Con un kayak inflable y una brújula, cubano navegó 3 días seguidos hacia Florida
Según el más reciente reporte de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) 135,090 migrantes cubanos han ingresado en el último año fiscal a Estados Unidos.
Alejandro Nápoles Pérez es un mecánico automotriz cubano de 30 años, que forma parte de esta estadística. Huyó de su país en un kayak inflable y su historia ganó notoriedad debido a la travesía que tuvo que pasar para alcanzar la libertad.
Tras graduarse como técnico de mecánica, Nápoles trabajó en el ejército cubano por 7 años. Un lugar donde presenció prácticas ineficientes y corrupción que lo desilusionaron. El punto de inflexión llegó tras ser llamado para reprimir las protestas del 11 de julio de 2021. Luego de negarse a participar y ser advertido por desobedecer órdenes, decidió que era hora de irse, según contó al medio local Ciber Cuba.
Vendió su motocicleta y compró un kayak inflable y una brújula en Internet por $500. El 18 de agosto de 2022, Nápoles fue a la playa de Guanabo al este de La Habana, infló su kayak y empezó a practicar. A las 9 pm salió rumbo a Florida sin ser detectado.
El kayak tenía un compartimento detrás del asiento y ahí colocó 10 litros de agua, latas de atún, cuatro latas de Red Bull que compró en Cuba para el viaje.
Pérez remó toda la noche viendo las luces de su país de origen detrás de él y escondiéndose de botes de pesca. Al amanecer solo vió agua, en ese momento aseguró sentirse frustrado.
Después de un día, dos cubano-estadounidenses que pasaban en un yate le dieron agua y comida. Sin embargo, no podían ayudarlo, ya que es una violación a la ley. A pesar de eso, lo animaron y le comentaron que estaba a tan solo 26 millas de la costa de Florida.
Siguió remando y sufriendo quemaduras por el sol, hasta que divisó las luces de Cayo Marathon la noche del 20 de agosto y se amarró a unas boyas para dormir. Cuando despertó vio el puente y los hoteles. Finalmente llegó a la playa del hotel Bella Isla en Miami Beach, exhausto a las 10 am del 21 de agosto.
Al desembarcar, una pareja cubana lo ayudó, llamó a emergencias y le permitió hablar con su familia por video. Mientras esperaba a la policía, otros huéspedes le dieron $815 dólares al oír su historia.
Posteriormente, lo trasladaron a un centro de inmigración. Después de estar detenido durante varias semanas y pasar por entrevistas para solicitar asilo político, Nápoles obtuvo una decisión favorable en su caso de «miedo creíble». Gracias a esto, le otorgaron un documento de libertad bajo supervisión y pudo reunirse con sus familiares en Tampa.
«La mayoría de los jóvenes cubanos piensan igual. Estudien lo que estudien, no verán los frutos de su esfuerzo. El país va para atrás a pesar de las promesas», concluyó.