Crisis institucional en Polonia

Después de los arrestos de un ex ministro y su vice, quienes previamente habían recibido un indulto presidencial y fueron elegidos como diputados en las elecciones de octubre de 2023 -arrestos que además ocurrieron físicamente en la residencia presidencial- en Polonia se desató un serio conflicto institucional entre el presidente de la República, Andrzej Duda, y el primer ministro Donald Tusk, sorpresivo ganador de las últimas elecciones parlamentarias.

Reconstruir toda la historia es un poco complejo. Los dos detenidos, Mariusz Kaminski y Maciej Wasik, fueron condenados a dos años de prisión el 20 de diciembre de 2023 por el Tribunal de Distrito de Varsovia, por hechos que datan de 2007, cuando ambos eran jefe y subdirector de la Oficina Central Anticorrupción, y habían iniciado una investigación contra un miembro de la coalición de gobierno de izquierda, investigación que ahora se considera ilegítima. Luego de haber recibido un indulto presidencial en 2015, ocuparon los cargos de ministro y vice ministro del Interior en el gobierno de 8 años del PiS (Partido Ley y Justicia del ex primer ministro Mateusz Morawiecki), y posteriormente fueron elegidos como diputados por el mismo partido en las últimas elecciones.

El presidente, Andrzej Duda, desafió abiertamente la condena, apareciendo junto a los dos acusados en una ceremonia en el palacio presidencial. Duda afirma que los indultos que él promulgó para Kaminski y Wasik siguen siendo válidos y legalmente vinculantes, argumentando que la condena del tribunal constituye una violación de la Constitución.

En un mensaje televisivo emitido el pasado miércoles, el jefe de Estado polaco calificó la acción de la policía como «una amenaza absoluta a la Constitución y la ley» y se manifestó «profundamente conmocionado» porque «quienes lucharon por una Polonia libre están encarcelados, mientras que otros acusados de corrupción están libres». Con firmeza, Duda subrayó que no se detendrá hasta que ambos estén libres y añadió que, como «presidente elegido por diez millones y medio de polacos, no tendrá miedo de actuar en cumplimiento de la legalidad, la Constitución y la ley».

Tras ser arrestado y llevado a comisaría, Kaminski inició una huelga de hambre indefinida y afirmó ser «el primer prisionero político en Polonia» desde el advenimiento de la democracia en 1989. Por otro lado, miles de polacos han pedido la liberación de los dos políticos y el respeto a la Constitución frente al Parlamento el pasado jueves.

Asimismo, el ex primer ministro, Mateusz Morawiecki, ha publicado un video hablando en inglés alertando sobre lo que sucede en Polonia. “Por más de 30 años nadie fue perseguido en Polonia por su ideología política y no hubo presos políticos, hasta ahora” y continúa declarando que tanto Kaminski como Wasik son presos políticos incluso habiendo recibido un indulto presidencial como “permite la prerrogativa del presidente en virtud de la Constitución polaca de 2015”.

El actual primer ministro, Donald Tusk, siempre ha intentado estigmatizar a la derecha como autoritaria y a sus líderes como «dictadores», rechazando las acusaciones de corrupción, y luego se ha lanzado a la demolición de las políticas de los anteriores ocho años de gobierno. 

Lo que acaba de suceder en Polonia es otra dosis de realidad: los verdaderos autoritarios son los políticos de izquierda. Cuando alguien expresa una opinión opuesta a la suya, la libertad de expresión deja de existir y, si te atreves a denunciar sus crímenes de corrupción, las consecuencias pueden ser aún peores.

Si Bruselas realmente quisiera limpiar su propia imagen, fuertemente cuestionada día tras día, condenaría lo que acaba de hacer el primer ministro polaco, en abierta violación al estado de derecho y a la Constitución vigente en el país. Pero su ensordecedor silencio hace aún más evidente que ha decidido respaldar la gestión progresista de esta Europa cada día más decadente.

Por Candela Sol Silva X: @candelasolsilva