Delegado estatal de Virginia pide atención a la persecución a Falun Gong en China

RICHMOND, Virginia — El 8 de marzo, el delegado estatal de Virginia, Eric Zehr, se dirigió a la legislatura estatal e instó a los legisladores a prestar atención a la persecución en curso a los practicantes de Falun Gong en China.

Durante la apelación, Zehr destacó la difícil situación de los practicantes de Falun Gong, ya que se enfrentan a la sustracción forzada de órganos, arrestos arbitrarios y trabajo esclavo en una campaña generalizada que ha continuado sin cesar desde 1999. La súplica, que tuvo lugar el Día Internacional de la Mujer, estuvo marcada por la presencia de cuatro mujeres practicantes de Falun Gong residentes en Virginia, una de las cuales, Chunyan Wang, exhibió prendas de vestir que se vio obligada a hacer mientras estuvo detenida.

Falun Dafa, (法輪大法), también conocido como Falun Gong, es una disciplina de la Escuela Buda que combina ejercicios de meditación con una filosofía moral basada en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia (真善忍). La práctica ganó una enorme popularidad tanto en China como en el extranjero, atrayendo a decenas de millones de practicantes desde que se presentó al público en 1992.

Pero en julio de 1999, después de ver su rápido aumento de popularidad como una amenaza para su régimen autoritario, el Partido Comunista Chino (PCCh) lanzó una campaña masiva para erradicar la práctica, encarcelando a millones de personas en las décadas siguientes. Miles de practicantes de Falun Gong han muerto desde entonces por tortura y abuso, y el número sigue en aumento.

Muchos practicantes de Falun Gong también han sido objeto de acoso incesante, arrestos y encarcelamiento arbitrario que continúan hasta el día de hoy.

Opresión sistemática

Zehr, quien representa el distrito 51 de Virginia, también relató un encuentro conmovedor con los practicantes, incluidas la Sra. Wang y la Srta. Tang, mientras aprendía de primera mano sobre sus terribles experiencias de persecución y detención en China.

«Falun Gong es una práctica pacífica arraigada en los ejercicios de meditación tradicionales chinos», dijo Zehr, y agregó: «Sin embargo, desde 1999, el PCCh ha decidido oprimir a sus practicantes, arrestando a decenas de miles [desde entonces], incluida la Sra. Wang».

Además, detalló las brutales experiencias de Wang en prisión, donde no solo era una detenida, sino esencialmente una esclava del régimen comunista. Durante su tiempo en prisión, Wang fue obligada a trabajar y presenció la desaparición de varios prisioneros que presumiblemente fueron llevados para realizar pruebas de trasplante de órganos.

El discurso de Zehr también tenía como objetivo crear conciencia entre los legisladores sobre la crisis de derechos humanos que afecta a los practicantes de Falun Gong. Alentó a sus colegas a firmar una declaración para llamar la atención pública sobre este tema, y también pidió un aplauso por la valentía de las cuatro mujeres que se atrevieron a revelar la verdad sobre su tratamiento en las cárceles chinas.

Wang comenzó a practicar Falun Gong a principios de 1999, y como muchos otros que han abrazado la práctica, encontró que fue una experiencia que cambió su vida. Informó haber experimentado una mejor salud y claridad mental, así como un nuevo sentido de propósito y significado en su vida. «Solía sufrir de varias dolencias, como insomnio y artritis en los huesos; después de iniciar la práctica, todos estos problemas desaparecieron en poco tiempo», dijo Wang a Vision Times en una entrevista anterior.

Antes de ser blanco del PCCh, Wang dirigía un próspero negocio de comercio exterior en Liaoning y disfrutaba de una vida familiar armoniosa junto a su esposo e hija. Sin embargo, después de que comenzó la persecución, su esposo fue torturado hasta morir mientras estaba detenido por tratar de protegerla.

Trabajo forzado generalizado

En 2002, Wang fue arrestada por utilizar su empresa para imprimir materiales de aclaración de la verdad y fue condenada a dos años de prisión. Mientras estaba en la cárcel, fue sometida a abusos y torturas de rutina, y obligada a realizar trabajos forzados, incluyendo coser ropa de diseño que luego se exportaría y vendería en países occidentales. A pesar de estas dificultades, Wang no renunció a su fe y continuó practicando Falun Gong.

Después de ser liberada, Wang fue arrestada nuevamente en 2008 y condenada a cinco años más de prisión. Durante este tiempo, relató haber visto enfermar a varios reclusos debido a las largas horas de trabajo y las condiciones opresivas. También dijo que no se realizaban inspecciones de salud ni control de calidad en los productos que se les obligaba a fabricar.

Otra practicante, la Srta. Tang, señaló durante la apelación que esta opresión selectiva por parte del PCCh ha continuado durante casi 25 años. Expresó la esperanza de que los nuevos miembros de la legislatura estatal de Virginia aprendan la verdad y trabajen juntos para poner fin a las atrocidades que enfrentan los practicantes de Falun Gong.

Actualmente, 26 condados y ciudades en Virginia han aprobado resoluciones que condenan las prácticas de sustracción forzada de órganos del PCCh de practicantes de Falun Gong y otros prisioneros de conciencia.