Cómo las siestas mantienen el cerebro más joven: tres beneficios clave para la salud

En China existe un dicho muy conocido:
“Si te saltas la siesta, acabarás hecho polvo por la tarde”.
Un estudio publicado en Sleep Health respalda científicamente esta creencia popular. Los investigadores analizaron datos de más de 370.000 participantes del Biobanco del Reino Unido —con una edad promedio de 57 años— y descubrieron que las personas que dormían siestas con regularidad tenían un mayor volumen cerebral total.
En comparación con quienes nunca duermen siesta, quienes lo hacen habitualmente muestran un aumento promedio de 15,8 centímetros cúbicos en el volumen cerebral. Dado que el volumen cerebral se reduce naturalmente entre un 0,2 y un 0,5 por ciento anual, una siesta al mediodía podría rejuvenecer el cerebro entre 2,6 y 6,5 años.
Tres maneras en que la siesta beneficia tu salud
Las siestas no solo benefician al cerebro. También ofrecen las siguientes ventajas para la salud:
1. Ayuda a descansar y rehidratar los ojos
Una breve siesta aumenta la producción de lágrimas, lo que ayuda a mantener los ojos húmedos y alivia la fatiga. La temperatura corneal también aumenta durante el sueño, lo que favorece un metabolismo ocular más rápido.
2. Favorece una piel más sana
La renovación de la piel alcanza su punto máximo durante el sueño. Por eso, una breve siesta al mediodía resulta beneficiosa para mantener una piel más sana y resistente.
3. Ayuda a reparar la función inmunológica
Un estudio de la Universidad de Florida señala que el sistema inmunológico se repara durante el sueño, y que la calidad general del sueño desempeña un papel clave en la regulación inmunológica.
Tres preguntas frecuentes sobre las siestas
1. ¿Qué pasa si no puedo conciliar el sueño?
Hay personas que simplemente no tienen sueño al mediodía. No hace falta forzar una siesta: basta con descansar con los ojos cerrados o escuchar música.
Para quienes ya sufren de insomnio nocturno, es mejor evitar las siestas, ya que pueden dificultar aún más el sueño por la noche.
2. ¿Qué pasa si me despierto aturdido?
Si después de una siesta te sientes especialmente aletargado, quédate quieto un momento para que tu cuerpo se recupere antes de levantarte. Si aún te sientes somnoliento, prueba a lavarte la cara con agua fría o a dar un paseo corto para despejarte.
3. ¿La siesta tiene que ser al mediodía?
Lo mejor es echarse una siesta antes de las 3 de la tarde.
Dormir la siesta más tarde puede interrumpir el sueño nocturno y anular sus beneficios.
Tres consejos para siestas mejores y más saludables
1. Que las siestas sean cortas
Procure que las siestas duren entre 15 y 30 minutos.
Las siestas de más de una hora se han relacionado con un mayor riesgo de problemas cardiovasculares. Las siestas que superan los 90 minutos pueden aumentar el riesgo de diabetes. Además, las siestas largas pueden interferir con el sueño nocturno normal.
2. No duermas la siesta inmediatamente después de comer
Justo después de comer, el flujo sanguíneo se centra en el sistema digestivo. Dormir demasiado pronto puede provocar indigestión o causar mareos y fatiga al despertar. Lo ideal es esperar unos 30 minutos.
3. Elige una postura adecuada
Si las condiciones lo permiten, lo mejor es tumbarse.
Para quienes trabajan en oficinas o estudian y no tienen esa opción, reclinarse en una silla es más saludable que dormir boca abajo sobre un escritorio.
Una siesta bien planificada puede aportar importantes beneficios para la salud. Sin embargo, una mala planificación o postura pueden convertirla en un contratiempo. Prestando un poco de atención a cómo y cuándo duermes la siesta, un breve descanso puede convertirse en un sencillo y eficaz impulso diario para tu bienestar general.








