Desde crisis migratorias hasta conflictos bélicos: un listado de la herencia que recibirá el próximo presidente
Los estadounidenses acuden a las urnas el martes en un estado de descontento y división, y las encuestas de opinión muestran que casi dos tercios de los votantes creen que el país ha ido en la dirección equivocada bajo el mandato del presidente Joe Biden.
Si bien la economía de Estados Unidos es la envidia del mundo industrializado, tras salir de los cierres por el COVID con un fuerte crecimiento del empleo y aumentos salariales, muchos estadounidenses se quejan de que esas ganancias fueron devoradas por los altos precios de los alimentos y la vivienda.
La promesa de Biden de volver a un régimen migratorio más humano que el del expresidente republicano Donald Trump pronto chocó con la realidad de un aumento en los cruces fronterizos ilegales.
La Corte Suprema cambió por completo el panorama legal en torno al aborto al revocar el caso Roe v. Wade, avivando así uno de los temas más divisivos de la política estadounidense.
Y a pesar de la promesa de Biden de que Estados Unidos serviría como una fuerza estabilizadora en el mundo, los conflictos en el extranjero han ensombrecido su presidencia.
Quienquiera que triunfe en las elecciones –Trump o la vicepresidente Kamala Harris– heredará el legado de un gobierno que cumplió algunas promesas, pero vio cómo otros tantos acontecimientos desviaban otras de su curso.
A continuación, se muestra cómo le fue a la Administración Biden-Harris en los temas que definieron la actual Casa Blanca.
INMIGRACIÓN
Biden, demócrata, comenzó su presidencia revirtiendo muchas de las políticas restrictivas de inmigración de Trump. Detuvo la construcción del muro fronterizo; anuló las prohibiciones dirigidas a personas de ciertos países de mayoría musulmana y otras naciones; y eliminó el programa “Permanecer en México”, que obligaba a los solicitantes de asilo no mexicanos a esperar en México mientras se procesaban sus casos en Estados Unidos.
Dato no menor: la Casa Blanca designó Harris como «la zar de la frontera» para que se encargue de normalizar la situación en el límite entre Estados Unidos y México.
Pero apenas unos meses de comenzar la gestión demócrata, los cruces ilegales aumentaron, particularmente entre niños no acompañados de América Central, abrumando los centros de procesamiento fronterizo de Estados Unidos y alimentando las críticas republicanas.
Los cruces ilegales alcanzaron niveles récord en 2022 y 2023, ya que llegaron más migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela y países fuera del hemisferio.
En respuesta, en 2022, el gobernador de Texas, Greg Abbott, un republicano, comenzó a transportar en autobús a los migrantes que llegaban al norte, a ciudades demócratas como Nueva York y Chicago, que luchaban por albergarlos.
En enero, Biden respaldó un proyecto de ley bipartidista que pretendía reforzar la seguridad fronteriza. Después de que el proyecto de ley fuera derrotado en el Senado de Estados Unidos en medio de la oposición de Trump (quien se negaba a apoyarlo porque se quería aprobar conjuntamente con un apoyo a Ucrania), en junio Biden prohibió el asilo para la mayoría de los migrantes que cruzaban la frontera ilegalmente. La cantidad de migrantes atrapados cruzando ilegalmente se redujo drásticamente. Pero ya era tarde, y la administración actual transita sus últimas semanas con el «lastre» de tener un récord de migración ilegal bajo su gestión.
ABORTO
El mayor cambio en el acceso al aborto en décadas ocurrió durante la presidencia de Biden, pero debido a una decisión de la Corte Suprema.
En junio de 2022, la mayoría conservadora formada por los nombramientos judiciales de Trump para la corte eliminó el aborto a nivel federal, vigente desde hacía casi 50 años, en virtud del fallo Roe v. Wade.
La decisión marcó el comienzo de un período en el que cada estado estableció sus propias leyes sobre el acceso al aborto. Más de una docena de estados prohibieron el aborto en todos o en la mayoría de los casos.
Biden condenó el fallo de la Corte Suprema, y su administración, a través del Departamento de Salud y Servicios Humanos y el Departamento de Justicia, estableció pautas para garantizar el acceso al aborto de emergencia bajo la ley federal y defendió el uso de la píldora abortiva ante la Corte Suprema.
La administración también presionó para ampliar el acceso a los servicios de salud reproductiva, como la anticoncepción, a través de la Ley de Atención Médica Asequible.
