Detienen a militares y policías en Brasil por presunto plan para atentar contra Lula da Silva

La Policía Federal de Brasil arrestó este martes a cuatro militares y un agente policial acusados de planear atentados contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el vicepresidente Geraldo Alckmin y el juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes. El presunto complot buscaba impedir que Lula asumiera el cargo tras las elecciones de octubre de 2022, como parte de los intentos por derrocar al gobierno electo.

La operación, denominada «Puñal Verde y Amarillo», habría sido planeada para ejecutarse el 15 de diciembre de 2022, semanas antes de que Lula asumiera la presidencia. Según las autoridades, el plan incluía no solo ataques contra las principales figuras del gobierno, sino también la «detención y ejecución» de un juez del Tribunal Supremo en caso de que el golpe tuviera éxito, refiriéndose al juez de tendencia izquierdista Alexandre de Moraes.

Militares involucrados en la seguridad del G20

Los cuatro militares arrestados fueron capturados en Río de Janeiro, tres de ellos mientras participaban en tareas de seguridad para la cumbre del G20. El cuarto detenido es el general en la reserva Mario Fernandes, quien desempeñó funciones en la Secretaría General de la Presidencia durante el mandato de Jair Bolsonaro.

Tres de los militares formaban parte del grupo de élite conocido como «Kids Pretos», una unidad especializada en guerrilla y guerra irregular del Ejército brasileño. También fue detenido un agente de la Policía Federal, involucrado en la planificación del presunto atentado.

Persecución política

Desde la oposición, figuras prominentes como Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, y el periodista disidente Paulo Figueiredo han denunciado lo que califican como persecución política por parte del gobierno de Lula y el Tribunal Supremo, liderado por Alexandre de Moraes. Según ellos, Brasil atraviesa un período de censura y represión contra conservadores y aliados de Bolsonaro.

En una entrevista con Tucker Carlson, Eduardo Bolsonaro afirmó que “Brasil ya no es una democracia” y acusó a Moraes de actuar como juez, fiscal y verdugo en una cruzada contra la derecha brasileña. Además, denunció que periodistas y activistas han sido forzados al exilio debido a la confiscación de pasaportes y restricciones judiciales.

Según han declarado a Mundo Libre varios conocedores del caso, muchos de los seguidores de Jair Bolsonaro fueron encarcelados el 8 de enero de 2023 luego de las manifestaciones reclamando el fraude electoral. La mayoría de los arrestados no estuvieron involucrados en el asalto a los tres poderes y eran ciudadanos comunes pidiendo transparencia electoral. En el marco del G20, se exhibieron fotos de los presos políticos del gobierno de Lula, en un intento de concientizar sobre la situación.

Censura en redes sociales y confrontación con Elon Musk

Otro aspecto del conflicto gira en torno a la censura en redes sociales. Durante años, las autoridades brasileñas bloquearon cuentas de miles de usuarios, en su mayoría simpatizantes de Bolsonaro, bajo las órdenes del Tribunal Supremo. Esta política fue revelada en los llamados Twitter Files, filtrados por Elon Musk tras su adquisición de la plataforma.

Musk, quien defendió la libertad de expresión, levantó estas restricciones pese a las advertencias legales. En respuesta, Alexandre de Moraes ordenó incluir a Musk en la investigación de las “milicias digitales”, que supuestamente promueven la difusión de noticias falsas para desestabilizar las instituciones democráticas.

Musk, por su parte, respondió: “Probablemente perderemos todos nuestros ingresos en Brasil y tendremos que cerrar nuestras oficinas allí. Pero los principios son más importantes que las ganancias”. Este enfrentamiento ha intensificado las tensiones entre el magnate y las autoridades brasileñas.

Escenario político en Brasil

Mientras las investigaciones avanzan, el caso pone en evidencia la polarización que afecta a Brasil tras las elecciones de 2022. Las acusaciones de conspiración y los debates sobre la libertad de expresión subrayan la fragilidad de la democracia brasileña y las profundas divisiones en su sociedad. Este episodio no solo refleja la lucha por el poder entre diferentes sectores, sino también las crecientes tensiones entre los principios democráticos y el uso de la justicia como herramienta política.

Se puede inferir que esta acción deliberada trata de mostrar el músculo político de la izquierda brasileña en un momento donde se está desarrollando el G20 en el país y dos meses antes de que asuma el presidente electo Donald Trump, quien seguramente se pondrá al corriente de la situación a través de su aliado Elon Musk, quien conoce de primera mano el alcance del poder que ejerce Alexandre de Moraes.

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Redacción Mundo Libre
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