Caso Epstein: entre el encubrimiento y la presión popular

En las últimas dos semanas, el caso de Jeffrey Epstein ha provocado un considerable revuelo en el ámbito político y mediático estadounidense. Diversos artículos y voces influyentes desde progresistas hasta los de derecha, han realizado todo tipo de especulaciones, refiriéndose a este asunto como una “trampa de miel” (honeypot) o una red de chantaje encubierta, incluso sugiriendo supuestos vínculos con servicios de inteligencia extranjeros. Fuentes desde dentro de la Casa Blanca, sugirieron que el presidente Trump está visiblemente molesto y paralizado por la intensa cobertura mediática sobre el caso Epstein que ha captado la atención pública, eclipsando los temas que él y su equipo desean destacar (POLITICO).
Contradicciones internas y presión sobre Trump
El 30 de enero Kash Patel promete, si es confirmado como director del FBI, revelar lo sucedido con Epstein y su red de tráfico sexual. El foco volvió al caso tras la publicación de información de la causa por parte de la Fiscal General a fines de febrero. El 18 de mayo, cuando los altos funcionarios trumpistas del FBI Kash Patel y Dan Bongino aparecieron en Fox News, afirmaron que Epstein se había suicidado en su celda.
El 7 de julio el Departamento de Justicia (DOJ) ha afirmado que no existe una “lista de clientes” y que Epstein se suicidó.
El 12 de julio Patel respalda oficialmente el memorando del DOJ y desacredita como falsas las teorías conspirativas que antes promovía. Es decir reafirmaron la versión oficial, cuando se habían mostrado muy escépticos antes de formar parte del gobierno.
Esto contradijo directamente las declaraciones oficiales públicas de la misma administración el 21 de febrero de 2025, cuando la misma Fiscal General de Trump, Pam Bondi, dijo entonces que la «lista» estaba literalmente en su escritorio: «Está en mi escritorio ahora mismo para revisar» (CNN), le reveló al presentador de ‘America Reports’, John Roberts (FOX News). «ha sido una directiva del presidente Trump».
A pesar de ello, ante la nueva negativa oficial, el presidente Trump ha calificado la controversia como un “engaño” promovido por los demócratas, acusando a su base de ser “débiles” y advirtiendo que “nunca será suficiente”. Esto a pesar de que ya se había realizado una primera desclasificación el 27 de febrero: los llamados ‘Archivos de Epstein: Fase 1’. Los intentos de explicar esta flagrante contradicción no han tenido éxito y solo han logrado suscitar más críticas de la propia base política. Esto amenaza la estrategia de Trump y los republicanos de capitalizar éxitos recientes como recortes de impuestos, contratos de defensa en la OTAN y acuerdos comerciales notables con Japón, Filipinas e Indonesia. El 22 de julio el presidente instó al DOJ a divulgar material sobre el expresidente Obama por supuesta “traición” relacionada con los comicios de 2016, en un evidente intento de desviar la atención del escándalo Epstein, aunque es cierto, por medio de una verdadera bomba de revelaciones.
En este contexto, frente a la insatisfacción pública, varios líderes del Partido Republicano y del Congreso están promoviendo la divulgación completa de los registros del gran jurado. Entre ellos, el líder de la mayoría en el Senado, John Thune; el portavoz de la Cámara, Mike Johnson; y representantes como Thomas Massie, Taylor Greene y Ro Khanna, quienes impulsan una iniciativa bipartidista. El objetivo declarado: rendición de cuentas y transparencia pública.
En paralelo a las presiones internas, Trump también demandó al Wall Street Journal por publicar una supuesta carta privada a Epstein de 2003, que él niega haber escrito. Mientras tanto, Pam Bondi dirige los esfuerzos del DOJ para mantener la transparencia frente al reclamo público. La CNN y POLITICO realizaron una línea temporal de todas las declaraciones para visualizar el cambio de postura oficial que hubo.
Las voces disidentes dentro de la derecha
En cuanto a la reacción del movimiento MAGA, se observa una fuerte división en su base. Muchos esperaban la divulgación de documentos y que los mismos supuestamente retratarían a figuras prominentes en situaciones comprometedoras.
Elon Musk
En julio, tras la publicación del memo del DOJ que afirma que no existe una “lista de clientes”, Musk volvió a la carga con una serie de tuits. Denunció el manejo del caso Epstein como un “encubrimiento (obviamente)”, señalando que “muchos poderosos quieren que esa lista sea suprimida” Preguntó públicamente, con sarcasmo, “¿dónde está la Fase 2?” de los archivos de Epstein (ABC). Aunque Musk borró sus tuits más explosivos que publicó tras la salida del DOGE, no se retractó públicamente de la insinuación central: que Trump estaría vinculado a Epstein y que el caso está siendo ocultado por personas “poderosas”. Aunque controversiales, sus declaraciones buscan empujar a que se libere todo el contenido y se termine lo que él ve como un encubrimiento.
