Comunidades en crisis luego del catastrófico terremoto en el Tíbet
En la madrugada del 7 de enero, un devastador terremoto de magnitud 7,1 sacudió el Tíbet, cerca de la frontera con Nepal, y se cobró la vida de al menos 126 personas y dejó heridas a otras 188. El seísmo, que se produjo a las 9:05 hora local, también causó una importante destrucción de la infraestructura de la región, dañando casi 1.000 viviendas y templos.
El terremoto fue seguido por múltiples réplicas fuertes que registraron una magnitud cercana a 5,0, según los medios estatales chinos.
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), el epicentro del terremoto se localizó aproximadamente a 80 kilómetros al noreste del Monte Everest, a una profundidad de 10 kilómetros. El temblor fue lo suficientemente fuerte como para sentirse hasta en Katmandú, la capital de Nepal, donde los residentes se despertaron sobresaltados y se los vio salir corriendo a las calles por temor a que se derrumbaran los techos y los edificios.
Comunidades en crisis
Aunque no se han registrado víctimas ni daños importantes en Nepal, donde viven 800.000 personas, los temblores se sintieron en siete distritos montañosos que limitan con el Tíbet, según la Autoridad Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres de Nepal (NDRRMA). “Hasta el momento, no hemos recibido ninguna información sobre pérdidas de vidas o propiedades”, dijo el portavoz de la NDRRMA, Dizan Bhattarai. “Hemos movilizado a la policía, las fuerzas de seguridad y las autoridades locales para recopilar información”.
Pero las zonas más afectadas del Tíbet incluyen pequeñas comunidades remotas situadas a menos de cinco kilómetros del epicentro del terremoto. Estas comunidades vulnerables están situadas a unos 380 kilómetros de Lhasa, la capital del Tíbet, y a sólo 22 kilómetros de Shigatse, la segunda ciudad más grande de la región. El terreno accidentado y montañoso plantea importantes desafíos a las operaciones de rescate, lo que dificulta llegar a los afectados o la llegada de ayuda. Los expertos advierten de que, a medida que los equipos de socorro obtengan acceso a zonas más aisladas, el número de muertos podría seguir aumentando.
La cadena estatal CCTV ha informado de que se están llevando a cabo labores de rescate, pero la información precisa sobre víctimas y daños sigue siendo limitada. Los críticos señalan que el régimen comunista suele censurar o alterar los detalles de este tipo de desastres, lo que ha dado lugar a especulaciones de que el verdadero impacto del terremoto podría ser mucho mayor que lo que se ha informado oficialmente.
Un rastro de destrucción
El Tíbet no es ajeno a la actividad sísmica, ya que se encuentra en la falla donde chocan las placas tectónicas euroasiática e india, una zona marcada por las imponentes montañas del Himalaya. El USGS destacó que ha habido 10 terremotos de al menos magnitud 6 en esta región durante el siglo pasado. «Esta zona es propensa a terremotos catastróficos debido a su posición geológica», dijo un portavoz del USGS, y agregó: «La colisión de placas tectónicas en el Himalaya crea una inmensa tensión debajo de la superficie, lo que la convierte en una de las regiones con mayor actividad sísmica del mundo».
En 2015, dos terremotos devastadores (ambos de magnitud superior a 7) sacudieron el vecino Nepal, cobrándose más de 8.500 vidas y causando una destrucción generalizada de la infraestructura local.
La proximidad del terremoto al monte Everest, conocido como un símbolo mundial de la aventura del montañismo, también ha sido motivo de escrutinio. Un funcionario del departamento de turismo de Nepal confirmó que un escalador alemán, la única persona a la que se le permite actualmente ascender a la montaña, ya había abandonado el campamento base después de un intento fallido de llegar a la cima. Esto pone de relieve la limitada actividad humana en las zonas de gran altitud durante el invierno, un factor que puede haber mitigado el número de víctimas humanas del terremoto en el Everest.
A pesar de la distancia, los temblores se sintieron hasta en Katmandú, que se encuentra a unos 225 kilómetros del epicentro. Mientras los habitantes de la comunidad se recuperan del desastre, las autoridades locales de Nepal siguen vigilando la situación, aunque por el momento no se han reportado daños inmediatos ni víctimas.
Por Alina Wang