Presidente de Perú Castillo no logra atenuar polémica sobre su comentario de concesión al mar para Bolivia
El presidente de Perú, Pedro Castillo, aseguró en una entrevista que durante su gobierno podría darle una parte del territorio peruano a Bolivia para que la use como salida al mar, y sus comentarios de inmediato generaron desaprobación y reproche entre los peruanos.
Ante la pregunta que le hizo el periodista Fernando Del Rincon de CNN sobre si había gritado “Mar para Bolivia” en un evento realizado en el 2018, Castillo respondió que «sí» lo dijo, y agregó que “es una idea”.
Tras la indignación que provocaron sus comentarios, Castillo volvió a reunirse con la prensa horas después para corregir su comentario.
“Me expresé mal, pido disculpas a nuestro pueblo. Quiero nuevamente decirle que nada haré en mi gobierno sin consultar al pueblo” dijo en una entrevista al medio La Noticia que fue ampliamente difundida por el resto de los medios locales.
Inconstitucionalidad de una cesión del territorio
Tras los comentarios de Castillo, congresistas y políticos cuestionaron el carácter ilegal de un acto de esa naturaleza.
“Un referéndum para ceder territorio nacional a otro Estado es jurídica y políticamente imposible. El Ministerio de Relaciones Exteriores no lo ha planteado jamás ni lo planteará”, dijo el que era hasta ahora ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Óscar Maúrtua, este martes ante el pleno del Parlamento.
Además, recalcó que su minsterio atiende una política exterior de Estado, uno de cuyos objetivos es garantizar la soberanía e integridad territorial del Perú en base a la Constitución, el Derecho Internacional y el carácter perpetuo de los tratados de límites.
La presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, también respondió al presidente recordando que el artículo 54 de la Constitución nacional dispone que el territorio del Estado es “inalienable e inviolable”, lo que incluye la tierra, el subsuelo, el dominio marítimo y el espacio aéreo.
“La soberanía nacional y la Constitución se respetan”, añadió.
Aunque tanto el ex Canciller Maúrtua como la presidenta del Congreso apelan a la Constitución para dejar en claro que desde el punto de vista jurídico no es posible ceder parte del territorio nacional, entre los planes de Castillo también está cambiar la Constitución y reescribirla según las constituciones socialistas, lo cual, sin emabrgo, no implica por sí mismo que incluya concesiones del territorio.
El presidente Castillo también se refirió a ello en su entrevista con la CNN.
“Esta Constitución es de 1993. Los tiempos han cambiado, de acuerdo a los tiempos y a las nuevas sociedades tiene que estar la Constitución. Que se le dé espacios a los hombres de abajo, a los hombres del pueblo”, enfatizó el mandatario sobre su concepción clasista y sociaalista del texto magno.
Cambio de la Constitución y crisis del gobierno
Castillo acaba de estrenar un nuevo Gabinete, y nombró a Héctor Valer como su nuevo jefe de Gabinete.
En seis meses de gobierno el presidente ha cambiado el Gabinete en tres ocasiones.
El primero de los gabinetes fue creado con gente cercana a Vladimir Cerrón, el presidente del partido Perú Libre, partido que llevó al poder a Castillo.
“Cerrón, a diferencia de la izquierda del Foro de Sao Paulo, se trata de un extremista que defiende el terrorismo guerrillero abiertamente y con ideas ultra-conservadores en lo social. En el tiempo en que duró el gabinete de Guido Bellido, su puntero político en el gobierno, funcionó como una especie de presidente en la sombra, tirando los hilos de Castillo”, publicó el medio Derecha Diario.
Después vino un segundo momento de reorganización en el cual Cerron salió del Gabinete, y Castillo sumó a la izquierda progresista a su Gabinete colacando al frente a Mirtha Vásquez.
En la superficie se puede ver, como reflejan los medios, que Castillo en solo seis meses de gobierno está “rodeado de corrupción”, y que es el “artífice de múltiples escándalos” y “peleas internas”, como refieren los medios. Pero no debemos olvidar que la izquierda avanza en su agenda comunista en medio de la lucha y la división.
El episodio más reciente fue la renuncia de la progresista Mirtha Vásquez como jefa de Gabinete, la cual según algunos medios significó “la ruptura de esta flamante unión con la izquierda progresista”.
En su carta de renuncia Vasquez expresó que el país atraviesa un momento «difícil».
“Hemos llegado a un momento crítico. La crisis en el sector de Ministerio del Interior no es asunto cualquiera ni coyuntural, es la expresión de un problema estructural de corrupción en diversas instancias del Estado“, afirmó Vásquez.
La propia Vásquez llegó a su puesto al frente del Gabinete en medio de otra “crisis”.
La abogada y activista ambiental de izquierda progresista había jurado como jefa de gabinete el 6 de octubre, luego de que Castillo se peleara con la dirigencia de su propio partido, Perú Libre, y rompiera relaciones con Guido Bellido y Vladimir Cerrón, que abogan por “un comunismo más tradicional y conservador”, según Derecha Diario.
Además, el propio Castillo llegó al poder en medio de acusaciones de fraude en las urnas de su rival, Keiko Fujimori, “quien presentó pruebas de cómo se manipulaban las actas en mesas donde ganaba Keiko para reducir la diferencia, que terminó cerrando Castillo por apenas un 0,2%”.
