Cámara de Representantes de Uruguay aprueba proyecto de eutanasia en medio de fuertes cuestionamientos éticos

La "muerte digna" se presenta como un acto de compasión, pero ¿es en realidad un eufemismo que oculta la aniquilación deliberada de una vida?

En una sesión extraordinaria celebrada el martes 12 de agosto, la Cámara de Representantes de Uruguay aprobó el proyecto de ley que regula la denominada “muerte digna” o eutanasia, enviándolo ahora al Senado para su tratamiento definitivo. Aunque presentado como un avance en materia de derechos individuales, la medida ha despertado una profunda preocupación entre sectores que advierten sobre los riesgos de abrir la puerta a prácticas que podrían vulnerar el derecho fundamental a la vida.

El debate parlamentario fue extenso, con posturas enfrentadas. Mientras sus promotores defienden que la ley busca dar una opción “compasiva” a quienes atraviesan enfermedades terminales o padecimientos insoportables, los críticos alertan que la norma podría derivar en abusos, presiones encubiertas sobre personas vulnerables y un debilitamiento del sistema de cuidados paliativos.

Para quienes se oponen, el problema central no es solo legal, sino cultural: “Una sociedad que normaliza que el Estado ayude a terminar con la vida, en lugar de garantizar todo el apoyo posible para preservarla, corre el riesgo de deshumanizarse”, señalaron representantes de organizaciones civiles y religiosas. Además, advierten que la eutanasia, una vez legalizada, tiende a expandirse más allá de los casos excepcionales, como ha ocurrido en otros países donde hoy se permite incluso para menores o personas con depresión severa.

El proyecto aún debe ser debatido en el Senado, pero su aprobación en Diputados marca un un punto de inflexión en la legislación uruguaya. Para algunos, representa un triunfo de la autonomía individual; para otros, una peligrosa renuncia del Estado a su deber de proteger la vida, especialmente la de quienes más necesitan apoyo y acompañamiento.

En un contexto donde el avance de leyes sobre bioética suele generar divisiones profundas, la decisión de Uruguay vuelve a poner sobre la mesa una pregunta incómoda pero inevitable: ¿hasta dónde puede una sociedad decidir sobre la vida y la muerte?

La eutanasia es en esencia una pretensión de asumir el poder divino de decidir sobre la vida y la muerte, desafiando la voluntad de Dios y vulnerando la santidad intrínseca de cada vida humana.

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Celeste Caminos
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