Steve Bannon
Ex estratega jefe de la Casa Blanca durante el gobierno de Donald Trump. Bannon ha alertado que si persiste el supuesto encubrimiento del caso Epstein, un 10 % de la base MAGA se podría ir, lo que pondría en riesgo hasta 40 escaños en las elecciones intermedias de 2026 y la presidencia de 2028 (BPR). Pidió que un fiscal especial desclasifique todos los documentos del caso, aludiendo al estilo de apertura pública tipo “archivos JFK”, y que se convoque un gran jurado para aportar claridad. Bannon lo presenta como una lucha entre los ciudadanos y una red de poder que estaría manipulando el Gobierno.
«La situación de Epstein se reduce a una pregunta fundamental: ¿Quién gobierna este país? ¿Verdad? ¿Quién gobierna este país?», preguntó Bannon. «¿Se trata de una oscura red de inteligencia —el MI6, la inteligencia saudí, el Mossad, la CIA— con otros financieros y corporaciones internacionales? ¿O gobierna el pueblo de Estados Unidos?» (RCP).
Tucker Carlson
Es un comentarista político y ex presentador de Fox News, el periodista número uno de la derecha en EE.UU. En el evento de Turning Point USA, Carlson afirmó que Epstein actuaba para una agencia de inteligencia extranjera, probablemente israelí, y que es legítimo preguntar por ese vínculo, lo cual no es antisemita, según él (TNA). Aunque menciona la posibilidad de que Trump esté vinculado, lo ha descartado, ya que los demócratas tuvieron en sus manos todos los archivos, algo que tranquilamente podrían haber filtrado en el mandato de Biden para perjudicar a Trump. Pero nada de eso sucedió, Carlson consideró más probable que el encubrimiento sea obra de los servicios secretos.
Nota del autor: Las menciones a servicios de inteligencia extranjeras reflejan opiniones públicas ampliamente difundidas en EE.UU. y no constituyen juicios hacia ningún país, ni implican generalizaciones religiosas, étnicas o nacionales.
Michael Flynn
Ex asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump. Y ex director de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) entre 2012 y 2014 bajo la administración de Barack Obama. Flynn, quien mantiene una excelente relación con el actual presidente, calificó de ‘terrible’ el manejo del caso Epstein por parte de esta administración y urgió una rectificación inmediata. Escribió en X que los estadounidenses quieren que EE. UU. tenga éxito y para eso “NECESITAMOS QUE USTED TENGA ÉXITO” al enfrentar honestamente el asunto. Tras escribir tres artículos, aclaró que el caso no gira en torno a la muerte de Epstein, sino al hecho de que elites posiblemente involucradas en abuso contra niños queden impunes: “Si hay élites dentro de nuestro país que cometieron crímenes contra NIÑOS … deben rendir CUENTAS”
Reafirmó que la controversia no se trata de Epstein ni de izquierdas, sino de exigir rendición de cuentas a quienes abusaron de niños, incluso si pertenecen a la CIA u otros países: “si él formaba parte de una operación de inteligencia … los responsables DEBEN rendir cuentas … si otro país está involucrado, también vergüenza para ellos” (VOZ) Flynn insistió en que el escándalo Epstein no va a desaparecer mientras no se atiendan las numerosas preguntas sin respuesta. Aconsejó al presidente reunir a su equipo y encontrar una forma de superar este problema. Reiteró su apoyo a Trump, pero también lo instó a limpiar la confianza entre el gobierno y el pueblo.
Roger Stone
Consultor político y estratega republicano de larga trayectoria. Salió a defender a Trump, apelando a una investigación que hizo para su libro «La guerra de Clinton contra las mujeres», él revisó todos los registros de vuelo del avión de Epstein, y dijo: «Desde 2021, se sabe públicamente que Trump solo estuvo en el avión de Epstein una vez, y fue con su esposa, Marla Maples, y su hija, Tiffany. Trump nunca visitó la isla de Epstein ni su residencia en Nueva York.» «Trump rompió con Epstein antes de su procesamiento en Florida.» Adjudica el actual revuelo mediático a una estrategia demócrata para desviar la atención de los nexos fluidos de Epstein con los Clinton. Contó que Trump ayudó a la principal víctima de Epstein en 2009. Stone arrojó un dato muy importante, señaló que «la Fundación Clinton proporcionó el cien por ciento de la financiación para TerraMar, una organización sin fines de lucro controlada por la proxeneta de Epstein, Ghislaine Maxwell, que se utilizó para contratar a jóvenes pasantes para supuestamente trabajar en proyectos ambientales mientras que en realidad constituía una reserva de futuras víctimas de Epstein. A diferencia de los Clinton, Trump cortó el contacto con Epstein tras enterarse de una insinuación inapropiada de Epstein hacia una joven que trabajaba en el spa de Mar-a-Lago, y Trump informó al personal de seguridad que a Epstein se le prohibió la entrada a la propiedad. Los Clinton continuaron socializando y recaudando fondos con Jeffrey Epstein tras su condena estatal.»
