Cardenal Robert Sarah: La voz conservadora de Guinea que podría suceder a Francisco

El reciente fallecimiento del Papa Francisco el pasado 21 de abril ha abierto un intenso debate sobre el futuro de la Iglesia Católica y quién será su próximo líder. Entre los nombres que resuenan con fuerza en los círculos conservadores está el del cardenal Robert Sarah, un prelado de Guinea de 79 años, conocido por su firme defensa de los valores tradicionales y su crítica a las corrientes progresistas que han marcado el papado de Francisco. A diferencia del tono más progresista del difunto Papa, Sarah aboga por un retorno a las raíces cristianas y una postura inflexible frente a lo que percibe como amenazas a la fe.

Nacido el 15 de junio de 1945 en Ourous, una aldea rural de Guinea, Sarah creció en una familia que se convirtió del animismo al catolicismo. Ordenado sacerdote en 1969, fue nombrado arzobispo de Conakry en 1979 por Juan Pablo II, convirtiéndose en el obispo más joven del mundo a los 34 años, lo que le valió el apodo de “obispo bebé”.

Su trayectoria incluye roles clave en el Vaticano, como secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum y prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos hasta su retiro en 2021.

Sarah ha emergido como un símbolo de resistencia frente a las tendencias modernas que, según él, socavan la esencia de la fe. En una entrevista de 2019 con The Catholic Herald, dejó clara su postura sobre la sexualidad: “No hay un ‘problema homosexual’ en la Iglesia. Hay un problema de pecados e infidelidad”. Esta declaración refleja su rechazo a las bendiciones a parejas del mismo sexo, una medida impulsada por Francisco que generó controversia entre los sectores más tradicionales.

El cardenal también ha sido un crítico feroz de la ideología de género, a la que calificó en su libro The Day is Now Far Spent como “una negativa luciferina a recibir una naturaleza sexual de Dios”. Para Sarah, estas ideologías representan una afrenta directa a la creación divina, una postura que lo ha convertido en un ícono para los católicos que ven en él un baluarte contra el avance del secularismo. “El Occidente ya no sabe quién es, porque no quiere saber quién lo formó. Se niega a reconocer sus raíces cristianas”, afirmó en una entrevista reciente, lamentando lo que describe como una “decadencia letal” de Europa al alejarse de su fe fundacional.

Otro tema recurrente en las declaraciones de Sarah es su preocupación por la inmigración masiva y su impacto en la identidad europea. En un video que circuló ampliamente tras la muerte de Francisco, el cardenal expresó: “Mi mayor preocupación es que Europa ha perdido el sentido de sus orígenes. Ha perdido sus raíces… Temo que el Occidente esté muriendo. Están siendo invadidos por otras culturas, otros pueblos, que progresivamente los dominarán por su número y cambiarán completamente su cultura, sus convicciones”. Estas palabras, que resonaron entre los conservadores, subrayan su visión de una Europa que debe reafirmar su identidad cristiana para sobrevivir.

Sarah también ha abordado la crisis de la familia, un pilar central de su pensamiento. En una entrevista de 2021 con el programa CNEWS de Europe 1, afirmó: “Hay una crisis de las familias porque las vocaciones vienen de las familias. Si la familia está destruida, si no hay estabilidad, los niños pierden su equilibrio”. Para él, la estabilidad familiar, con una madre y un padre presentes, es esencial para el desarrollo humano y espiritual, una visión que contrasta con las posturas más abiertas de Francisco hacia las familias no tradicionales.

A sus 79 años, Sarah participará en el cónclave que comenzará el 7 de mayo de 2025, apenas unas semanas antes de cumplir 80 años, edad límite para votar en la elección papal. Aunque algunos expertos consideran que sus posturas conservadoras podrían dificultar que obtenga la mayoría de dos tercios necesaria para ser elegido, su figura ha ganado un apoyo masivo entre los católicos tradicionalistas.

En un mundo donde la Iglesia enfrenta desafíos como el secularismo, el islamismo radical y las tensiones culturales, Robert Sarah se presenta como una voz firme que busca restaurar lo que él considera la esencia de la fe católica. El cónclave determinará si esta visión conservadora guiará el futuro de la Iglesia.

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Redacción Mundo Libre
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