiva, intentó abordar el problema del acoso fortaleciendo el código de conducta en Davos y alentando a los empleados a informar sobre cualquier incidente.

Sin embargo, según Martin, Schwab y otros miembros de la junta consideraron exagerada su propuesta. En 2018, Schwab la cambió de puesto, quitándole responsabilidades, personal y recursos presupuestarios sin explicación. Martin renunció poco después, declarando: «Cambié lo que pude, y cuando me di cuenta de que realmente no podía hacer más, renuncié».

El Foro ha negado poner a Schwab a disposición del Journal para una entrevista. Su portavoz, Yann Zopf, argumentó que eso «tergiversaría nuestra organización, cultura y colegas, incluido nuestro fundador».

La organización asegura tener «tolerancia cero» para el acoso o la discriminación y afirma haber respondido adecuadamente a las quejas recibidas. Además, ha indicado que desde 2020 recibió tres denuncias por discriminación racial y que cada una ha sido investigada a fondo y se han tomado las medidas apropiadas.

El 21 de mayo, Schwab anunció que planea dejar su puesto como presidente ejecutivo, aunque permanecerá como presidente no ejecutivo en el consejo de administración. Este anuncio se produjo después de que Schwab enviara una carta al editor del Journal expresando su disconformidad con la investigación del periódico.

La organización, que ha publicado numerosos artículos y documentos técnicos sobre la importancia de la diversidad, la equidad y la inclusión en el ámbito laboral, se enfrenta ahora a acusaciones que cuestionan su compromiso real con estos principios.

Por Alberto Peralta – Mundo Libre Diario

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