Trump y Epstein: hechos, no suposiciones
Pese a este escenario, es común ver a Donald Trump vinculado a Jeffrey Epstein en debates públicos, en informes periodísticos de izquierda. Pero para mantener la discusión seria y responsable, es necesario distinguir los hechos de las insinuaciones infundadas. Trump y Epstein se conocieron en los años 1990, compartieron solo eventos sociales, en noviembre de 1992 fueron grabados socializando en una fiesta en Mar‑a‑Lago. En 2002 en una entrevista de New York Magazine, Trump incluso lo describió como “divertido” y alguien que “le gustan las mujeres jóvenes”, pero también hay testimonios más recientes diciendo que Epstein le parecía «espeluznante».
Trump rompió su relación con Epstein a mediados de los 2004. El Miami Herald y otros medios documentaron que Epstein fue expulsado de Mar-a-Lago después de un incidente con una joven y se le impidió el ingreso de por vida.
Investigaciones posteriores revelaron que Trump fue uno de los pocos personajes de alto perfil que colaboró voluntariamente con el abogado de las víctimas Brad Edwards, quién afirmó que Trump fue el único personaje que había ayudado en el 2009 en la contraofensiva legal contra Epstein. Alan Garten, abogado de Trump, negó que existiera citación oficial, es decir cooperó con investigadores de manera voluntaria e informal. Edwards dijo: “Trump fue la única figura prominente que respondió voluntariamente a nuestras preguntas. Nunca estuvo implicado como perpetrador, pero tenía información de valor sobre el comportamiento y entorno de Epstein en Palm Beach.” Trump sabía de ciertos comportamientos problemáticos y había tomado distancia, lo que lo hacía un testigo potencialmente útil.
¿Quién protegía a Epstein antes de 2019?
Epstein terminó tras las rejas en 2019, siendo especialmente relevante que su última detención ocurriera durante la presidencia de Trump, tras décadas de impunidad bajo los gobiernos de Clinton, Bush y Obama. A diferencia de su vínculo limitado con Trump, Epstein mantuvo relaciones mucho más persistentes con figuras de altísimo nivel del Partido Demócrata y la élite académica de Harvard —institución que, curiosamente, hoy es blanco frecuente de críticas por parte del propio Trump, aunque por otros motivos.
En 2019, poco después de que acusaran a Epstein, Trump dijo en una entrevista: “Bueno, lo conocía como todo el mundo en Palm Beach. O sea, la gente de Palm Beach lo conocía. Era un personaje habitual en Palm Beach”, “Tuve una discusión con él hace mucho tiempo. Creo que no he hablado con él en 15 años. No era su admirador”. (TIME)
Finalmente cabe destacar que cualquier mención por parte de terceros al Mossad, la CIA, la inteligencia saudí u otras agencias no busca generalizar ni culpar a ningún país, religión o pueblo. Señalar posibles vínculos operativos no implica emitir juicios sobre comunidades enteras. El antisemitismo es inaceptable y no tiene lugar en este análisis.
Trump manda a revelar las transcripciones del gran jurado
Tras la presión, el 18 de julio el DOJ, apoyado por Trump, solicitó la desclasificación de los testimonios del gran jurado, advirtiendo revelaciones sensibles «que podrían no gustar a muchos».
El caso Epstein es «un asunto de interés público», dijo Bondi al solicitar que se revelen las transcripciones del gran jurado, tal como sucedió.
Entre la población general, solo el 17 % aprueba su manejo del caso, mientras que el 63 % lo desaprueba (Axios)
Una encrucijada política para Trump
El fenómeno “honeypot” ha encendido la tensión política: por un lado, la derecha más radical exige revelaciones dramáticas; por otro, Trump intenta minimizarlo para no perder control sobre su base. Sin embargo, las encuestas reflejan que su estrategia de propaganda negativa podría estar erosionando su apoyo, incluso entre sus simpatizantes más leales. A la vez, crece una coalición política que presiona por revelar hasta el último documento.
La elección que tome Trump -convertirse en más transparente o mantener una narrativa defensiva- podría marcar un rumbo decisivo para su liderazgo y la cohesión del movimiento MAGA.
Conclusión y proyección futura
Lo que está faltando en los análisis actuales, es una visión panorámica de lo que ha sucedido. En el tomo II de «Trump contra el globalismo» mencioné como fue el mismo Trump quién neutralizó a Epstein, solo hay que leer entre líneas y ver los hechos. Según diversas interpretaciones, la red de Epstein habría sido desmantelada por una operación encubierta vinculada a elementos patrióticos dentro del aparato de inteligencia militar, conocidos en círculos como ‘sombreros blancos’.
Los Clinton buscaban desesperadamente distraer la atención de su propia relación con Epstein intentando desprestigiar a Trump y espiar a Michael Flynn. Ayudaron a Obama a crear el Rusiagate. Ahora, el mismo establishment demócrata globalista está reciclando la propaganda.