Cuando las rocas y montañas toman forma humana, ¿son meros caprichos de la tierra?
“Los hombres cuelgan símbolos indicativos de sus respectivos oficios; los zapateros, un zapato gigante; los joyeros, un grandísimo reloj; el dentista cuelga un diente de oro; pero en las montañas de New Hampshire, Dios todopoderoso ha colgado un símbolo para demostrar que allí, Él hace al hombre”. Daniel Webster (1782-1852), político estadounidense.
Según cuenta la antigua tradición china, los dioses de los Cielos poseían su correspondencia en la Tierra. Grandes rocas, montañas o caprichosos relieves del terreno eran parte de un ciclo de circulación mediante el cual el dios vivía y se nutría. Por eso, cada vez que una de aquellas imágenes caía, significaba que el ciclo de supervivencia del dios correspondiente había terminado.
Por eso, probablemente cuando el “Viejo de la Montaña” del parque estatal de Notch, en Estados Unidos, se derrumbó una madrugada de 2003, el destino de un dios pudo haber quedado sellado por siempre.
Pero, más allá de los mitos o verdades sobre el destino de los dioses del universo, las maravillas con que la naturaleza deleita los ojos ocasionales de los pequeños humanos se extienden a lo largo de todo el planeta, con frecuencia formando parte de recorridos turísticos obligados para los amantes de lo natural.
El Guardián de Badlands
Localizado en el sureste de Alberta, Canadá, el gran accidente geológico solo puede observarse desde el aire. No obstante, los detalles “humanoides” impactan la vista cuando se tiene en cuenta que las manos humanas no formaron parte de esta obra de ingeniería.
Interpretada por muchos como una cabeza humana con sombrero de nativo y auriculares, se dice que el perfil se ha formado por la erosión pluvial sobre capas de terreno semidesértico blando.
Los cables de los auriculares son un camino de tierra, y los parlantes de los auriculares son el pozo de petróleo en el cual culmina dicho camino. En realidad, este par de detalles (sí moldeado por manos humanas) no son necesarios en absoluto para darle identidad a la figura, y aún agregan un toque “moderno” que desencaja con el estilo nativo de la figura original. Otros nombres posibles adoptados para el “Guardián” mediante un concurso popular fueron “Supergranny”, “Cliff”, “Hickox’s Head”, “In Plains View”, “The Listening Rock” y “Napi”
El Viejo de la Montaña
La notable formación rocosa que es el símbolo de Marcahuasi en San Pedro de Casta, Lima, Perú. | Wikimedia Commons/ CorHawk
Desde el mentón hasta la frente, se calcula que el perfil de “El Viejo” medía aproximadamente unos 12 metros de altura y 8 metros de ancho.
Se cree que los glaciares y una sucesión de fenómenos geológicos desatados hace unos 200 millones de años dieron comienzo a la escultura natural admirada durante décadas por los turistas como símbolo inequívoco de New Hampshire.
Aunque las remotas leyendas de los aborígenes norteamericanos decían que siguiendo el curso del Río Merrimack uno hallaría la montaña con cara de piedra, el primer documento escrito acerca del Viejo data de 1805.
Muchos artilugios fueron utilizados para impedir el derrumbe del monumento de granito. Unos años atrás, se había comenzado con el uso de tensores de acero y súper pegamentos. Sin embargo, los fuertes vientos, combinados con lluvias y heladas sucesivas, provocaron que la gigantesca y milenaria cara colapsara la madrugada del 3 de mayo de 2003.
Respecto al funesto hecho, el guardaparques local Mike Pelchat comentaría: “Siempre habíamos creído que era la mano de Dios el que lo sostenía, y ahora lo soltó”
Así en la Tierra como en Marte
Fotografía de “La cara de Marte”, tomada por la sonda de la NASA, Viking I, en el año 1976.
Más allá de los mundialmente reconocidos Viejo de la Montaña y “Supergranny”, muchos rincones desolados guardan esculturas naturales sugerentes a la vista. “Las siete hermanas”, “El monje orador” o “ La esfinge” de Rumania son solo un ejemplo de los miles de monolitos auto-fabricados que pueden hallarse en cada país del mundo. Muchos de ellos, de seguro, esperan aún ser descubiertos.
Pero no solo la Tierra goza de formas caprichosas. La Cydonia Mensae, famosa ciudadela marciana, siempre quedará en la historia de la divulgación y la fantasía por la polémica desatada en torno a sus singulares montículos de tierra, cuyas formas alimentan las fantasías de miles de mentes humanas que albergaban la esperanza de que seres inteligentes de avanzada tecnología pudieran habitar el planeta rojo.
De igual modo, la cara de Marte (también parte de Cydonia) se presentaba como el punto más álgido de una teoría que pretendía establecer relaciones entre los creadores de la famosa Esfinge egipcia y dicho accidente geológico.
Pero aunque en 2006 nuevas imágenes satelitales hubieran descalificado a la Cara de Marte como obra de ingeniería, el 2008 traería nuevos enigmas para mantener encendida la llama de los cazadores de misterios: una imagen de la sonda marciana Spirit, en la cual muchos veían a una roca del paisaje como la inconsistente evidencia de posible inteligencia marciana.
Pero, sin importar si los hombres de Marte aún se mantienen tímidos, las figuras de roca sobre la Tierra han de seguir proporcionando soporte a una multitud de Dioses que probablemente, más tarde o más temprano, se verán obligados a sentir cómo su imagen se derrumba.
Artículo publicado originalmente en la Revista 2013 y más allá