La administración obtuvo su mayor victoria en junio, cuando la Corte Suprema rechazó un caso presentado por defensores provida que buscaban revertir la aprobación por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de la mifepristona, uno de los dos medicamentos utilizados en el régimen de píldoras abortivas.
Pero el tribunal desestimó por cuestiones de procedimiento el caso del gobierno, en el que se argumentaba que la estricta prohibición del aborto en Idaho entraba en conflicto con una ley federal que exige a los proveedores médicos ofrecer atención de emergencia estabilizadora, incluidos los abortos. En octubre, el tribunal se negó a escuchar un caso similar del gobierno sobre la estricta prohibición del aborto en Texas.
Si bien Biden, un fiel católico, se mostró abiertamente incómodo con el aborto desde el comienzo de su carrera política, mitigar los impactos de la disolución de Roe v. Wade se ha convertido en un pilar de su presidencia.
En términos más generales, los demócratas hicieron del aborto un elemento central de su plataforma en las elecciones intermedias de 2022. En marzo, Harris se convirtió en la primera vicepresidente o presidente en funciones en visitar una clínica abortista.
ECONOMÍA
Desde 2021, cuando el país salió de una cuarentena que generó pérdidas históricas de empleos y paralizó la economía, los empleadores han agregado casi 16,5 millones de nuevos puestos de trabajo. La tasa de desempleo ha promediado el 4,2%.
El crecimiento del producto interno bruto ha sido en promedio de 3,2% por trimestre, muy por encima de lo que la mayoría de los economistas consideran como el potencial a largo plazo de la economía estadounidense.
Pero, a lo largo de la mayor parte del mandato de Biden, una encuesta tras otra ha demostrado que el estadounidense promedio no se ha dado cuenta de eso. ¿Por qué? Porque todo eso ocurrió en el contexto de la peor explosión de inflación en una generación.
En el verano de 2022, el índice de precios al consumidor había aumentado un 9,1% interanual y el indicador ampliamente seguido de satisfacción de los hogares con la economía -el índice de sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan- cayó a un mínimo histórico.
Si bien la inflación ha retrocedido y la confianza ha comenzado a recuperarse, las encuestas muestran que los estadounidenses aún sienten el dolor de los altos precios persistentes y culpan a Biden y a los demócratas por ello. La economía, y particularmente la inflación, es el tema más preocupante para los estadounidenses, según diferentes encuestas de opinión.
POLÍTICA EXTERIOR
Desde las guerras en Ucrania y Gaza hasta el derramamiento de sangre civil en Sudán, los conflictos en el extranjero han dominado la agenda de política exterior de la Administración Biden-Harris.
Biden llegó al cargo con la promesa de restaurar el liderazgo global de Estados Unidos en el mundo y decidido a hacer frente a una China cada vez más agresiva.
Sin embargo, a poco de asumir la nueva administración se encontró con la caótica retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán en 2021.
Pocos meses después, Rusia -que había estado «calmada» bajo la Administración Trump- invadió Ucrania.
En este marco, Biden convocó a los aliados de Estados Unidos para oponerse a la invasión rusa y también revitalizó las alianzas en toda Asia para presionar a los líderes de China.
Pero Washington ha mostrado serias dificultades para poner fin a los conflictos y no ha podido impedir la profundización de los lazos entre Rusia, China, Irán y Corea del Norte.
La guerra de desgaste en Ucrania, que ya va por su tercer año, continúa a pesar de los miles de millones de dólares de ayuda militar estadounidense y las enormes pérdidas sufridas. El conflicto es cada vez más internacional, con acusaciones occidentales de que Moscú recibe armas y soldados de Corea del Norte, misiles y drones de Irán y apoyo técnico y de otro tipo de China.
La guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza, que comenzó cuando el grupo terrorista lanzó un ataque mortal a Tel Aviv, ha hecho metástasis en un conflicto entre el país judío y terroristas libaneses de Hezbolá y ha provocado ataques de represalia entre Israel e Irán.
La postura de la Casa Blanca ha dividido al propio Partido Demócrata.
Un conflicto en Sudán ha desencadenado violencia étnica y condiciones de hambruna en la región sudanesa de Darfur, donde hace unos 20 años la violencia llevó a que la Corte Penal Internacional acusara a los ex líderes sudaneses de genocidio y crímenes contra la humanidad. Estados Unidos ha estado tratando de ayudar a poner fin al conflicto, que dura 18 meses.
Con información de Reuters