Celia Cruz: un símbolo anticomunista inmortalizado en una moneda estadounidense
La Casa de la Moneda de Estados Unidos (US Mint) ha lanzado una edición limitada de monedas de 25 centavos en honor a la icónica cantante anticomunista de origen cubano Celia Cruz, convirtiéndola en la primera figura afrolatina en recibir este reconocimiento.
Conocida mundialmente como la «Reina de la Salsa», Celia Cruz es homenajeada como parte de la serie «American Women Quarters», una iniciativa que comenzó en 2022 y continuará hasta 2025, con el objetivo de destacar los logros y contribuciones de mujeres influyentes en la historia de Estados Unidos.
Las monedas fueron producidas en las fábricas de la Casa de la Moneda en Filadelfia y Denver, y se presentaron oficialmente en el sitio web de la US Mint la semana pasada.
¿Quién fue Celia Cruz?
Celia Cruz, nacida el 21 de octubre de 1925 en Cuba, se exilió en 1961 a la edad de 36 años y nunca regresó a su país natal. A lo largo de su vida, se convirtió en una ferviente opositora del comunismo, una postura que la llevó a convertirse en un símbolo de la lucha por una Cuba libre.
En 1993, durante la Cumbre de las Américas en Miami, Celia Cruz compartió escenario con figuras como Liza Minnelli y Vicky Carr, frente a una audiencia que incluía a los presidentes de América Latina y al entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. Fue en ese evento donde Celia, en medio de su interpretación de «Guantanamera», hizo un llamado directo a los líderes presentes: «Señores presidentes, por favor, en nombre de mis compatriotas, no ayuden más a Fidel Castro, para que se vaya y nos deje una Cuba libre de comunismo». Este acto de valentía, que ella misma describió como una necesidad nacida del alma, provocó un gran revuelo, pero también reafirmó su compromiso con sus principios y su amor por la libertad.
Celia Cruz falleció el 16 de julio de 2003 en Nueva Jersey, tras una exitosa carrera que la consagró como una de las voces latinoamericanas más importantes del siglo XX. Aunque pasó la mayor parte de su vida fuera de Cuba, nunca dejó de sentir nostalgia por su patria, una tierra que le fue arrebatada por las circunstancias políticas.
Hacia el exilio
Cuando la Revolución Cubana se impuso en 1959, Celia Cruz ya era una figura destacada en la isla como la voz principal de La Sonora Matancera. Sin embargo, los primeros meses bajo el nuevo régimen fueron, en sus palabras, de «terribles angustias». El gobierno se apoderó de todos los medios de comunicación y restringió la libertad de expresión, lo que llevó a Celia y a su grupo a tomar la decisión de exiliarse en México.
El punto de quiebre llegó cuando, tras un concierto en el Teatro Blanquita en presencia de Fidel Castro, el director artístico se negó a pagarle a Celia porque no había rendido «reverencia al comandante». Su respuesta fue contundente: «Si me tengo que rebajar para tener dinero, prefiero no tenerlo».
El exilio de Celia Cruz se convirtió en una profunda herida cuando, en 1961, su madre enfermó y Castro le prohibió regresar a Cuba para despedirse de ella. Este acto selló su enemistad con el régimen, y Celia decidió que no volvería a pisar suelo cubano hasta que el sistema comunista desapareciera. Fue una promesa que cumplió hasta el final de sus días.
Un legado de resistencia y alegría
A lo largo de las décadas, Celia Cruz trascendió su doloroso exilio para convertirse en un símbolo de alegría y esperanza. Sus célebres exclamaciones como «¡Azúcar!» y su convicción de que «la vida es un carnaval» son testimonio de su capacidad para transformar el sufrimiento en música. Después de su muerte, fue reconocida como un ícono de Estados Unidos por el Museo Nacional de Historia Americana del Smithsonian, un homenaje en un país donde, en sus primeros años de exilio, fue vista con sospecha.
La música de Celia Cruz sigue viva, recordándonos que, incluso en los momentos más oscuros, la resistencia y el arte pueden brindar consuelo y esperanza.