China desarrolla abejas cíborg y siembra el temor a un nuevo nivel de vigilancia

Un equipo de científicos chinos, liderado por el profesor Zhao Jieliang del Instituto de Tecnología de Beijing, ha logrado implantar diminutos dispositivos de control cerebral en abejas melíferas, convirtiéndolas en auténticas «abejas cíborg» capaces de ser dirigidas a distancia con precisión sorprendente.

Gracias a un dispositivo de apenas 74 miligramos —más liviano que una pizca de sal— fijado al lomo del insecto y conectado al cerebro mediante microagujas, los investigadores pueden enviar pulsos eléctricos al lóbulo óptico, la zona que procesa la información visual. Con ello, logran controlar el vuelo de las abejas con un 90 % de precisión, permitiéndoles girar a la izquierda o la derecha según las órdenes recibidas.

Además, estas abejas pueden ser equipadas con microcámaras, sensores y grabadoras de sonido, transformándolas en plataformas de espionaje diminutas y casi indetectables. Aunque se presentan como una herramienta potencial para labores de rescate y búsqueda de sobrevivientes en desastres, el trasfondo militar y de vigilancia de esta tecnología despierta profundas alarmas éticas y geopolíticas.

En publicaciones científicas, los propios investigadores destacan el valor de estas abejas para «reconocimiento encubierto» en combates urbanos, operaciones antiterroristas y control de narcotráfico. Sin embargo, el verdadero peligro radica en cómo podría utilizar el régimen comunista chino este avance: un gobierno que ha demostrado estar dispuesto a perseguir disidentes, acosar y secuestrar a creyentes religiosos y perseguir cualquier grupo que considere una «amenaza» a su control absoluto.

La historia reciente de China está marcada por un sofisticado aparato de vigilancia masiva, desde cámaras con reconocimiento facial hasta sistemas de puntuación social para controlar el comportamiento ciudadano. La posibilidad de emplear enjambres de insectos cíborg para espiar o intimidar a opositores lleva la represión a un nuevo nivel, prácticamente imposible de detectar.

Aunque Estados Unidos, Japón y Singapur también han experimentado con insectos controlados remotamente —por ejemplo, cucarachas solares para misiones de rescate—, el avance chino supone un salto cualitativo al desarrollar el dispositivo de control cerebral más ligero y efectivo hasta la fecha, colocándose a la vanguardia en la militarización de insectos.

Por ahora, existen limitaciones técnicas, como la corta duración de la batería y la dificultad de adaptar los dispositivos a diferentes especies. Sin embargo, todo apunta a que estas barreras se superarán con el tiempo. La cuestión crucial no es si esta tecnología se perfeccionará, sino cómo se utilizará y quién tendrá el poder de controlarla.

En manos de un régimen totalitario como el chino, el desarrollo de abejas cíborg no solo plantea un desafío científico, sino una amenaza directa a la libertad y la privacidad global. El futuro, que alguna vez pareció propio de la ciencia ficción, ahora se acerca peligrosamente a un escenario de vigilancia sin límites.

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Celeste Caminos
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