Cada día es precioso: aprende a aprovechar al máximo tu tiempo

Quizás hayas notado que el tiempo parece pasar cada vez más rápido con cada año que pasa; y no es solo tu imaginación. Tanto factores fisiológicos como psicológicos influyen en nuestra percepción del tiempo, haciéndolo parecer más corto. Además, está la realidad de nuestra vida limitada: cuanto más vivimos, menos tiempo nos queda, por lo que queremos atesorar este preciado bien.
Aprender a aprovechar al máximo el tiempo no solo puede ayudarte a aliviar la incómoda sensación de que se te escapa, sino que también puede ayudarte a llevar una vida plena y gratificante. Empecemos por analizar las razones por las que el tiempo parece acelerarse.
¿Por qué el tiempo parece acelerarse con la edad?
Cindy Lustig, profesora de psicología de la Universidad de Michigan, sugiere que nuestra percepción del tiempo puede estar fuertemente influenciada por nuestra perspectiva: el paso de los días, las semanas y los años parece lento mientras los experimentamos, pero más rápido al recordarlos. Esta sensación de aceleración se intensifica con la edad, ya que cada segmento de tiempo se convierte en una fracción cada vez más pequeña de nuestra experiencia vital total.
Además, el tiempo dedicado a experiencias variadas y nuevas, típico de los niños, parece durar más que el dedicado a actividades cotidianas habituales, común en los adultos. «Al mirar atrás, cuanto menos rica sea la representación, más parecerá que el tiempo pasó rápido», afirmó.
Según Adrian Bejan, autor del reciente libro » Tiempo y Belleza: Por qué el Tiempo Vuela y la Belleza Nunca Muere» , nuestra percepción del tiempo también se ve afectada por un fenómeno fisiológico. Nuestros cerebros están acostumbrados a recibir y absorber muchas más imágenes nuevas en la juventud que en la vejez. Esta reducción de imágenes puede hacer que el mismo tiempo parezca más corto.
Para mitigar este sentimiento, Bejan sugiere que nos esforcemos por experimentar cosas nuevas y fuera de nuestra rutina habitual, mientras que Lustig nos anima a “aprovechar al máximo el tiempo que tenemos”.
Cómo aprovechar al máximo tu tiempo
1. Utiliza tu tiempo de manera eficaz
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” – Pedro 4:10
Cada uno de nosotros tiene sus propios talentos otorgados por Dios y un tiempo limitado en la Tierra, que debemos aprovechar al máximo. Honra tus habilidades naturales y aprovéchalas; pueden convertirse en herramientas valiosas para alcanzar tus metas. Ya seas un artista talentoso, una persona sociable o un genio de las matemáticas, tus habilidades únicas son un activo que puedes incorporar en todos los aspectos de tu vida.
El tiempo dedicado a hacer cosas que se te dan bien suele traer satisfacción y buenos resultados, mientras que intentar encajar una clavija cuadrada en un agujero redondo puede traer frustración e inutilidad. Si bien es genial probar cosas nuevas y dar lo mejor de uno mismo, también es prudente reconocer tus límites y aprovechar tus fortalezas.
2. Preservar el tiempo
Un error que cometemos a menudo es desperdiciar nuestro tiempo libre. Los descansos y las vacaciones son importantes y saludables; pero si no están estructurados, todo ese tiempo de calidad potencial se pierde para siempre.
En lugar de desconectarte frente al televisor o navegando por las redes sociales, planifica actividades que te ayuden a crear recuerdos y crecer. Haz algo con amigos, sal al aire libre, lee un libro inspirador, haz ejercicio, medita o emprende un proyecto de bricolaje para llenar tu tiempo libre de valor.
Desafortunadamente, es fácil dedicar más tiempo del que crees a actividades inútiles. Llevar un diario del tiempo puede ayudarte a identificar dónde se desperdicia el tiempo para que puedas aprovecharlo mejor. Empieza a llevar un cuaderno contigo a lo largo del día y anota cada actividad con su hora de inicio y fin. Incluye todo: trabajo, tareas del hogar, cuidado personal, descansos y distracciones, y sé específico. Al final del día, suma el tiempo dedicado a cada actividad.
Después de una semana, podrías observar un patrón de hábitos que te hacen perder el tiempo. Si te sorprende la cantidad de tiempo que dedicas a algo, te inspirarás a modificar tu entorno o tu comportamiento en consecuencia. El tiempo ahorrado puede utilizarse para actividades más significativas.
3. Concéntrate en actividades significativas
Una vida plena se compone de actividades significativas, alineadas con tus valores fundamentales y objetivos personales. Si tu agenda está llena de tareas innecesarias que te abruman y te hacen sentir estancado o desmotivado, es hora de priorizar.
No importa cuántos trabajos tengas, tu principal responsabilidad es ser fiel a ti mismo. Prioriza tus compromisos: abandona las actividades que entran en conflicto con tus valores y concéntrate en aquellas que enriquecen tu vida y te ayudan a servir a los demás. Quienes siguen un camino espiritual saben que algunas de las actividades más significativas implican «no velar por sus propios intereses, sino por los intereses de los demás». – Filipenses 2:4
Claro que hay cosas inevitables, así que identifica áreas donde puedas optimizar las tareas que no te aportan valor. Si puedes delegar, compartir tus responsabilidades puede ahorrarte tiempo y ayudar a otros a crecer. La tecnología también puede ser una herramienta increíble; solo asegúrate de usarla tú, y no al revés.
4. Haz que todas tus actividades tengan significado
No importa si logras o no abordar todo lo anterior si puedes hacer esto: desacelera y vive el momento. Deja de hacer varias cosas a la vez y concéntrate en una sola cosa a la vez. Cada actividad puede ser una experiencia maravillosa y meditativa si la abordas con la mentalidad adecuada.
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.” – Colosenses 3:23
Esto se alinea con la tradición budista de la atención plena. Actualmente, la atención plena está ganando popularidad por sus notables beneficios para la salud. Es un estado de consciencia cultivado. Sin necesidad de colchonetas de yoga, cánticos ni incienso, podemos aprender a estar plenamente presentes en cualquier situación. Ya sea al comer, conducir o fregar el suelo, puedes hacerlo con atención plena.
Empieza por prestar más atención a las cosas sutiles, como tus sensaciones, pensamientos y observaciones. Acéptalas sin juzgarlas y abstente de intentar cambiarlas. Con la práctica, desarrollarás tu capacidad de mente sobre materia, y el tiempo podría parecer que se ralentiza.
Por Ila Bonczek