Ahora al asumir Valer como nuevo jefe de Gabinete también dejó en claro que la «crisis política» que ocasionó el cambio de Gabinete “ya pasó”, lo cual confirma lo que mencionamos más arriba, la izquierda avanza entre las “crisis” políticas.
En cuanto a la redacción de la nueva Constitución el flamante jefe de Gabinete Valer comulga con el presidente Castillo respecto de una promesa que hizo en campaña el hoy mandatario de conformar “una asamblea constituyente para la redacción de una nueva Constitución”.
En sus primeras declaraciones a la prensa como primer ministro en la noche del martes Valer lo dejó muy claro:
“Pero ese momento constituyente no es un salto al vacío que se puede dar en dos o tres años, tiene que ser en cuatro años por lo menos con la finalidad de poder convocar a todas las fuerzas vivas del país”, explicó.
La conformación del nuevo Gabinete también recibió criticas.
La congresista de Fuerza Popular, Patricia Juárez, denunció que su composición responde a intereses de grupo, y que dentro de ellos están los “representantes del grupo de Cerrón”, de acuerdo con Canal Perú.
Agregó que los nuevos ministros carecen de “cohesión” y “programa de trabajo” para establecer políticas públicas. Asimismo, Juárez aseguró que esta elección del Gabinete se debe a una “repartija de poder”.
“Un gabinete improvisado que responde a personas que no tienen en realidad las credenciales ni la experiencia para nuevamente conducir las políticas sectoriales del país”, de acuerdo con esa fuente.
Denuncian «Gabinete en la sombra»
En otra muestra de la endeble situación que ostenta el círculo de gobierno más cercano al presidente hace solo unas horas se conoció que Carlos Jaico renunció a la Secretaria General del Despacho Presidencial.
Jaico en su carta de renuncia denunció una «nociva influencia» sobre el gobierno que deviene de un «gabinete en la sombra», y catalogó la actual situación como de “crisis institucional”.
¿Disputa o ajuste de cuentas?
La salida de Mirtha Vásquez como jefe de Gabinete se dio tras un mes de desgaste institucional de la cual ella fue testigo.
“Mi preocupación sigue siendo el tema de fondo: La apuesta por las reformas bajo reglas democráticas”, enfatizó Mirtha Vasquez en su carta de renuncia.
Vasquez se refería a la disputa del ministro de Interior, Avelino Guillén, que presentó su renuncia el pasado viernes 28 de enero, y que provocó a su vez la renuncia de Vasquez y luego el cambio de Gabinete.
Guillén estuvo durante un mes en un enfrentamiento con el comandante general de la policía, Javier Gallardo, que actúa con autonomía del ministerio desde que Castillo llegó al poder.
La disputa se originó cuando el ex jefe de la policía le presentó al ministro del interior una lista de oficiales para darles de baja, a lo cual Guillen se opuso porque consideró que son justamente los mejores cuadros de la policía.
“El jefe de los policías sacó a más de 1.700 agentes experimentados en unidades claves de la lucha contra la corrupción y el crimen organizado. Se especula que Castillo está haciendo una purga de la Policía, que tuvo un rol decisivo en la lucha contra el terrorismo comunista en la década del 90, que el actual presidente defiende”, según el medio Derecha Diario.
Como resultado de la disputa el jefe de la policía fue removido y el ministro del interior renunció.
De acuerdo con los medios locales, Castillo le pidió la renuncia al ministro del interior.
En este contexto de crisis del gobierno y reconformación del Gabinete el presidente Pedro Castillo se muestra optimista al presentar a su nuevo Gabinete con el que avanzará en la realización de “grandes reformas”.
Asimismo, sus seguidores algunos de los cuales se autodenominan del “Perú profundo” lo apoyan.
“Respaldo el anuncio del presidente Castillo para el cambio del Gabinete Ministerial y este debe ser acorde al Programa Político por el que el Perú profundo eligió en las urnas.
¡No se pueden postergar más los verdaderos cambios que el pueblo exige y pide a gritos!”, escribió en Twitter, María Agüero Gutiérrez, congresista por Perú Libre.
Su seguidores y aliados políticos también apelan al concepto de la “Unidad Latinoamericana” bajo el socialismo.
“El fin de escandalizar las declaraciones del Presidente sobre la salida al mar de Bolivia tiene como objetivo romper las magníficas relaciones geopolíticas Perú-Bolivia. El Gobierno no debe caer en el juego, por el contrario, debe reafirmar la unidad latinoamericana”, escribió en Twitter, Vladimir Cerrón, presidente del partido Perú Libre, partido que llevó al poder a Pedro Castillo.
En el año 1992, Perú le cedió a Bolivia una franja de cinco kilómetros de playa que Bolivia podía utilizar por 99 años. BBC Mundo visitó el lugar más de dos décadas después y encontró que está totalmente abandonado. No se realizaron inversiones, ni fue usada como playa.
Autoridades peruanas y bolivianas visitan el lugar cada 23 de marzo, cuando el país celebra el Día del Mar, y realizan actos simbólicos frente a lo único que alguna vez llegó a construirse en esa franja llamada “Bolivia Mar”: una escultura de 21 metros, hoy tan oxidada que se le han desprendido varios trozos.