Cancillería argentina estaría diseñando una hoja de ruta para avanzar con un acuerdo comercial con EE. UU.

Un comentario del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto en marcha la maquinaria diplomática argentina. Durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Trump expresó su disposición a considerar un acuerdo comercial con Argentina y elogió al presidente Javier Milei: «Consideraré cualquier cosa. Creo que es un gran, un gran, gran líder. Está haciendo un gran trabajo, un trabajo fantástico. Ha rescatado a ese país del olvido. Sí, analizaremos las posibilidades». Estas palabras, pronunciadas el lunes, encendieron las alarmas en la Casa Rosada, que ve en ellas una oportunidad clave para avanzar en una de las prioridades del gobierno libertario.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, encabezado por Gerardo Werthein, confirmó a Infobae que ya se iniciaron los trabajos preparatorios para diseñar una hoja de ruta hacia un acuerdo comercial con Estados Unidos. «Estamos empezando a estudiar las pautas y las líneas de trabajo para avanzar en un acuerdo comercial con Estados Unidos. Veremos la mejor forma y la más adecuada para conseguirlo. Ya estamos comenzando a tener reuniones bilaterales para entender cuál es el mejor camino», explicaron fuentes del Palacio San Martín. Aunque se reconoce que el proceso está en una etapa inicial, el respaldo de Trump ha inyectado urgencia a la iniciativa.
La estrategia argentina apunta a un acuerdo comercial más práctico y menos ambicioso que un tratado de libre comercio pleno, el cual implicaría largos procesos de negociación y la aprobación de los congresos de ambos países. Este enfoque busca resultados concretos y rápidos, capitalizando la sintonía ideológica entre Milei y Trump, quienes han fortalecido su relación desde encuentros previos, como el de febrero en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Maryland.
Sin embargo, el camino no está exento de obstáculos. En Buenos Aires son conscientes de que cualquier avance con Washington requiere resolver primero la situación de Argentina en el Mercosur, el bloque económico integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Para el gobierno de Milei, que asumió la presidencia pro tempore este año, el Mercosur ha pasado de ser una herramienta de desarrollo a un freno para las aspiraciones comerciales del país. «Se necesita aggiornar el bloque, para permitirles a los socios tener la libertad de avanzar con convenios bilaterales», señalaron voceros oficiales a Infobae. «Los bloques económicos fueron diseñados para hacer el bien y no para convertirse en una barrera contra el progreso», agregaron, criticando la rigidez del grupo.
Esta visión choca con la postura de socios clave como Brasil, liderado por Luiz Inácio Lula da Silva, quien, junto al nuevo presidente uruguayo Yamandú Orsi, defendió la relevancia del Mercosur durante la reciente asunción de este último en Montevideo. Milei, en cambio, aboga por una apertura más acelerada, lo que podría tensionar las relaciones dentro del bloque. «Algunas cosas van a ocurrir», anticiparon desde el gobierno argentino, sin dar más detalles sobre el futuro del Mercosur.
Movimientos en la política exterior argentina
Más allá de la negociación con Estados Unidos, la diplomacia argentina está en plena actividad. En los próximos días, el gobierno enviará al Senado el pliego de Wenceslao Bunge como futuro embajador en España. Bunge, un empresario con experiencia en el sector financiero y ex CEO de Crédit Suisse en ese país, ya recibió el plácet del gobierno español de Pedro Sánchez. Su designación busca llenar una vacante crítica en Madrid, puerta de entrada histórica de Argentina a Europa, tras la salida de Roberto Bosch. Mientras el Senado lo aprueba, el canciller Werthein designó a Sebastián Laino, un diplomático de trayectoria, como segundo jefe de misión en la embajada.
Otro cambio significativo es el nombramiento de Carlos Bernardo Cherniak como representante argentino ante la Organización de Estados Americanos (OEA), reemplazando a Sonia Cavallo. Esta decisión llega en un momento crucial: el próximo lunes 10 de marzo, la OEA elegirá en Washington D.C. al sucesor de Luis Almagro como secretario general. La votación enfrenta a candidatos como Albert Ramdin de Surinam, alineado con el chavismo, Rubén Ramírez Lezcano de Paraguay y el emergente Arnoldo André de Costa Rica. Ni Argentina ni Estados Unidos han revelado su preferencia, pero el resultado podría influir en las dinámicas regionales, especialmente ante el «bloque progresista» latinoamericano liderado por figuras como Lula, Claudia Sheinbaum de México y Gustavo Petro de Colombia.
Un contexto regional complejo
El guiño de Trump a Milei se da mientras el presidente estadounidense navega tensiones con Europa por su rol en las negociaciones entre Ucrania y Rusia, así como con líderes latinoamericanos de izquierda. En este escenario, un acuerdo comercial con Argentina podría consolidar una alianza estratégica en el hemisferio, alineada con la visión de libre mercado que ambos mandatarios comparten. Para Milei, además, representa una oportunidad de atraer inversiones y fortalecer la economía argentina, que busca estabilizarse tras años de crisis.
Por ahora, la diplomacia argentina trabaja contrarreloj para aprovechar el impulso político de Washington. Aunque los detalles del acuerdo comercial aún están en elaboración, el entusiasmo en Buenos Aires es evidente. El desenlace dependerá tanto de las negociaciones bilaterales como de la capacidad de Argentina para sortear las trabas del Mercosur y posicionarse como un socio confiable para Estados Unidos en la región.