De la guerra a la paz: la historia de Alejandro Diego, veterano de Malvinas

En abril de 1982, Alejandro Diego, un joven de 19 años, recibió una noticia que cambiaría su vida para siempre. La guerra había llegado, y Alejandro, que estudiaba ingeniería industrial y servía como conscripto en la Armada Argentina, fue llamado a defender las islas Malvinas. “El 11 de abril recibí un telegrama en casa que me tenía que presentar a mi destino… me dicen: Diego, te vas a las Malvinas”, recuerda con voz pausada pero llena de emociones contenidas, en una entrevista para Mundo Libre Diario.

La guerra no tardó en enseñarle a Alejandro las crudas realidades del conflicto. Como parte de la tripulación de un buque encargado de transportar combustible y municiones, vivió el horror de los bombardeos y la muerte de compañeros. “Turano estaba al lado mío, sale adelante y ahí muere, a 10 metros de mí… cuando me dicen que murió, me pegaron una piña…”.

A pesar de los constantes peligros, Alejandro encontró fortaleza en sus creencias religiosas y en su conexión con aquellos que, como él, arriesgaban todo. “Yo decía: no puedo morir, no puedo morir… y con las bombas cayendo te desesperás”. En el fragor de la batalla, la muerte de su amigo Turano marcó un antes y un después en su visión del conflicto: “Cuando muere Turano y riega esa tierra con su sangre, ahí dije: ahora son argentinas. Y ahora te voy a vengar”.

Al regresar de la guerra, la realidad no fue fácil para los veteranos. La sociedad argentina, inmersa en la crisis postguerra, les dio la espalda. “El pueblo argentino nos dio la espalda… no aparecía en mis currículums que había ido a la guerra porque pensaban que estábamos todos locos”, cuenta Alejandro. Los veteranos no solo cargaban con las cicatrices de la guerra, sino también con la indiferencia de su propio país.

Con el paso de los años, Alejandro encontró una nueva misión: la paz. Formó parte de un equipo de rugby llamado Sin Fronteras, que viajaba a las Malvinas para tender puentes con los isleños. Durante uno de esos viajes, se enfrentó a uno de sus propios dilemas: el deseo de venganza por la muerte de Turano. Sin embargo, en el cementerio de Darwin, tuvo una experiencia transformadora. “Turano me dice: ‘¿Cómo vas a andar matando gente por tierra? No importa. En la eternidad estamos todos igualados’”, relata con una paz sorprendente. Esta revelación le permitió dejar atrás su deseo de venganza y abrazar un mensaje de reconciliación.

Hoy, Alejandro Diego se define como un veterano de paz. En uno de los momentos más emotivos de la entrevista, recuerda cómo, después de perder todas sus medallas en un secuestro virtual, el presidente argentino, Javier Milei, le entregó una nueva medalla. “Me mató el gesto… fue todo un marco para mí, y eso me mató porque fue como una fiesta sorpresa… correspondía que te la entregue el presidente”, dice con gratitud.

La historia de Alejandro es un testimonio del impacto de la guerra y el poder del perdón y la reconciliación. A través de sus palabras, queda claro que la verdadera victoria no se encuentra en la venganza, sino en la capacidad de sanar y construir puentes con quienes una vez fueron considerados enemigos.

Mira la entrevista completa a continuación, en nuestro canal de Youtube:

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Redacción Mundo Libre
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